7/8/18

«Un atentado similar al de la Rambla de Barcelona dudo que se repita, pero no hay que bajar la guardia»

Foto: UOC

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Andrés Ortiz , periodista especialista en política internacional

 

El 17 de agosto se cumple un año de la cadena de ataques terroristas en Cataluña que se cobraron la vida de dieciséis personas y ocho terroristas. La sociedad vivió con horror el impacto de las muertes y con estupefacción el que sus perpetradores fueran un grupo de jóvenes criados aquí y dirigidos por un imán con vínculos con los servicios secretos. Además, las filtraciones sobre descoordinación policial convirtieron el suceso en una tormenta perfecta. Casi un año después hablamos con el periodista especialista en política internacional Andrés Ortiz Moyano sobre el atentado, la posibilidad de que pueda ocurrir otro, temas de seguridad y la situación actual del Estado Islámico. Ortiz es autor de los libros Los falsos profetas y YIHAD. Cómo el Estado Islámico ha conquistado internet y los medios de comunicación, ambos publicados por Editorial UOC, y colaborador de varios medios de comunicación.

 

 

El 17 de agosto se cumple un año de la cadena de ataques terroristas en Cataluña que se cobraron la vida de dieciséis personas y ocho terroristas. La sociedad vivió con horror el impacto de las muertes y con estupefacción el que sus perpetradores fueran un grupo de jóvenes criados aquí y dirigidos por un imán con vínculos con los servicios secretos. Además, las filtraciones sobre descoordinación policial convirtieron el suceso en una tormenta perfecta. Casi un año después hablamos con el periodista especialista en política internacional Andrés Ortiz Moyano sobre el atentado, la posibilidad de que pueda ocurrir otro, temas de seguridad y la situación actual del Estado Islámico. Ortiz es autor de los libros Los falsos profetas y YIHAD. Cómo el Estado Islámico ha conquistado internet y los medios de comunicación, ambos publicados por Editorial UOC, y colaborador de varios medios de comunicación.

 

Estamos a unos días del primer aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils y empiezan a surgir nuevos detalles de la investigación. ¿Hay alguno que te parezca especialmente preocupante?

Lo más inquietante de todo es que, aunque España esté a la cabeza de la lucha antiterrorista y sea un referente internacional, no pudiera detectar a una célula de semejante magnitud en su propio territorio. Los números de España en la lucha antiterrorista en detenciones y prevención son increíbles y da mucho que pensar que esa célula se colara y operara cumpliendo todos los requisitos clásicos de una célula con un instigador como Es-Satty, unos peones a su servicio y vínculos internacionales.

¿Hubo descoordinación policial o es algo que han alimentado los medios?

No me cabe la menor duda de que la hubo. Mucho de lo que pasó tiene que ver con una descoordinación policial o institucional que en otro momento no se hubiera dado. Que suceda un atentado así se debe a una serie de fallos en cadena y ha fallado el fin último, que es proteger al ciudadano. La seguridad hoy en día es innegociable y algo así no puede volver a pasar.

La pregunta que se plantean muchos ciudadanos es esta: ¿puede haber otra célula igual, no detectada?

El terrorista actúa donde puede, no donde quiere. Siempre pongo el mismo ejemplo: si pudieran atentar todos los días en la Casa Blanca o en la Torre Eiffel, lo harían. Cuando se encuentran oposición por parte de las fuerzas de seguridad es cuando no pueden. Un atentado similar al de la Rambla dudo que se repita, pero no hay que bajar la guardia.

Las alertas que cíclicamente nos anuncia la Policía y que hacen subir los niveles de seguridad ¿en qué se basan? ¿En información de confidentes?, ¿en escuchas?

Muchas veces las alertas funcionan por inteligencias superiores: servicios de inteligencia entre países se dan chivatazos entre sí y estos niveles muchas veces se alteran por contagio, pero dependen de muchos factores, incluso políticos. En España se ha criticado que estuviéramos durante mucho tiempo en nivel 4 cuando en realidad el 3 hubiera sido suficiente.

Poco después de los atentados surgió una polémica en torno a la falta de bolardos de protección en la Rambla. ¿La ciudad se ha preparado un poco más para afrontar estas situaciones durante el último año?

