20/12/23 · Cultura

Los otakus: de Japón al mundo

En España, en 2022 se publicaron 1.320 volúmenes de manga, un 28 % más que el año anterior

En los últimos años, el gobierno japonés ha empezado a explotar el potencial turístico del manga y el anime bajo el paraguas de 'Cool Japan'
Personaje de anime

El 15 de diciembre se celebra el Día Mundial del Otaku, una celebración que reúne a los fanáticos del manga, el anime y otros productos culturales del país nipón. (Foto: Anton Maksimov / Unsplash)

Adoptan la cultura japonesa como propia, se disfrazan como sus personajes favoritos y son protagonistas de convenciones especializadas cada vez más masivas. Desde la forma de hacer turismo hasta el mundo de la moda y la cultura pop, la subcultura de los otakus —los fans incondicionales del imaginario que proponen el manga y el anime, unas historietas de origen nipón— se ha infiltrado en muchos aspectos de la vida moderna. El 15 de diciembre tiene lugar el Día Mundial del Otaku, una celebración que, a pesar de no ser oficial, está muy extendida en las redes sociales y reúne a una gran variedad de aficionados que rinden homenaje a la cultura japonesa. El origen de la celebración es dudoso: algunos piensan que la fecha se difundió a través de las redes, pero también se ha propagado la creencia de que se instauró porque coincide con la publicación del artículo "La ciudad está llena de otakus", del periodista nipón Akio Nakamori en 1983, quien bautizó a la comunidad con dicho nombre. En cualquier caso, una cosa está clara: el interés por el manga y el anime ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años y ha trascendido las fronteras de Japón para transformarse en un fenómeno global que sigue sumando adeptos a la causa.

En Japón, el término otaku se utiliza para designar a personas con aficiones apasionadas por el anime y el manga, similar a la denominación frikis del mundo del cómic. Estos últimos años, lo que ahora denominamos otaku ha pasado de ser una afición más o menos invisible —o en los casos más implicados, una subcultura relativamente minoritaria— a convertirse en una etiqueta presente en todos los institutos de secundaria para identificar unos gustos, unas maneras de hacer y, a veces, a unos ciertos grupos de adolescentes. "Es mejor verlo como una etiqueta que como un grupo muy definido", señala el sociólogo Roger Martínez, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que apunta que lo más interesante del fenómeno "es que es un término que está teniendo mucho éxito y que aglutina una sensibilidad y una posición en las geografías juveniles que no se reduce al elemento japonés, al anime y al manga, sino que es una forma de ser que puede combinar otros elementos, como el k-Pop e, incluso, otras músicas también occidentales".

 

Un fenómeno transversal

En un primer momento, tal y como pasó con la comunidad friki, los otakus se relacionaban con personas solitarias y obsesionadas por el manga y el anime, observados con cierto desprecio y opuestos a las culturas juveniles dominantes, los "populares" en cada instituto. Pero, progresivamente, han pasado a formar una subcultura más integrada y menos estigmatizada. ¿A qué se ha debido este cambio?

El fanatismo otaku implica un consumo acérrimo de manga, anime y sus productos derivados, lo que ha hecho posible el crecimiento de algunos sectores industriales, sobre todo los relacionados con el mundo editorial y del ocio, y que ha impactado de manera importante en la economía. Según el Instituto de Investigación de Publicaciones de la Asociación Japonesa de Editores Nacionales, en 2022 las ventas totales estimadas de manga alcanzaron los 677.000 millones de yenes (cerca de 4 millones y medio de euros) por primera vez, por lo que la historieta representó el 41,5 % del mercado editorial del país, de modo que la rentabilidad del negocio abrió las puertas a nuevas formas de comercializarlo. "Muchas licencias (en general, que no tienen por qué ser manga necesariamente) lanzan productos y hacen merchandising. Todos hemos vivido el boom de Hello Kitty o de Dora Exploradora, por ejemplo", remarca la experta en marketing Neus Soler Labajos, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo i2TIC. "Pero el otaku va más allá. Incluye un estilo propio y que los seguidores del fenómeno se sientan parte de una tribu. Y, en este sentido, no hay precedentes. Se han producido tendencias, modas, pero no un fenómeno que aglutine a tanta gente y que logre estas dimensiones", añade.

