"La gente no es consciente de que el 90 % del código de ChatGPT proviene de la investigación universitaria"
Cecilio Angulo, presidente de la Asociación Catalana de Inteligencia Artificial
La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) organizó entre el 9 y el 11 de abril la Conferencia Internacional sobre Redes de Información Avanzadas y Aplicaciones, AINA-2025, una cita de referencia para los investigadores y profesionales de materias como la inteligencia artificial (IA), la ciberseguridad y la computación distribuida. Uno de los ponentes más destacados del encuentro fue Cecilio Angulo, presidente de la Asociación Catalana de Inteligencia Artificial, doctor en matemáticas aplicadas y catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya.
Al ritmo que evoluciona la tecnología, prácticamente se puede decir que ha pasado una eternidad desde 2013, año en que se celebró por primera vez el congreso AINA en España. ¿Cómo ha cambiado el sector tecnológico desde entonces?
Principalmente, hay que destacar la revolución relacionada con la inteligencia artificial, que alcanza a todos los sectores. Hasta el punto de que ya hace unos cuantos años que cuando visitas el Mobile World Congress todo es IA, IA y más IA. Y, en el fondo, tiene sentido: al final, un móvil no deja de ser un ordenador más portátil que el que usamos habitualmente. O, a la inversa, un portátil es como un móvil con una pantalla más grande. Es una dualidad que cada vez se ve más claramente que tiende hacia un único elemento. Y durante este periodo hemos pasado de hacer aplicaciones de IA más o menos vistosas a un punto en el que la tecnología ya es transparente y utilizas la IA sin tener que darle demasiada pomposidad, es decir, que ya se aplica por defecto.
“Las universidades están llegando rápidamente a niveles técnicos de solución más altos, mucho más evolucionados y próximos a los mercados”
Y previamente también se produjo la revolución de la nube, ¿verdad?
Correcto, es otro cambio muy importante de los últimos años. Todo lo hemos llevado al cloud y a la web. Antes, todo el mundo quería tener máquinas y más máquinas para poder computar y trabajar. Hoy en día todo esto ya está superado. Hemos vuelto a tener poco más que terminales y todo se hace con algún servidor que no sabes dónde está ni cómo trabaja. Mientras te dé servicio, ya te basta. Y creo que ahora estamos a las puertas de un tercer cambio que también puede ser trascendental y que pienso que en algún momento llegará: la tecnología cuántica, que tendrá una gran implicación en materia de ciberseguridad y en cómo dar más fiabilidad a los sistemas que están trabajando de forma distribuida.
Y entiendo que, evidentemente, estos cambios se han traducido también en el congreso y en la tecnología y la investigación que se muestran allí.
Exacto, la tecnología de red se ha tenido que modificar con estas nuevas herramientas. Hemos pasado de capas más cercanas al hardware a capas de compartición y de red que están en un nivel superior. Yo siempre digo que para plantear una solución informática, primero debes tener energía, después tienes que disponer de hardware, más tarde debes tener un software y ahora ya necesitas contar con una IA. Y con el tema de las redes ocurre exactamente lo mismo. Hemos pasado de las redes que se conectaban y hablaban entre sí a través de un protocolo predefinido a sistemas más inteligentes, en los que intentas que sigan unas regulaciones que permitan trabajar de forma más flexible.
¿Por qué es importante que congresos como AINA-2025 se celebren en Barcelona?
Primero, es importante que se organicen, porque poder intercambiar conocimientos desde diferentes puntos de vista siempre ha sido clave para la investigación científica. Si, además, se celebran en Barcelona, aún mejor porque así puede haber una mayor implicación de los investigadores y el sector tecnológico local. Al final, en estos congresos tienen importancia las investigaciones que se presentan, pero seguramente es aún más crucial la red de contactos que se crea. Estar en contacto con especialistas de todo el mundo para establecer alianzas o futuros trabajos conjuntos siempre ayuda a mejorar. Y si se hace en Barcelona, hay más posibilidades de que la gente de nuestras universidades pueda ir.
Globalmente, ¿cómo está la investigación sobre las tecnologías asociadas a las redes de información avanzadas y las aplicaciones relacionadas? ¿Hay muchos recursos para hacer investigación?
