La doble cara del roaming gratis
El objetivo de la Comisión Europea es suprimir completamente la itinerancia o roaming el 15 de junio de 2017. A las operadoras solo les queda un año para ir moviendo ficha en este sentido. La carrera ya ha empezado y Vodafone es la primera en tomar medidas: ha eliminado, desde este 20 de junio, el roaming en la UE y en los EE. UU. para las tarifas de internet móvil (tabletas, ordenadores portátiles y móviles). Para Jose Antonio Morán y Carlos Monzo, profesores de Telecomunicación de la UOC, «es indiscutible pensar que los usuarios saldrán beneficiados cuando las compañías de telefonía operen con roaming gratis, pero a corto plazo se les puede volver en contra».
España es un país que recibe tradicionalmente muchos más turistas de los que salen a otros países. Según estos expertos, este hecho puede provocar, por ejemplo, que en pueblos costeros, donde se multiplica la población durante el verano, haya complicaciones en la conexión a internet. «El incremento de necesidades de servicio por afluencia de turistas puede provocar la saturación del operador local y reducir notablemente la calidad del servicio a sus clientes, los mismos que sufragan con sus contratos el despliegue de la infraestructura en aquella zona», explican Morán y Monzo.
Hasta este momento los operadores facturaban por el roaming, y con eso podían hacer frente a las inversiones necesarias para dotar esas zonas de una infraestructura que cubriera los picos de consumo. Pero con su eliminación, según el informe de Juniper Research (2015), los ingresos de las compañías telefónicas caerán un 28 % en Europa en 2017, y por consiguiente, «es lógico pensar que el sector deje de invertir en esas localizaciones porque no tendrán capacidad de recuperar la inversión», explican.
Así, la pregunta que surge es: ¿los ciudadanos españoles tendrían que pagar el tráfico que consumen los turistas? Ante este escenario, para los profesores de la UOC sería comprensible que las entidades reguladoras pudieran aplicar excepcionalmente políticas de compensación entre operadores, «siempre que demostraran que son necesarias y revirtieran en la mejora de la red». Por otro lado, sería previsible que, al desaparecer el roaming, «las compañías optaran por subir las tarifas con el objetivo de mantener el mismo servicio de calidad».
Cambio de tendencias a medio plazo
En 2017 la facturación de las operadoras por roaming vendrá fundamentalmente de los viajes que los europeos hagan a Norteamérica, China y otros países de Asia oriental. La caída de ingresos por su eliminación dentro de Europa hace difícil pensar, dicen Morán y Monzo, que no tendrá consecuencias también a medio plazo de cara al usuario, no solamente en una subida de precio y en el ritmo de inversiones, sino también en promociones como la financiación de terminales (smartphones).
Sin embargo, la supresión del roaming «puede producir un cambio de tendencia en el comportamiento del usuario, hasta ahora habituado a desconectar el servicio al viajar a otros países», remarcan. Es decir, el usuario se acabará acostumbrando al tránsito sin roaming por Europa, y cuando entre en países con recargo de tarifa, como los EE. UU., tendrá que pensar de nuevo en desconectar los datos si no los necesita y no quiere un recargo extra.
Los profesores piensan, además, que la supresión del roaming favorecerá un mayor uso del móvil de las personas que viajen a diferentes países de Europa. En este sentido, el responsable del estudio Juniper, Nitin Bhas, apunta que en lugar de subir las tarifas domésticas y la de los países de fuera de la UE, las operadoras tendrían que favorecer un mayor uso del móvil. Tendrán que trabajar de manera más estrecha con los proveedores y agregadores de contenido con el objetivo de incorporar extras y servicios que aporten valor a los usuarios.
Roaming, un paso más para la neutralidad en la red
Internet es un bien preciado que ya se equipara a un servicio básico como puede ser la electricidad, el agua o el teléfono. Por eso existe el principio de neutralidad en la red, «para garantizar un tráfico en la red con las mismas condiciones para todo el mundo», aclara Robert Clarisó, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC. Los EE. UU. y Europa dan pasos para blindar esa neutralidad: los primeros, por ejemplo, con la reciente victoria legal para un acceso a una internet de gran velocidad para todo el mundo, y la segunda, con la eliminación definitiva del roaming en 2017.
La regulación de este principio es diferente entre esas zonas: «EE. UU., un mercado en general más liberal, da más flexibilidad a las empresas, mientras que en Europa la mayoría de industrias están más reguladas», dice Clarisó. En Europa, las compañías de telecomunicaciones querrían poder definir servicios personalizados (es decir, discriminar el tránsito), pero la normativa de la UE está alineada con la defensa de esta neutralidad y persigue que las operadoras no obstaculicen el tráfico en la red por ningún motivo (volumen, origen, destino o contenido de los datos, etc.).
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