Simona Levi
En el encuentro 15MP2P se ha hablado mucho del fenómeno del 15-M. Se ha definido como un «movimiento social», un «movimiento transversal», un «cambio histórico» o una «revolución». ¿Tú cómo lo definirías?
Para mí es un cambio histórico, una revolución. La mejor definición dentro de este cambio histórico la dio uno de los ponentes, Amador Fernández-Savater, cuando se refirió al «clima» que se ha establecido por diferentes aspectos. Y el 15-M es un momento histórico que tiene lugar debido al cambio tecnológico que implica internet, del mismo modo que se dieron otros cambios históricos a raíz de la aparición de la imprenta o la industrialización. Así que es un poco todas estas cosas. Y no se trata de un movimiento social, porque, si nos referimos a lo que nos imaginábamos como movimientos sociales del pasado, el 15-M es algo más complejo donde los agentes transformadores se organizan de formas diferentes.
En tu ponencia también te has referido al 15-M como un «movimiento nativo digital». ¿A partir de ahora, los cambios históricos utilizarán este paradigma?
Sí, supongo que pasará como en su momento con la imprenta. Antes de la imprenta la propaganda se hacía de otro modo. Son cambios de fases. Y lo que internet provoca es una desintermediación que cambia las relaciones con el poder, con la información y la capacidad de ejercer el empoderamiento y ser activos conociendo mejor el propio entorno. Por todo ello, no creo que haya marcha atrás.
¿La tecnopolítica, es decir, el uso de la tecnología para movimientos políticos, debe ser en línea y fuera de línea? ¿Si tan solo se queda en la red, no se va a ninguna parte?
Sí, exacto. En internet se da un enorme impacto en la forma de pensar, pero después las transformaciones de nuestro entorno vital se producen en el espacio físico.
En el encuentro habéis hablado de la importancia de dar el salto al poder político y de cómo gestionarlo desde un movimiento diseminado, horizontal y variado. También os habéis referido al «techo de cristal» que os encontráis con relación a las instituciones, al poder. ¿Es lo bastante maduro el movimiento para dar el salto electoralmente ya?
El «clima» del 15-M está creando dispositivos activos en muchos frentes. Y uno de ellos, en el que hay una parte de los agentes transformadores actuales, es el frente electoral, del mismo modo que hay otros que asaltan los espacios jurídicos, de los derechos básicos, etc. Y sí, creo que actualmente se dan todas las condiciones para dar el salto electoral.
Para dar este salto, sin embargo, hay que pervertir el modelo horizontal y sin líderes, ya que habría que verticalizar y poner a alguien en las listas electorales, ¿no?
No. Quieren hacernos creer que para ocuparnos del espacio electoral debemos ser un partido tradicional, y eso sería como decir que para auditar la deuda tenemos que abrir una auditoría o que para ocuparnos de los bancos debemos ser un banco. El Partido X se presenta sin rostros precisamente para no entrar en esa lógica de personalismos y de representatividad. Hay batallas en las que tenemos que luchar, y en cada una utilizaremos la mejor táctica, pero manteniendo nuestras formas.
En el encuentro he echado de menos un poco de autocrítica. Por ejemplo, en las manifestaciones se utilizaba el lema «Somos el 99%» de la ciudadanía, pero después el PP ganó las elecciones generales con mayoría absoluta. ¿Por qué la gente no votó en la misma línea con la que se salió a la calle?
¿Pero qué línea? Votar no es un acto de democracia, sino que tienes un catálogo con gente muy mala y debes elegir al menos peor. En este sentido el 15-M no se había planteado nada. De hecho, se seguían las actividades en la asamblea a sabiendas de que saldrían aquellos resultados. En aquel momento todavía no se había planteado atacar ese frente, porque no habría habido fuerza, consenso ni capacidad para hacerlo. Ahora, en cambio, se ha cambiado de perspectiva y se quiere romper este techo. En realidad, el cuerpo electoral mayor son los que no han votado y el 15-M se ha manifestado, mayoritariamente, en la parte que no ha participado en ese juego.
Al inicio de la intervención te has presentado irónicamente como una perroflauta. ¿La distorsión de la imagen del movimiento es todavía un estigma o ya ha quedado atrás?
Hice esta broma con referencia a que a veces los analistas de fuera hablan de nosotros como de unos perroflautas, pero después el ABC publica una noticia del encuentro y dice que participan un centenar de intelectuales.
En tu intervención también has hablado de los paguros -un cangrejo (cangrejo ermitaño) que ocupa las conchas vacías dejadas por otros- para referirte a los parásitos que se aprovechan del trabajo hecho desde el movimiento. ¿Es habitual esto? ¿Y hasta qué punto puede ser un problema?
Esto siempre es habitual y siempre es un problema. Pasa en todos los movimientos sociales. Cuando han terminado un ciclo y se han transformado en otra cosa dejan un espacio donde después se instalan personas menos capacitadas, dogmáticas, malintencionadas o, sencillamente, con falta de visión política. Tienden a ocupar marcas que han tenido éxito y que ya no tienen su razón de ser. Una prueba de lo que estoy diciendo es cuando se decidió evolucionar y marcharse de las plazas ocupadas mientras una minoría -que no era de los primeros que se habían instalado- quiso quedarse.
La verdad es que la imagen del final de la ocupación en la plaza de Catalunya alimentaba el cliché negativo, puesto que todo estaba lleno de perroflautas...
Sí, por eso estos parásitos son peligrosos, porque ocupan el espacio que los otros hemos dejado. Pero el 15-M no dejó de funcionar por dejar las plazas. De hecho, ha sido a partir de entonces que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o 15paRato, entre otros, han tenido sus mayores éxitos. Por eso, en mi opinión el 15-M está muy vivo, lo que pasa es que hay los que intentan perpetuar las estructuras vacías y producen imágenes negativas. Y esto es lo que el sistema desea. Estos parásitos son un problema para las transformaciones sociales, pero hay que tenerlos en cuenta, porque siempre los hay.
Muchos ponentes habéis recordado que el movimiento está vivo y está constantemente mutando para silenciar las voces que dicen que está acabado.
Pero es que una de las razones por las que cada vez podemos hablar menos del 15-M es que cada vez hay más paguros. Y, en lugar de perder el tiempo intentando que estos paguros te liberen la asamblea y te dejen trabajar, acabas abandonando aquel espacio y montando otra cosa. Y esto provoca que los medios de comunicación aún hablen del 15-M cuando, en realidad, la potencia del movimiento actualmente se encuentra en una serie de catalizadores activos de temas concretos, como la PAH, el Partido X, la Marea Blanca, la Primavera Valenciana, etc. Ya no se habla del 15-M, porque se ha llenado de parásitos y porque en muy pocos espacios que todavía se denominan como tales se respira y practica el clima propio del 15-M.
Pero, si la gente desconoce todo eso, se confunde.
Por eso son muy importantes jornadas como estas, porque escribimos la crónica los que estamos adentro. Porque, si no, la opinión pública, los historiadores o los periodistas, al no ser sujetos activos y enterarse de estos cambios algo más tarde, no lo explican correctamente. Y porque es muy difícil de interpretar cuando nos encontramos ante un fenómeno nuevo con problemas para ser definido, sin caras visibles, sin una única forma de hablar, etc. Las novedades siempre son difíciles de explicar y comprender.
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