Sarah Guri-Rosenblit
¿Cuál es la situación del aprendizaje virtual en su país, Israel?
Hay que distinguir entre el aprendizaje virtual y la educación a distancia. Actualmente, la mayor parte de las instituciones educativas ofrecen cursos en línea o materiales multimedia (aprendizaje virtual), pero la primera institución de educación a distancia israelí fue la que yo represento, la Universidad Abierta de Israel, fundada en 1974.
¿Cómo se fundó la Universidad Abierta de Israel?
En aquel momento la Open University británica lideraba la revolución de la educación a distancia. Entonces las instituciones que se dedicaban a la educación a distancia tenían muy mala reputación porque ofrecían un nivel de calidad muy bajo. La Universidad Abierta de Israel se fundó siguiendo el ejemplo británico y fue fruto de una decisión pública, como la mayoría de las universidades de los años setenta. Además, el ministro de Educación de aquel momento recibió fondos de la familia Rotshchild. Incluso ahora, el presupuesto de la Universidad que procede del Gobierno es mínimo, un 20%; el resto proviene de la matriculación de los alumnos y otros fondos.
¿En qué se centran actualmente sus investigaciones?
Me interesa mucho la enseñanza virtual. Hay mucha confusión entre el acceso a la información y la construcción del conocimiento. Las nuevas tecnologías digitales nos permiten acceder a una gran cantidad de información, pero para poder construir un conocimiento que tenga sentido, hace falta la orientación de expertos y profesores. No puede ser que los profesores queden al margen del proceso de aprendizaje; tienen que situarse en el mismo centro. Y no solo esto: en general se da por supuesto que tienen habilidades y competencias en línea, pero algunos son completamente reacios a los entornos digitales. Son algunas de las presunciones erróneas que hoy detecto en el aprendizaje virtual.
¿Significa eso que los profesores no se adaptan adecuadamente ni con la rapidez necesaria al nuevo escenario digital?
En primer lugar, me gustaría recalcar que el gran cambio en la enseñanza del último siglo ha sido la gran cantidad de estudiantes que acceden a la educación superior. En 1940 solo había un millón de estudiantes... ¡en todo el mundo! Actualmente hay casi 200 millones. Por lo tanto, la universidad tiene que adaptarse y lo hace con sistemas muy heterogéneos (por ejemplo, las universidades comunitarias de EE. UU.). En la actualidad, no podemos hablar de una universidad, porque las hay de muchas clases. Y en la era del aprendizaje virtual, creo que el profesorado tiene la obligación de ayudar los alumnos a construir conocimiento y que no se han dicho ni se han hecho suficientes cosas para adaptarse.
¿Cuál es el principal reto al que tiene que enfrentarse hoy el aprendizaje virtual?
Creo que lo más importante es que la tecnología se considera en general una respuesta de la que no se saben las preguntas. No está claro por qué los profesores y otros muchos profesionales tienen que utilizar la tecnología. La tecnología ha entrado en todos los ámbitos de nuestra vida; incluso en actividades que giran alrededor de la universidad (bibliotecas, matriculación, gestión, etc.) las tecnologías han sustituido los antiguos procedimientos, pero el mismo proceso de enseñanza y aprendizaje no ha cambiado sustancialmente.
¿Las expectativas eran demasiado altas?
En mi último libro analizo las grandes expectativas de las tecnologías digitales en la educación superior y la realidad actual, y existe una gran distancia entre ambas. Pero esto ocurre con todo tipo de tecnologías; cuando se introduce una nueva tecnología hay muchas expectativas al principio y después viene una fase de decepción. A la larga, las tecnologías cambiarán radicalmente nuestra manera de vivir, ya lo están haciendo, pero en el proceso de aprendizaje-enseñanza costará más. Peter Drucker predijo en 1997 que todos los campus universitarios se extinguirían como los dinosaurios, pero yo no creo que esto llegue a ocurrir, porque la interacción social entre alumnos jóvenes es muy importante, y no solo para la construcción de conocimiento.
¿Qué opina de los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC)?
Pueden ser recursos excelentes tanto para el profesorado como para el alumnado. En determinados casos, sustituirán algunos cursos, pero no creo que puedan sustituir un programa académico. Incluso ahora, más del 80% de los alumnos que se matriculan en un MOOC lo abandonan antes de finalizar: simplemente quieren probarlo. ¿Y quién se matricula? Profesionales, estudiantes graduados, profesores... Todos quieren saber cómo es un buen curso de una institución prestigiosa como Stanford, Berkeley, el MIT y después utilizarlo tal vez como recurso en su actividad docente. Pero sin una orientación clara, especialmente para los estudiantes de los primeros cursos, no podrán sustituir en absoluto un programa.
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