Patrick J. McGrath
¿Cuáles son los aspectos principales de su tarea actual en el Centro Sanitario IWK?
Tengo dos cargos en el IWK, que es un hospital especializado en niños y mujeres en nuestra región de Canadá. Soy vicepresidente de Investigación, y mi trabajo es promover y supervisar la investigación. El trabajo en el IWK incluye muchos tipos diferentes de investigación, como por ejemplo el desarrollo de fármacos nuevos usando química, la investigación de vacunas y la prevención de enfermedades, el trabajo con el autismo, con el dolor y otros muchos aspectos de la salud mental y física. Por otro lado, mi trabajo como investigador se centra en dos áreas. Una es el dolor en los niños, y la otra es el uso de tecnología para ayudar a los niños de muchas maneras diferentes, no solamente en el dolor, sino también en problemas de salud mental, y también en otros de salud física. Hacemos estudios a partir de cuestiones diferentes. Una de las cuestiones en la que trabajamos en diferentes proyectos es la forma de tratar los problemas de salud mental de los niños a distancia. Muchos niños con problemas de salud mental no reciben la asistencia de un especialista, y algunos pacientes tienen que esperar mucho tiempo para recibir el tratamiento. Además, muchas veces para los pacientes es muy caro –a pesar de que la terapia es gratis–, ya que mucha gente tiene que desplazarse desde lejos, ausentarse del trabajo, comer fuera de casa, pagar parking... Todos estos gastos son considerables. También, muchas personas se avergüenzan de tener un problema de salud mental.
Es duro para los niños, pero también para los padres.
Sí. El estigma contra los pacientes de enfermedades mentales es muy importante. Para superar estas dificultades hemos desarrollado un programa, con el que proporcionamos asistencia a distancia, usando teléfonos o internet y un tutor. Este tutor es un no profesional muy bien formado que habla con los padres o los niños, dependiendo del problema, y les ayuda mediante el programa. Ahora lo ofrecemos como servicio en Nueva Escocia y en el resto de Canadá, donde tenemos un contrato con el sistema sanitario para dar servicio a sus pacientes. Cogemos pacientes con trastornos perjudiciales de la conducta o ansiedad en particular, y los tratamos sin verlos nunca. La persona que habla con ellos no es un psicólogo u otro profesional, pero ha recibido una formación muy buena. Una de las ventajas es que no es tan caro para el sistema sanitario y, en consecuencia, podemos ver a más pacientes. Las familias no tienen que esperarse, viajar o ausentarse del trabajo. Programamos las citas a las horas más convenientes para ellas. No sienten vergüenza porque están en casa y nadie sabe nada sobre sus problemas de salud mental. Tenemos otros programas para el estrés, la ansiedad y la depresión en jóvenes adultos y en madres jóvenes. La idea general es llevar la salud a casa a las personas que la necesitan. El programa se llama Strongest Families.
Strongest Families consiste en intervenciones a distancia y basadas en el web. ¿Puede contarnos más cosas?
Hacemos mucho trabajo con niños y jóvenes adultos con ansiedad. Con ellos usamos los sistemas de teléfono y de internet. La mejor manera de superar una ansiedad es enfrentándose a ella, pero a menudo se necesitan destrezas para hacerlo y las TIC son muy útiles. En este sentido, el trabajo de Cristina Botella [Universidad Jaume I] es increíble. Es la líder en esta área, la mejor, por lo que trabajar con ella es muy interesante. Además, el uso de las TIC puede crear una comunidad. El hecho de que las personas hablen entre ellas es muy importante.
¿Qué resultados obtienen?
Obtenemos unos resultados excelentes. La intervención es aproximadamente tres veces mejor que en la condición de control. Es muy efectiva. El otro aspecto positivo es que a las familias les gusta, y no interrumpen el tratamiento. Muchas veces en la clínica las familias interrumpen el tratamiento, y eso es un gran problema. Tenemos índices de abandono de un 10%, mientras que muchas veces en la clínica es de un 40% o un 60%. Si el niño mejora un poco, los padres interrumpen el tratamiento y, evidentemente, el problema vuelve. Pero si les enseñamos todas las destrezas se encontrarán mucho mejor. Si no curamos al niño, enseñamos a la familia cómo pueden trabajar juntos para que el niño no vuelva a tener el problema.
Antes decía que no trabajan con psicólogos. Así pues, ¿como es el perfil de los tutores?
El tutor puede tener cualquier edad a partir de los veinte años. Quizás haya más mujeres que hombres. Suelen ser personas con experiencia de trabajo con niños. Tienen que tener un título de grado, quizás Psicología, pero también Química o Historia. Deben ser muy buenos hablando por teléfono, y deben ser muy buenos a la hora de resolver problemas. Elegimos a personas positivas que hacen bien estas cosas y después las formamos muy intensamente durante tres o cuatro semanas. Después de esto, las monitorizamos cuando hablan por teléfono y podemos darles indicaciones sobre su trabajo para ayudarlas a mejorar. Al principio se monitorizan todas las llamadas, pero más adelante sólo monitorizamos llamadas aleatoriamente. Siempre evalúa el resultado una persona diferente a la que hace el tratamiento.
¿Está previsto lanzar este programa fuera de Canadá?
