26/6/25 · Salud

"Los logopedas son clave para afinar el diagnóstico en enfermedades neurodegenerativas complejas"

Miguel Ángel Santos, neurólogo del comportamiento e investigador en la Unidad de Memoria del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau

Miguel Ángel Santos

Ponente de las VI Jornadas de los Trastornos de la Comunicación y de la Deglución (Foto: Miguel Ángel Santos)

El Dr. Miguel Ángel Santos-Santos es neurólogo del comportamiento e investigador en la Unidad de Memoria del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, un equipo de referencia en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas. Con una sólida trayectoria en el estudio del lenguaje, la cognición y los biomarcadores, participa con una ponencia en las VI Jornadas de los Trastornos de la Comunicación y de la Deglución, organizadas por los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde se pone en valor el papel clave de la logopedia en el abordaje clínico y terapéutico del Alzheimer, el Parkinson y la afasia progresiva primaria.

En esta entrevista, Santos-Santos reflexiona sobre los retos del diagnóstico precoz, las posibilidades de la medicina personalizada y la importancia de trabajar con equipos multidisciplinarios para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

¿Qué papel ocupa el lenguaje y, en particular, la logopedia en el abordaje clínico e investigador de la Unidad de Memoria de Sant Pau?

El lenguaje es central en muchas actividades de la Unidad: diagnóstico, seguimiento de síntomas y diseño de terapias. Tradicionalmente, ha sido una herramienta clave para establecer perfiles neuropsicológicos y localizar lesiones. Más recientemente, también el habla, más allá del lenguaje formal, ha demostrado tener valor clínico. Los logopedas, por su formación específica, están muy bien posicionados para evaluarla y desarrollar nuevas herramientas clínicas.

El Alzheimer es el diagnóstico más común, y generalmente predomina el deterioro de la memoria, pero cada vez tenemos más evidencia de que el lenguaje y el habla se alteran desde fases iniciales, y su análisis nos aporta información clínica muy relevante. Además, tratamos enfermedades como la afasia progresiva primaria y otras formas de degeneración lobar frontotemporal, donde el lenguaje y la deglución son síntomas predominantes. En estos casos, la colaboración con logopedas es esencial.

¿Qué señales sutiles en el habla o la deglución pueden alertar de un trastorno neurodegenerativo?

En el lenguaje: dificultades para encontrar palabras, uso de términos genéricos como cosa, errores de comprensión o expresión, desorganización, errores gramaticales. En el habla: alteraciones de prosodia, pausas, menor velocidad, cambios de voz (nasal, hipofónica), espasticidad. También son relevantes los cambios en el comportamiento comunicativo, como menor expresividad o iniciativa para hablar.

¿Cómo puede un logopeda ayudar a identificar o anticipar el deterioro cognitivo en casos como Parkinson o afasia progresiva primaria?

En el Parkinson, además de los síntomas disártricos clásicos, observamos alteraciones sutiles como menor fluidez verbal o dificultades para estructurar el discurso. En la afasia progresiva primaria, el perfil varía según la variante: no fluente (dificultad articulatoria y errores gramaticales), semántica (pérdida de significado) y logopénica (pausas, anomia).
El logopeda ayuda a distinguir entre síntomas como la disartria o la apraxia del habla, claves para localizar la disfunción cerebral. Esta aportación es decisiva para afinar el diagnóstico topográfico y, en consecuencia, el diagnóstico etiológico y el manejo terapéutico.

Usted ha estudiado métricas como la prosodia o la velocidad del habla. ¿Qué aportan frente a las pruebas tradicionales?

Permiten detectar y cuantificar alteraciones sutiles que pueden pasar desapercibidas en la evaluación perceptiva convencional. Son más objetivas, replicables y sensibles a cambios iniciales. Aunque todavía están en proceso de validación para su uso rutinario, su potencial es enorme. Para llevarlas a la práctica, la colaboración con logopedas es imprescindible.

