1/6/21 · Investigación

«El arte puede ayudarnos a conectar de nuevo, con nosotros, con el entorno, con la alteridad»

Maria Heras

Maria Heras

Maria Heras , investigadora posdoctoral del grupo TURBA, en el centro de investigación Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC

 

Se podría pensar que el arte y la concienciación medioambiental tienen poca cosa en común. Nada más lejos de la realidad, como nos demuestra la doctora en Ciencias Ambientales Maria Heras, experta en la aplicación de metodologías artísticas para la concienciación medioambiental. En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, que este año tiene como objetivo devolver la vida a nuestros ecosistemas, nos explica qué papel puede jugar el arte en la protección de los ecosistemas. La problemática no podía ser de más actualidad si se tiene en cuenta que la COVID-19 no es más que la consecuencia de la intromisión del hombre en la naturaleza.

 

Se podría pensar que el arte y la concienciación medioambiental tienen poca cosa en común. Nada más lejos de la realidad, como nos demuestra la doctora en Ciencias Ambientales Maria Heras, experta en la aplicación de metodologías artísticas para la concienciación medioambiental. En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, que este año tiene como objetivo devolver la vida a nuestros ecosistemas, nos explica qué papel puede jugar el arte en la protección de los ecosistemas. La problemática no podía ser de más actualidad si se tiene en cuenta que la COVID-19 no es más que la consecuencia de la intromisión del hombre en la naturaleza.

¿Por qué es importante que devolvamos la vida a los ecosistemas dañados?

Los ecosistemas son la base de la vida en la Tierra: sin ellos no hay aire limpio para respirar, agua para beber, alimento para comer, energía con la cual movernos, calentarnos, etc. Los ecosistemas son la base de ciclos naturales que son invisibles para nosotros, pero imprescindibles para la vida (como el ciclo del nitrógeno o del carbono). Por lo tanto, más que devolverles la vida, tenemos que dejar de destruirlos. O, en otras palabras, dejar de alterar sus procesos y funciones básicas como lo estamos haciendo ahora.

¿Qué podemos hacer a título personal?

Un primer paso es tomar conciencia de la relación entre el sistema económico y la destrucción ambiental y exigir responsabilidades a quien corresponda. Por eso, la organización ciudadana y la articulación colectiva son fundamentales (poder asociarnos con otras personas y colectivos, para denunciar las problemáticas, señalar responsabilidades, defender alternativas, etc.). También en nuestro día a día tenemos cierto margen con los estilos de vida que cada persona asume. Desde la forma de alimentarnos, de vestirnos, de desplazarnos, de consumir... podemos defender relaciones más justas y un uso más responsable de los recursos.

¿Cómo podemos hacer llegar estos mensajes a los más jóvenes?

Los más jóvenes están más concienciados que nosotros. Saben bien que son la generación que sufrirá de primera mano la generalización de los impactos socioambientales (que ya hace años que se están produciendo, pero que normalmente afectan a poblaciones más vulnerables e invisibles, como las del sur del planeta). Creo que, por un lado, necesitamos escuchar más a esta generación, que llega fuerte y tiene mucho más sentido de la urgencia que las generaciones anteriores; y, por otro, necesitamos generar puentes entre colectivos con años de trayectoria, incidencia y lucha ambiental y estos nuevos movimientos que emergen, para poder garantizar que se sigue construyendo sobre una base sólida.

¿Qué papel puede tener el arte en la concienciación ambiental?

El arte es un catalizador de experiencias, una forma de abordar el mundo que nos permite bajar la velocidad y afinar nuestra percepción, usando todos nuestros sentidos (el tacto, el gusto, el olfato, el oído, la vista...). El arte se construye sobre cualidades como la experiencia vivida, la imaginación, las sensaciones del cuerpo o la emoción, que nos permiten integrar estímulos más allá de la racionalidad y vivir la complejidad sin reducirla. En una crisis multidimensional como la actual (ecológica, social, cultural) esto es fundamental. El arte puede ayudarnos a conectar de nuevo (con nosotros, con el entorno, con la alteridad), a hacernos preguntas diferentes, a cambiar nuestra mirada, a repensar nuestras formas de ser y estar en el mundo, de relacionarnos.