De momento sólo se pone en práctica en varias áreas de Canadá. En el futuro esperamos colaborar con otros países, como por ejemplo España. También llevamos a cabo un proyecto muy grande en Finlandia. Allí estudiamos la manera como podemos prevenir los problemas de salud mental en niños. Examinamos a todos los niños de cuatro años en un área de este país y elegimos al 15% más agresivo y conflictivo. Ofrecemos el programa a los padres. Es mejor prevenir que tener que curar después.
En cuanto a esta colaboración con otros países, el Centro Sanitario IWK tiene un acuerdo con la UOC para trabajar conjuntamente con el grupo de investigación PSiNET. ¿Cuáles son los proyectos principales que implantan?
Estamos muy contentos de trabajar con la UOC y esperamos trabajar en algunos protocolos para el dolor abdominal. Rubén Nieto es el jefe de este programa y Anna Huguet, que trabaja con la UOC, también trabaja en Halifax. Colaboramos en un proyecto para el dolor de cabeza utilizando teléfonos inteligentes y enseñando a la gente con estos aparatos. Los proyectos con la UOC son muy motivadores para nosotros y esperamos seguir desarrollándolos hasta que estén completamente implantados. Aquí hay muchos investigadores jóvenes con mucho talento que han realizado una buena parte del trabajo. Es fantástico venir a España, a Cataluña y a Barcelona, porque las personas son muy agradables y trabajadoras.
La parte principal de la investigación desarrollada por la UOC tiene que ver con las TIC. ¿Cree que la tecnología podría ayudar de alguna forma a democratizar la asistencia sanitaria y hacerla más asequible económicamente?
Sí, podría ser si lo hacemos bien. El uso de las TIC no garantiza la democratización de la asistencia sanitaria, pero podría ayudar a conseguirla. De formas distintas: una es que las TIC hacen aumentar el acceso, de modo que las personas que no pueden viajar, que viven en un área rural o que son tímidas también pueden seguir un tratamiento. Muchas veces estas personas son pobres, y la facilidad de acceso las ayuda a la hora de seguir una terapia. Uno de los problemas es que a veces las personas pobres no tienen dispositivos de comunicación y, por lo tanto, debemos tener cuidado para asegurarnos de que no excluimos a la gente pobre usando aparatos demasiado modernos. Por ejemplo, muchas personas pobres no tienen iPhone. Las TIC tienen el potencial para hacer el acceso más fácil. También tienen el potencial para reducir los costes del sistema. Creo que puede ser más eficiente, especialmente si combinamos el uso de tecnologías con otras tareas que son automáticas y otras tareas que pueden hacer las personas con menos educación. Por ejemplo, a nuestros tutores no se les paga tanto como a los psicólogos. Podemos hacer esto porque podemos controlar con cuidado qué pasa, para asegurarnos de que hacen bien el trabajo. Hay muchas ventajas con las TIC, pero no es la única solución: también tenemos que hacer tratamientos cara a cara.
Así, los tratamientos virtuales no pueden sustituir a los presenciales.
No creo que acaben sustituyendo a los tradicionales. Un enfoque es mejor para una cosa y el otro para otra. A usted podría gustarle el contacto cara a cara, y a mí podría gustarme el contacto por internet... Tenemos que respetar las necesidades y los deseos de nuestros pacientes. Evidentemente, todo el mundo tiene mucho trabajo por hacer, pero no me preocupa que pueda sustituirse el contacto presencial.
¿De qué forma evolucionará la asistencia sanitaria basada en las TIC?
Esperamos que haga aumentar el acceso a la asistencia y ayude a controlar los costes. Además, también aumentará la sensación de los pacientes de estar en el centro del sistema sanitario. Se verán a ellos mismos como la parte más importante del sistema. Puede ser una herramienta democratizadora. Pienso que las TIC pueden ser muy importantes.
¿Y en lo que se refiere a los temas de su investigación?
Siempre intentamos encontrar maneras de hacer las cosas mejor y de forma más eficiente. Usamos más redes sociales en nuestros proyectos nuevos. Me gustaría hacer algo con Twitter y SMS para animar a la gente y apoyarles. Veremos qué funciona mejor. A mí me da igual si es alta o baja tecnología: tenemos que pensar la tecnología adecuada para cada problema, para cada paciente. Esta será la clave. Necesitamos un abanico amplio de posibilidades para que las personas puedan utilizarlas.
En el caso de Canadá, ¿la población está preparada para asumir este reto?
Ya lo creo, como todas las sociedades occidentales. Quien tiene dificultades con las TIC son los profesionales y los burócratas. Tenemos que solucionar cuestiones sobre seguridad y confidencialidad. No hay ningún problema de aceptación por parte de los pacientes. Quieren que les demos ayuda y quieren recibirla de la forma que sea. Hemos trabajado con asistencia telefónica automatizada, en la que no se necesita a ninguna persona. No hay límites. No todo el mundo quiere utilizarla, pero tenemos que hacer que las cosas estén disponibles para todo el mundo. Tenemos que pensar en eso. Hasta ahora, teníamos que ir a visitarnos al médico a su consulta a las horas que le iban bien a él. A partir de ahora, tendremos más opciones.
Contacto de prensa
-
Redacción