Sí, se dispone de muchos recursos porque detrás hay grandes empresas tecnológicas, como por ejemplo con respecto a la investigación en cloud. Además, cada vez tendemos a trabajar sobre unidades más pequeñas, haciendo que los usuarios y usuarias tengan un acceso fácil y transparente a los servidores. En consecuencia, tanto da que tu trabajo se ejecute en un servidor o en otro. El sistema debe responderte y lo tiene que hacer lo bastante rápido como para que no te des cuenta. Yo, cuando trabajo con supercomputación, no sé si lo que estoy ejecutando se está haciendo aquí, en Rumanía o en Turquía. Lo que quiero es que vaya de prisa y que funcione correctamente, y hacia aquí va orientado nuestro trabajo.
Y, en esta carrera por evolucionar todos estos recursos, ¿qué papel juegan las universidades ante el impulso de las empresas privadas?
Yo me dedico a la IA y estoy más en contacto con la investigación en las capas superiores de la programación. Y lo que observo es que todas estas empresas que ahora están en boca de todo el mundo están sacando provecho de toda la investigación que han realizado durante muchos años las universidades, así que estaría bien ver cómo harán un retorno de esto. Por ejemplo, la gente se maravilla con ChatGPT, pero no sabe que más del 90 % del código escrito para que funcione proviene de la investigación universitaria. Es código libre que las universidades hemos generado. No estoy quitando valor al hecho de que se haya conseguido que esto sea productivo, ni al riesgo que representa llevarlo al mercado y que funcione. Pero que la base procede de las universidades es innegable y es necesario decirlo.
¿Y las universidades pueden intentar llegar a estadios más aplicados y menos de base o teóricos?
Yo creo que si miramos quién publicó investigaciones en AINA-2013 y quién lo ha hecho en AINA-2025 nos sorprenderíamos de ver la gran cantidad de gente que ahora ya colabora con mayor regularidad con la empresa. Las universidades están llegando rápidamente a niveles técnicos de solución más altos, mucho más evolucionados y próximos a los mercados. Y, a su vez, a las empresas cada vez les interesa más estar en contacto con la academia y saber cuanto antes qué se está cociendo y qué está funcionando en el campo teórico, porque están haciendo una inversión muy fuerte en investigación e innovación y no se quieren quedar fuera de juego.
¿Cuál es el nivel de esta investigación académica en España y en Cataluña?
El nivel es alto y prueba de ello es que siempre tenemos por aquí rondando a grandes empresas que buscan colaborar con nosotros y mucha gente que trabajó en esto también. Hay muchos headhunters reclutando gente para llevársela a la empresa. ¿Cuál es la gran diferencia entre unos y otros? La más importante es la inversión que puedes dedicar. En el ámbito universitario no te puedes plantear construir soluciones que sean tan universales, tan robustas y con tantos usuarios como las que se pueden crear desde la empresa privada. Pero, igualmente, dentro de nuestro campo de actuación, yo creo que estamos en el nivel más alto.
Uno de los temas del momento es la ciberseguridad, de la que se habló, y mucho, en AINA-2025. Hay analistas que dicen que es el campo donde se librarán las próximas guerras entre estados y, a la vez, estamos observando grandes potencias mundiales asociadas con líderes tecnológicos. Desde el corazón del sector tecnológico, ¿cómo lo vivís? ¿Qué pensáis de esto?
Puede haber muchas aproximaciones al respecto. La primera: pensar que el primer campo de batalla lo tenemos en casa. Hemos visto hace poco que se producen ataques muy cerca que tienen éxito y se hacen con información muy sensible. Ya te puedes imaginar que otras entidades recibimos ataques como este cada minuto y debemos tener la máxima capacidad de respuesta. A pesar de que seamos instituciones públicas, las soluciones de seguridad de las que disponemos son propias y conseguimos que no ocurra nada. Así que no lo hacemos mal.
Decía que había varias aproximaciones…
Sí, la segunda guarda relación con quién lucha contra los ciberataques y quién los origina. Poder promover ciberataques para ver cómo los controlas no es malo. Es necesario, porque todas las soluciones de seguridad que creas se han tenido que probar antes. Lo que puede ser reprobable es la intención que puedas dar a un ciberataque. Y lograr que no haya esta mala intención ya es un tema más humanístico y sociológico que se me escapa.
