5/6/25 · Cultura

"La división entre cultura y ciencia es un error: esta visión ha hecho muchísimo daño"

María Sánchez, artista
María Sánchez

La artista va a compartir su visión particular y poética del campo en las jornadas organizadas por la UOC y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. (Fotógrafo: José González)

María Sánchez es veterinaria y escritora. Aunque puedan parecer profesiones alejadas, Sánchez reivindica el valor del territorio y la cultura rural desde ambas facetas. Su obra escrita quiere recuperar el patrimonio rural que está siendo arrasado por la cultura urbana y tecnológica de nuestra época, y como veterinaria trabaja con ganado de razas autóctonas en peligro de extinción. La artista va a compartir su visión particular y poética del campo en las jornadas Studium Generale, organizadas por la UOC y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y que tendrán lugar en el mismo museo los días 12 y 13 de junio. El evento reivindicará el papel protagonista de la mujer tanto en el cultivo y el mantenimiento de la tierra como en los cuidados en general.

 

¿Cómo has llegado a la cultura desde tu perfil científico de profesional de la veterinaria?

Para mí, todo tiene que ver con la cultura: estoy en contra de asociar la cultura al arte, a los artistas y a una cierta élite. Una persona que trabaja la tierra y una que pastorea un rebaño también están haciendo cultura. Desde pequeña, fui una gran lectora y quería formar parte de este universo, pero siempre tuve claro que quería estudiar veterinaria. Durante mis estudios me rebelé contra esta división: para mí, una ecuación matemática es igual que un poema. Todo es cultura. Un ejemplo: mi abuelo tenía, entre sus libros, una obra publicada en 1942 sobre veterinaria y cada capítulo empezaba con una cita literaria. Era precioso. Pienso que crear una división entre cultura y ciencia es un error: esta visión ha hecho muchísimo daño.

 

¿Trabajas de veterinaria porque es demasiado difícil vivir de la cultura? ¿O consideras que las dos facetas son complementarias?

No me interesa vivir de lo que escribo. Mi trabajo como veterinaria es vocacional. Trabajo como autónoma y con razas autóctonas en peligro de extinción. No quiero vivir de la cultura porque es un mundo precario, y no quiero tener que escribir deprisa o desde lugares que no me gustan. He tardado siete años en publicar cada uno de mis libros de poesía, y este es un trabajo que no hago con un fin económico. Es verdad que siempre escribo cansada, ya que lo hago después de trabajar. Sin embargo, estoy contenta de hacerlo así, con tranquilidad y siendo honesta con el poema.

 

¿Cuáles son para ti las condiciones ideales para escribir?

No tengo unas condiciones especiales. Virginia Woolf hablaba de tener una habitación propia y dinero —siempre se obvia esto último cuando se menciona la habitación propia—. En mi caso, aprovecho cualquier momento para escribir. A veces estoy conduciendo, yendo para una granja, y se me aparece un poema, por lo que paro el coche y me pongo a grabarlo o escribirlo: si esperase, quizás no escribiría.

 

Tu trabajo es, en cierta manera, reivindicativo de una forma de vivir y ver el mundo. ¿Crees que cultura y activismo deben ir siempre unidos? 

La palabra activismo se me queda grande. En todo caso, toda persona tiene una ideología, ya esté escribiendo un poema, fabricando una mesa o zurciendo un calcetín. La persona elige desde dónde mirar el mundo. Este poso está siempre presente: para mí, es inseparable. Un queso es un artefacto intelectual, saber llevar una huerta es un saber intelectual… Mi último libro, Fuego la sed, trata de despedirse de un lugar y quererlo de nuevo porque ha cambiado por la emergencia climática. Quizás debemos comenzar a mirar todo lo que nos rodea de otras formas.

 

La sociedad actual está dejando perder el legado del mundo rural y toda su riqueza lingüística y cultural. Tu escritura es una forma de evitar esta pérdida. Sin embargo, ¿hay otras medidas que podemos tomar para ello?

Creo que debemos empezar a tomar conciencia de la importancia de los medios rurales para la vida. Si el campo se para, la ciudad se para. En un contexto de emergencia climática como el que vivimos, deberíamos introducir formas de producción más sostenibles, fomentar la producción local y la ganadería extensiva, y aplicar los nuevos conocimientos científicos al entorno rural para hacerlo más sostenible y diverso.

“Debemos empezar a tomar conciencia de la importancia de los medios rurales para la vida”

¿De dónde te viene este gran interés por el mundo rural?

Soy de Andalucía, mi familia tenía un rebaño de cabras y una quesería. Ahora vivo en una aldea de Galicia, en la provincia de Lugo, y tengo una huerta. He vivido en varias ciudades (Córdoba, Lisboa, Madrid, etc.) y me gusta visitarlas, pero no viviría allí. No puedo entender mi vida sin el campo.

 

¿Cuán necesaria es la visión feminista del territorio?

Es muy necesaria. Pertenezco al colectivo Hermanas de Tierra. Somos mujeres rurales con una mirada agroecofeminista y cada 8 de marzo lanzamos un manifiesto. En mi segundo libro, Tierra de mujeres, hago un homenaje a mi bisabuela, mi abuela y mi madre. Ellas fueron amas de casa y casi no fueron a la escuela. Mi abuela era analfabeta y mi madre dejó la escuela a los doce años. Trabajaban en la recogida de aceitunas. Cuando era adolescente, me di cuenta de que eran los hombres los que tenían el dinero y ocupaban el espacio público. El libro es una especie de duelo que se pregunta a dónde habrían podido llegar ellas si hubieran tenido los privilegios y oportunidades que tuve yo. Mi madre se encargó de todo para que pudiéramos estudiar. Es la historia de tantas y tantas mujeres.

 

¿Cuáles son tus objetivos con el proyecto Las entrañas del texto?

Me obsesiona saber cómo se le ocurre a un creador la idea de escribir un libro o hacer una obra de arte: los caminos que el creador toma alrededor de la obra. Para este libro he hablado con artistas de todo tipo: visuales, dibujantes de cómic, traductores, etc. (principalmente mujeres, pero también hombres). El objetivo es enseñar todo lo que hay detrás de un libro.

 

¿Por dónde irá tu intervención en la jornada Studium Generale?

Mi intervención versará sobre el hecho de pensar cómo queremos ser y qué queremos dejar a la gente del futuro, así como de la necesidad de ser buenos ancestros. Leeré poemas alrededor de estos temas.

 

También escribes en medios de comunicación como La Vanguardia, en el suplemento Comer. ¿Qué quieres transmitir con tu trabajo divulgativo?

Desde hace tres años publico en La Vanguardia una columna de opinión mensual donde aprovecho para contar qué hay detrás de la comida. Hablo de las mujeres que limpian los platos, de los productores que hacen posible que tengamos alimentos, etc. Es decir, de todas aquellas personas que quedan fuera del relato central de la comida.

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