¿Qué ejemplos podemos encontrar de aplicación de metodologías artísticas en la concienciación ambiental?

Hay ejemplos muy inspiradores, tanto en el ámbito educativo como activista. En el activista, vemos campañas de concienciación que utilizan de forma bastante transgresora la performance de calle y las artes visuales, no solo para llamar la atención, sino también para crear nuevas metáforas y vocabularios que representen mejor la crisis actual y posibles vías de cambio. La campaña Stay Grounded ('quédate a tierra') es un buen ejemplo. También otros movimientos como The Artivist Network o los grupos de trabajo artístico de Extinction Rebellion.

¿En qué investigación y en qué proyectos trabajas en la actualidad en la UOC?

Desde el grupo TURBA del IN3-UOC estamos trabajando en una línea de cocreación y participación ciudadana con proyectos de diálogo entre diferentes saberes y disciplinas, como puede ser el diálogo entre el arte y la ciencia (en el plan educativo y activista), la ciencia ciudadana o la investigación-acción participativa (en este caso, investigación con comunidades y colectivos afectados por problemáticas socioambientales). Un ejemplo es el proyecto "Terra, Teca, Traca", de diálogo entre personas artistas, investigadoras y agentes de medio rural para reflexionar sobre la soberanía alimentaria y el papel de la alimentación en la crisis actual, a través del arte.

¿En qué consisten las residencias artísticas en zonas rurales del proyecto "Terra, Teca, Traca"? ¿Cuál es su objetivo final?

El proyecto "Terra, Teca, Traca" plantea siete residencias artísticas en distintas zonas rurales de Cataluña en las que actores de los ámbitos del campesinado, la ganadería y la pesca interactuarán con artistas y científicos, trabajando conjuntamente en la producción de una exposición itinerante y unas jornadas de debate para reflexionar con la ciudadanía sobre el presente y el futuro del mundo rural y los sistemas agroalimentarios ante los cambios ambientales globales. Su objetivo final es generar un diálogo transgresor con la ciudadanía mediante el arte, que permita abrir nuevas vías de sensibilización y concienciación más radicales alrededor de la producción sostenible de alimentos y su importancia a la hora de afrontar la crisis actual y los retos ambientales globales.

¿Por qué Cataluña tendría que ser soberana desde el punto de vista alimentario?

La alimentación es parte de nuestra cultura, nuestra salud, nuestra relación con la tierra, nuestro contacto con los ciclos vitales. Actualmente, el sistema agroalimentario dominante es un sistema industrializado, muy intensivo en recursos (energía, materias primas, agua, etc.) y globalizado. Esto implica unos impactos económicos, sociales y ecológicos muy graves, y crea desequilibrios territoriales y ecológicos, dependencias externas y una destrucción acelerada de los ecosistemas. Además, es un sistema muy vulnerable, puesto que depende en buena parte de las importaciones, del mercado exterior, de las grandes empresas y de una mano de obra sobreexplotada. Defender una alimentación más justa, local, respetuosa con los ciclos ecológicos y soberana es, por lo tanto, una cuestión de supervivencia y una apuesta fundamental en la transición hacia sociedades más sostenibles.

¿Qué se entiende por alimentación sostenible y qué relación tiene con la protección de los ecosistemas?

Una alimentación más sostenible es una alimentación más consciente, arraigada al territorio y a las estaciones, a los ritmos naturales, con cadenas cortas y de venta directa, con una diversificación de vías de comercialización y unas relaciones más justas entre quien produce y quien consume. Es una alimentación que no se ve como un negocio, sino como una forma de relacionarse con la tierra, con los ecosistemas (muchos de los cuales se han generado a partir de la producción de alimentos), con nuestra historia, con otros seres vivos: la cultura alimentaria y las curas puestas en el centro para satisfacer de forma más justa y consciente una necesidad fundamental como es alimentarse.

 

UOC R&I

La investigación e innovación (RI) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo xxi, mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital. Los más de 500 investigadores y 51 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (EHC).

Los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC. Más información: research.uoc.edu. #25añosUOC

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