No resido allí y no podría hacer un análisis muy objetivo de la evolución, pero sí puedo decirte que recientemente leí una entrevista con un experto en seguridad que cuestionaba mucho la eficacia de los bolardos. Fíjate en que al terrorista, cuando le cortas una vía, como el uso del camión, se arma con un cuchillo.

En 2015 te infiltraste en internet para ver cómo de fácil era convertirse en un recluta del Estado Islámico. ¿Hasta qué punto ha cambiado esa situación hoy?

Por mi experiencia ha sido muy fácil y hoy por hoy es relativamente sencillo. Y el matiz es importante. En 2015 me resultó extraordinariamente fácil ponerme en contacto con captadores usando un perfil falso perfectamente estructurado y el francés como lengua. Era la época en que el Estado Islámico parecía imparable. Ahora ha perdido la guerra y mucho poder. Yo diría que ha sido víctima de su propio éxito. Hoy por hoy es algo más complicado entrar en contacto, pero no imposible. En 2015, en cuestión de horas yo tenía una invitación en firme para irme a Siria, manuales sobre cómo burlar a la policía, de cómo entrenar, del buen yihadista, bitcoines para financiar el viaje...

¿Ha perdido parte de su atractivo para los jóvenes después de su derrota?

El Estado Islámico ha tenido muchas caras: ha sido revolucionario porque ha creado un protoestado con un califato universal. Vendieron lo mismo que vendían los nazis: el Reich de los mil años, hasta que las potencias internacionales lo han desmantelado. Pero esa es solo una cara; es igualmente importante la simbólica en la que proyectan que su idea es espiritual y para siempre. También tienen una particularidad que no tienen otros grupos como Al Qaeda. El Estado Islámico es muy democrático aceptando militantes y cualquiera que atente puede hacerlo en su nombre. Al Qaeda es, por contra, más elitista, no acepta a cualquiera en sus filas. Y no los demos por muertos; apenas han bajado su nivel de atentados en Oriente y en Europa: hace un mes escaso mataron a dos policías en Bélgica.

Con la derrota del Estado Islámico en Oriente, se vaticinó una oleada de atentados por el regreso a casa de excombatientes, pero, de momento, eso no está sucediendo. ¿Por qué?

Eso hay que matizarlo y es el ejemplo de las policías que te acabo de comentar. Hace un año o año y medio un terrorista en Europa estornudaba y paralizábamos los telediarios, y ahora curiosamente no. De alguna manera se ha rebajado el foco sobre ese problema. También hay detrás de esa ausencia de atentados un trabajo brutal de los servicios de seguridad. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que muchos retornados no atentarán pero quizá montan una mezquita donde preparan a futuros terroristas y ese es otro reto. Soy muy pesimista respecto a la reinserción de los retornados del Estado Islámico

¿Estamos haciendo suficiente caso al Sahel? Algunos expertos señalan que es un polvorín a punto de estallar...

Como sociedad no le estamos prestando atención, pero, en el ámbito geopolítico, los ejércitos de Francia y España sí que han estado trabajando en esa zona con operaciones, conscientes de que es un factor de desestabilización brutal para el futuro inmediato. Se valora, pero siempre puede hacerse más.

¿Hay países del Golfo Pérsico que financian el terrorismo?

Por supuesto, todos lo hacen directa o indirectamente. En el caso del Estado Islámico fue paradigmático y una especie de Frankenstein: alimentar a un monstruo que luego se volverá en mi contra. Arabia Saudí o Emiratos, que son aliados para algunas cosas, luego nos envían a sus clérigos radicales que forman con su doctrina a potenciales terroristas.

Uno de los grandes miedos que había en Occidente hasta hace poco era la posibilidad de que llegaran terroristas mezclados con inmigrantes. ¿Era o es una amenaza real?

Aquí hay que distinguir entre la inmigración del Mediterráneo y la proveniente de la guerra de Siria. Es miserable decir que los refugiados son terroristas al igual que es ingenuo pensar que entre todas las personas que han llegado o llegarán no existe ningún terrorista potencial o futuro. Puede haber un mayor porcentaje entre los que han llegado por Siria, pero es una cuestión puramente cuantitativa.

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