¿Cómo puede integrarse en la clínica la combinación de análisis del lenguaje con biomarcadores y neuroimagen?
Nuestro objetivo es caracterizar mejor al paciente combinando variables del lenguaje con biomarcadores (plasma, LCR) y neuroimagen, siguiendo los principios de la medicina de precisión. Esto permite afinar el diagnóstico, monitorizar la progresión y adaptar los tratamientos.

Imaginemos una aplicación que grabe muestras de habla y, mediante inteligencia artificial entrenada con el conjunto de datos clínicos, pueda predecir niveles elevados de alguna proteína implicada en la neurodegeneración, o presencia de atrofia en regiones cerebrales específicas. Este tipo de herramientas podría acercar la medicina de precisión a centros sin acceso a biomarcadores o resonancia.

¿Los logopedas están preparados para colaborar en equipos clínicos como el de Sant Pau?
Sí, pero es deseable que se formen también en neuropsicología, neurociencia o informática si desean involucrarse en investigación. Persisten barreras estructurales: en nuestra propia unidad no hubo logopeda hasta 2020, cuando contraté a Sonia Marqués con fondos de investigación. Sonia ahora realiza su doctorado en Texas. Para superar estas barreras, hace falta formación continua, trabajo en red y reconocimiento del valor añadido de la logopedia.

La deglución suele quedar en segundo plano. ¿Cómo la abordáis en la unidad?

Suele quedar afectada en fases avanzadas del Alzheimer o de la degeneración lobar frontotemporal, aunque puede aparecer antes en algunas variantes, como la enfermedad de motoneurona o la afasia progresiva no fluente. Es crucial detectarla precozmente, porque puede causar complicaciones graves, como broncoaspiraciones. Por eso realizamos evaluaciones sistemáticas y, en caso de alteraciones, aplicamos protocolos que incluyen educación e intervenciones físicas.

¿Podría compartir un caso clínico que ilustre la importancia de detectar precozmente los cambios en la comunicación?

Recuerdo a una mujer de poco más de cincuenta años que consultó por dificultades para hablar. Le costaba encontrar palabras y notaba cambios en su articulación, pero su deterioro cognitivo era casi imperceptible. Recibió varios diagnósticos erróneos, como ansiedad o depresión. En nuestra evaluación, identifiqué alteraciones sutiles pero claras de la prosodia compatibles con apraxia del habla, lo que permitió diagnosticar una afasia primaria progresiva no fluente. Casos así demuestran la importancia de contar con clínicos capacitados para evaluar el lenguaje y el habla con profundidad.

¿Qué avances recientes en logopedia destacaría por su impacto en la calidad de vida del paciente?

Estamos desarrollando protocolos personalizados de rehabilitación para personas bilingües con afasia progresiva, centrados en potenciar habilidades preservadas para compensar déficits específicos. Sonia Marqués, del equipo, hablará sobre ello en estas jornadas.
También avanzan rápidamente las tecnologías de reconocimiento y generación de voz. Aunque por ahora solo funcionan bien en personas sin patología del habla, tienen gran potencial para ayudar a profesionales y pacientes en el día a día.

¿Qué retos y oportunidades ve en la colaboración entre logopedas e investigadores clínicos?
Estamos en un momento esperanzador. Las líneas de avance más prometedoras son la mejora del diagnóstico precoz a través del análisis del habla, la monitorización de síntomas de forma más sensible y el diseño de tratamientos personalizados y eficaces.

En nuestro equipo estamos validando herramientas para diagnosticar y monitorizar disartria, apraxia del habla, comprensión y expresión gramatical, integrando marcadores lingüísticos y biológicos para diseñar algoritmos de pronóstico, y desarrollando nuevos protocolos de rehabilitación específicos para déficits como la denominación o la fluencia. La colaboración entre logopedas, neurólogos y neuropsicólogos es clave para ofrecer una atención más eficaz e integrada.

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