15/5/19 · Institucional

Todos somos homófobos: los doce comentarios que molestan a la comunidad LGTBI

El 60 % y el 80 % de la violencia contra lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales no se denuncia
Foto: Tallie Robinson/Unsplash

Foto: Tallie Robinson/Unsplash

Cerca del 6 % de la población europea pertenece al colectivo de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales e intersexuales (LGTBI), según el estudio realizado por la empresa especializada en estadística Dalia. España se sitúa en segundo lugar, con el 6,9 % de población LGTBI, precedida por Alemania, donde se da el mayor porcentaje, con el 7,4%.

Además, España es uno de los países donde más aceptada está la homosexualidad. En el informe The Global Divide on Homosexuality, elaborado por investigadores del Pew Research Center en 2013, se destaca que el 88 % de los españoles es amigable con los gais (gay-friendly).

Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En 2017 en España se registraron 623 incidentes de odio contra personas debido a su orientación sexual o identidad de género, según el informe de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) titulado La cara oculta de la violencia hacia el colectivo LGTBI. Pero además de los delitos más graves, las personas LGTBI se enfrentan todos los días a reacciones homofóbicas que van más allá de las agresiones o los insultos. Son todas esas creencias aparentemente amables y paternalistas con la diversidad sexual, pero que esconden una homofobia latente. Son, de hecho, casi más peligrosas porque se llegan a emitir de forma bienintencionada.

Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (17 de mayo), Maria Rodó, investigadora del grupo de investigación Género y TIC (GenTIC) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y Maria Olivella, antropóloga, politóloga y coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC, analizan esas frases aceptadas y catalogadas como «no ofensivas» y que estos colectivos escuchan a diario, «porque todos somos un poco homófobos, aunque no seamos conscientes de ello», dice Olivella.

1. «¿Por qué no existe un día del orgullo hetero?»

Esta frase esconde un desconocimiento de la problemática LGTBI y una profunda homofobia. «Aunque se haya avanzado en visibilidad y derechos, aún queda mucho por reivindicar», afirma Maria Rodó. La cada vez mayor visibilidad del colectivo LGTBI ha conllevado un crecimiento de las actitudes homofóbicas. A pesar de que entre el 60 % y el 80 % de la violencia contra personas LGTBI no se denuncia, el estudio La cara oculta de la violencia hacia el colectivo LGTBI reveló que el número de delitos de odio e incidentes discriminatorios registrados en 2017 triplicó los del año anterior.

2. «Yo tengo una amiga lesbiana, yo tengo un amigo trans…»

«¿Y…?», responde Olivella; «ni la orientación sexual ni el género definen la totalidad de una persona». Con este tipo de frases se quiere justificar comentarios o actitudes homofóbicas. «Es como decir que como tengo madre o novia no soy machista», añade Rodó. Tener amigos de orientaciones sexuales diferentes o que hayan cambiado de género no implica una falta de prejuicios sobre estos colectivos.

3. «¿Quién es el chico (o chica) en vuestra relación?»

En una sociedad heteronormativa, explica Olivella, se da por supuesto que los hombres son masculinos y las mujeres son femeninas. Y estos hombres masculinos tienen relaciones con mujeres femeninas y al revés. Ciertas personas «cortocircuitan» cuando se rompe esa secuencia lógica. Así, en un esquema heteronormativo no puede haber una relación en la que no exista una de las partes, masculina o femenina, «algo que no tiene ningún sentido», dice.

Otro prejuicio a la inversa: «¿Por qué eres lesbiana si tu novia parece un chico?». Esta pregunta también se sustenta en esta concepción binaria de la sexualidad, explica María Rodó. «Que a una lesbiana le tenga que gustar una mujer muy femenina es una visión muy rígida», dice. Tampoco a los heterosexuales les gusta el mismo tipo de persona… Entonces, «¿por qué hay que reducir las opciones cuando hablamos de personas gais, lesbianas o bisexuales?».

4. «¡Los gais son tan divertidos...!»

Los estereotipos sobre cómo ser gay o lesbiana también son discriminatorios. «Aunque la frase “los gays son superdivertidos” pueda decirse como piropo», destaca Rodó, «vuelve a denotar una visión normativa y excluyente». Un gay muy masculino o una lesbiana muy femenina rompe con esa secuencia lógica «a la que nos tiene acostumbrados la heteronormatividad», añade Olivella. Quien no se ajuste a estos estereotipos no encaja en los esquemas mentales y, por lo tanto, no es aceptado.

5. «Esto es de maricas»

Otra consideración merece la palabra marica cuando se usa de forma peyorativa, en cuyo caso es obvia su connotación homofóbica. Además del consabido prejuicio que supone la generalización de un colectivo, Olivella denuncia que, en este contexto, se ridiculiza la condición de gay, se le achaca una masculinidad «deficiente e insuficiente».

6. «No hace falta ir pregonándolo»

«La heterosexualidad se pregona todo el tiempo y en todas partes. No es cierto que la sexualidad se mantenga en el ámbito privado», dice Rodó. «Se muestra en los restaurantes, el día de San Valentín, al ir por la calle de la mano, cuando una persona da un beso a otra…» ¿Por qué no van a poder hacer lo mismo las personas del colectivo LGTBI?

7. «No tengo nada en contra, pero…»

Los «peros» siempre intentan justificar cierto tipo de pensamientos, ideas, acciones, expresiones… Actualmente no es políticamente correcto expresar rechazo al colectivo LGTBI, así que el «pero» sirve de excusa: «Voy a decir algo discriminatorio y me vas a dejar hacerlo». Si después de la frase «no soy homófobo» se añade un «pero»… significa que sí lo eres.

8. «Estás confundido, cuando madures decidirás»

Esta frase, que se dice en muchas ocasiones a jóvenes y adolescentes, y sobre todo a personas bisexuales o a aquellas que no se sienten representadas por su género, implica un profundo rechazo. Tener unas preferencias cambiantes, además, no significa estar confundido. De hecho, la identidad sexual cambia y evoluciona hasta la edad adulta, según un estudio publicado en el Journal of Sex Research. Los investigadores analizaron a 12.000 estudiantes y descubrieron que los cambios sustanciales en las atracciones, parejas e identidad sexual son comunes desde la adolescencia tardía hasta los veinte años, y durante la década de los veinte.

9. «Ser gay o lesbiana vale, pero ser bisexual es vicio»

«Considerar vicio lo que es una opción sexual es claramente ofensivo», dice Rodó. Y además, «da a entender que a una persona bisexual siempre le falta algo», añade Olivella: «si a esa persona que en ese momento está con un hombre le faltaría una mujer, y viceversa», explica. Esta forma de pensar se basa en un arquetipo por el que las personas bisexuales tienen un perfil de personalidad inmadura y compulsiva. Este arquetipo contiene una gran bifobia dentro de sí mismo.

Expertos UOC

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