A usted y creo que a todo el mundo…
Y todavía planteo un tercer elemento: estos ciberataques y las respuestas que se les puedan dar se pueden llevar a cabo desde muchos niveles. Empezando por los más bajos, como el hardware, y pasando por el software, pero últimamente también hemos visto que se llega a fórmulas como las fake news, que también se pueden considerar otro tipo de ciberataques. Es una cuestión complicada y con muchos niveles en la que se tendrá que trabajar considerablemente.
Otro tema que interesa mucho y que también tuvo un gran peso en el congreso es el que está relacionado con la sostenibilidad de todas estas tecnologías tan avanzadas. ¿Hacia dónde evoluciona la cuestión? ¿Podemos esperar una tecnología potente, evolucionada y también sostenible?
La pregunta es qué consideramos sostenible. Yo defiendo que no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia. Por ejemplo, en mi campo, el de la IA, se afirma que cualquier prompt que se usa con ChatGPT consume treinta veces más recursos de redes y centros de datos que una búsqueda de Google. De acuerdo, puede ser cierto. Pero la gente que utiliza prompts con ChatGPT generalmente lo hace por un tema productivo. ¿Alguien se plantea cuánto gastan, por ejemplo, todos los millones de memes y de fotos de gatitos que se envían cada día por WhatsApp? Porque puede ser que tú gastes más recursos enviando estas imágenes de poco valor que yo con un prompt productivo. Si miramos cuánto se ha consumido enviando todas las fotos de la comilona que celebramos el sábado, seguramente nos llevaremos una sorpresa. Todos queremos conseguir el mínimo consumo posible de energía, esto es obvio, pero culpabilizar de este alto consumo de energía al uso de este tipo de solución más inteligente es falso y perverso. Hay un consumo de recursos más elevado, evidentemente, pero también un autobús consume más que un coche y la solución es el autobús, no treinta coches.
Otro tema candente del momento sobre el que ya hemos hablado, pero que también es su especialidad: la inteligencia artificial. ¿Somos conscientes del momento en que vivimos y de cómo nos está impactando? Porque usted hace décadas que se dedica a ello…
Aquí el tema no es qué estás haciendo, sino cómo lo percibe la sociedad. La gente no es consciente de la cantidad de tecnología que es necesaria tan solo para poder hacer una simple llamada telefónica entre dos personas. Imagínate con la cantidad de gente que hay en el mundo y la diversidad de vías de comunicación que tenemos. Satélites, cables submarinos, redes, centros de datos, de procesamiento… Todo esto es invisible para la gente, y, en cambio, alucinan con herramientas como ChatGPT, que son muy productivas, pero que, en el ámbito de la investigación, no hay para tanto. La IA no es un invento de ahora, yo ya hice mi tesis doctoral sobre esto hace treinta años. Pero entonces era complicado explicar qué estaba haciendo y ahora la gente lo puede visualizar mucho más fácilmente y lo encuentra fantástico.
Pero la teoría que hay detrás de la IA generativa es de hace diez años, no es tan avanzada.
Exacto, pero ahora hay un hype que nos sitúa ante la necesidad de reconocer que tenemos que transformar la forma cómo se transmiten los conocimientos. La idea de que todo está en internet ya hace años que la tenemos. Entonces, ¿por qué seguimos explicando todo esto que ya está en internet? Está allí. Ahora hay que aplicar el criterio para distinguir qué es interesante y qué no. La IA está evidenciando que la sociedad se tiene que poner al día y hacer cambios estructurales. Hace años que hablamos sobre este tema, pero no se hace nada al respecto.
UOC R&I
La investigación e innovación (I+i) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo XXI mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital.
Los más de 500 investigadores e investigadoras y más de 50 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC, un programa de investigación en aprendizaje en línea (e-learning research) y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (eHC).
La universidad impulsa, también, la innovación en el aprendizaje digital a través del eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik.
Los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC. Más información: research.uoc.edu.
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Anna Sánchez-Juárez