"También han contribuido a la expansión de las comunidades globales en línea, puesto que han creado espacios de debate, intercambio de información y difusión de obras en plataformas que se han extendido internacionalmente y son frecuentadas por millones de seguidores", señala el experto en manga Xavier Pastor, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC. En este aspecto, influyentes, youtubers e instagrammers, con cuentas que tienen millones de seguidores, han captado la atención de los medios de comunicación, que les han cedido espacios en programas de máxima audiencia. También lo han hecho algunos artistas —solo hay que remitirse al videoclip de "Levitating", por ejemplo, uno de los hits de la estrella pop británica Dua Lipa— y diseñadores de moda, que han creado colecciones inspiradas en el fenómeno.

Para Soler Labajos, "la profundidad de los personajes hace que el público establezca fácilmente vínculos emocionales con ellos", y también contribuye a su éxito la versatilidad del producto, "porque combina la tradición japonesa con los rasgos occidentales, de forma que llega a un público más global", afirma. "Por otro lado, yo creo que el entusiasmo lo genera en gran parte el sentimiento de pertenencia al grupo que siente el público, que se refuerza con los eventos que se celebran", concluye. Estos encuentros, como las convenciones, los salones del manga, los festivales y los concursos, son verdaderamente multitudinarios: el Comic Market de Tokio reúne a más de medio millón de personas cada año, lo que ha servido en gran medida para difundir la cultura a otros países.

Pastor también opina que la creación de escuelas profesionales de cómic y manga, de 3D, narrativa gráfica, animación, etc. "ha facilitado la institucionalización de la cultura otaku y su entrada en las universidades y en los centros de formación, lo que le ha otorgado un gran prestigio a escala internacional". En cuanto al consumo, Soler lo tiene claro: "Las marcas han entendido que este colectivo no es un público de nicho, y que es interesante para las empresas porque está dispuesto a gastar en las cosas que le gustan. Así que lo que hacen es adaptar el concepto a su propia industria, creando productos diversos. Es fácil que el fenómeno se extienda hacia diferentes industrias, porque a los otakus no les interesa solo el anime y el manga, sino todo lo que se relacione con la cultura oriental".

 

El éxito del manga, un gran atractivo para Japón

En los últimos años, "el gobierno japonés, así como varias instituciones regionales y locales, han empezado a explotar el potencial turístico del manga y el anime bajo el paraguas de Cool Japan, una forma de vender el país de manera atractiva hacia el exterior", explica Xavier Pastor, profesor colaborador de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC. "Con este mantra, se estimula la cultura otaku con viajes temáticos a lugares donde se desarrollan las acciones de la ficción, y se fomentan las relaciones a través de convenciones, salones y eventos más allá de los festivales tradicionales del cómic", añade el experto en cómics. Es lo que se conoce como turismo de contenidos y permite que los seguidores del anime puedan visitar espacios que han visto en sus series favoritas.

El capital cultural de Japón es también un gran atractivo para aquellas personas que deciden estudiar una segunda lengua extranjera después del inglés. Según el informe Duolingo Language Report de 2021, el japonés se ha convertido en la quinta lengua más elegida en el mundo, por encima del italiano, y es la lengua que más rápido crece en los Estados Unidos y en el Reino Unido. "La mayoría de los estudiantes me explican que desde pequeños están familiarizados con el manga y el anime, y en general sienten una gran curiosidad por la cultura japonesa", comenta la profesora de los Estudios de Artes y Humanidades Takako Otsuki en una noticia sobre el auge de los idiomas asiáticos en el mundo. Conocer más sobre la estética, la comida y la forma de vida japonesas los impulsa a estudiar esta lengua.

Y es que, si en el ámbito internacional el cómic es una rama del sector editorial que experimenta una época dorada en cuanto al número de ventas y al incremento del público, el manga, entendido tradicionalmente como el cómic de origen japonés, merece una mención especial por ser el tipo de historieta que más ha crecido. Según MangaLand, en España en 2022 se publicaron 1.320 volúmenes de manga, un 28 % más que el año anterior, que ya había batido récords en lo que respecta a los lanzamientos.

Sin ir más lejos, se estima que la edición de este año del Salón del Manga, que congrega anualmente a los incondicionales de este género, reunió a más de 163.000 personas en la Feria de L'Hospitalet de Llobregat entre el 7 y el 10 de diciembre. A la espera de las cifras oficiales, su directora, Meritxell Puig, expresaba que, un año más, el encuentro había sido "la gran fiesta del manga, el anime y el cosplay".

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