Ramon Rovira
Participaste en la jornada «El talento, motor de crecimiento», organizada por el IIP. Concretamente, moderaste la mesa redonda dedicada a las experiencias profesionales de personas con talento que han destacado en varios campos. ¿Qué conclusiones sacaste?
Que todavía nos queda mucho camino por recorrer y mucho trabajo por hacer para alinear las necesidades de las empresas y lo que ofrecen las universidades. Y este es uno de los problemas principales que tienen las empresas a la hora de ir a buscar profesionales. Unos profesionales que salen técnicamente muy bien formados, con muchos conocimientos, pero a quienes les cuesta llevar esos conocimientos a la práctica del día a día.Un ejemplo: una de las headhunter que participaba en la jornada, Ester Casademont, explicó que en ocasiones las empresas que buscan personal le piden que tengan un nivel de inglés buenísimo. Pero cuando les pregunta cuál será el ámbito de actuación de esta persona le responden: «la comarca del Bages». Entonces, ¿por qué quieren que tenga un nivel de inglés buenísimo? Necesitará otras cosas que le sean útiles, como una buena capacidad de relacionarse con los clientes, la empatía...
¿Y cómo se podrían evitar situaciones como estas?
Intentando que empresas y universidades trabajen más codo a codo, que las empresas destinen una parte de sus beneficios a implementar esta práctica dentro de la universidad y que esto pueda repercutir también en que, posteriormente, estos estudiantes brillantes o que saben adaptarse bien a lo que buscan las empresas puedan entrar directamente en esa empresa que ha ayudado a formarlos.Esto sería bueno porque mucha gente ya saldría con trabajo de la universidad, cosa que en estos momentos es bastante difícil; para que tengan un conocimiento práctico de lo que es el día a día y para saber desde el momento cero en que empiezan a trabajar en una empresa qué se espera de ellos, y, finalmente, para que la universidad deje el mundo a veces un poco demasiado elitista y muy teórico y se centre más en la práctica del día a día.
¿Cómo pasas del periodismo de calle a la comunicación más institucional dentro de una empresa como Banco Sabadell?
Después de tantos años de estar en una empresa pública como TV3 tenía ganas de trabajar en una empresa privada para saber cómo son los mecanismos internos de funcionamiento, cómo se regulan los flujos de trabajo, etc. Y sobre todo, porque me interesó mucho el proyecto de una gran empresa como el Sabadell.
¿Y trabajar en una cadena privada de televisión no te interesaba?
Siempre he trabajado en Cataluña, excepto un par de años en TVE en Madrid, y mi aspiración no era ir a trabajar a una cadena española. Hace cinco años las alternativas de televisión que había aquí tampoco se me plantearon.
¿De qué manera afrontas el reto de capitanear la dirección de comunicación de una institución financiera como Banco Sabadell en este contexto tan acusado de crisis económica?
Con mucho esfuerzo, mucha paciencia, toda la imaginación del mundo que somos capaces de aportar y con la capacidad técnica y la experiencia que a lo largo de los años hemos ido acumulando.Es evidente que es un momento complicadísimo, hay un estigma sobre el mundo de la banca que lo hace difícil de comunicar; pero nosotros, el Banco Sabadell, en lugar de esconder la cabeza bajo el ala hemos decidido hacer justo lo contrario. Consideramos que en estos momentos más que nunca hay un reto, una posibilidad y una oportunidad de comunicación y las campañas que estamos haciendo responden a eso precisamente: intentar llegar a nuestro público, explicarles qué es el banco, que no somos ni peores ni mejores que los otros; en todo caso somos un banco que hace las cosas a su manera.
Creemos que los principios de la honestidad, la ética, la proximidad y la vinculación con el cliente continúan siendo nuestro ADN y esto es lo que intentamos transmitir con nuestras campañas. Este es el objetivo que nos hemos marcado desde Comunicación y hasta ahora nos va bien.
Fichar a Pep Guardiola como imagen también ayuda...
Sí, Guardiola fue en su momento el icono inicial a partir del cual todo lo demás ha fluido. En lugar de dedicarnos a hacer campañas estrictamente comerciales optamos por campañas vinculadas con los valores y lo que aporta una entidad financiera a la sociedad, más allá del beneficio económico que pueda dar o del servicio que pueda ofrecer. Y estos valores los marcó la misma personalidad de Pep.Y esta es la línea que buscamos comunicar: el mundo de los valores, sean los valores de la amistad, de las relaciones de las parejas, de la larga duración, de la cordura, de pensar que las cosas se pueden hacer bien en el mundo de la banca...
¿Y tenéis retorno de estas campañas publicitarias?
Sí, y es buenísimo. Además, las campañas son premiadas en todas partes, el último el premio Ondas, año tras año. En buena parte es mérito del publicista Toni Segarra y de su equipo, que son unos creativos buenísimos y que desde el primer momento supieron encontrar este filón y lo han explotado con mucha inteligencia. Y nos va muy bien. Estamos muy contentos.
¿Qué recuerdo guardas de tu etapa de corresponsal de TV3 en Washington?
El mejor. Estuve allí seis años y fue una etapa fantástica. Mi familia y yo mismo somos unos fans de los Estados Unidos. Es un país que conocíamos bien, ya habíamos estado allí anteriormente y nos gustaba el estilo de vida norteamericano. Además, cogí una época esplendorosa. Las cosas económicamente iban bien, el país funcionaba, casi no había paro y nadie sabía qué era la crisis.Y a nivel profesional, los diferentes equipos de dirección de TV3 me dieron mucha confianza. Nunca agradeceré bastante los seis años que pasé en Washington que son, hasta ahora, los mejores de mi vida profesional.
Como profesional del periodismo y la comunicación con muchos años de experiencia, ¿qué consejo darías a los recién graduados y graduadas en este ámbito?
La situación es tan complicada que dar consejos es muy difícil... Lo que sí que les recomendaría es que empiecen a trabajar tan pronto como les sea posible, a pesar de que cobren una miseria, lo sé, a cambio de que les dejen estar en una redacción.Nadie sale de la facultad siendo corresponsal en Washington, ni presentando un telediario, ni dirigiendo La Vanguardia. Este trabajo es un oficio y se aprende como lo hace el herrero o el carpintero, es decir, pasando de la fase del aprendiz al oficial y acabando siendo el maestro.
Nuestra profesión es un trabajo que se construye día a día. Se tiene que tener mucha paciencia y quien resiste gana. Quien no sea capaz de aguantarlo es que no sirve para este trabajo, y mejor que se dedique a otra cosa.
Otro aspecto que hay que valorar, más allá de escribir bien o mal, es que un periodista tiene que tener la capacidad innata para saber qué es noticia y qué no lo es. Tener olfato; y esto se tiene o no se tiene, y mejora con los años.
¿Cuál crees que es la principal revolución que han proporcionado las TIC en el mundo del periodismo y de la comunicación?
Soy un gran defensor de las redes sociales. Me parecen una herramienta extraordinaria pero soy muy crítico con el uso que a veces se hace de ellas.
¿En qué sentido?
En el de destrozar credibilidades, el buen nombre de las personas, atacar, insultar y manipular desde el más absoluto anonimato o bien mentir simplemente para poder perjudicar a una persona. Por eso apelo a utilizar las redes sociales con un mínimo de ética y de sentido común.
¿Te refieres a algún caso en concreto?
Hay muchísimos. Yo mismo fui víctima. En el momento en que me ofrecieron la dirección de TV3 y se supo, hubo gente que desde la cobardía por intereses miserables, se dedicó a decir mentiras. Y lo más doloroso es que caer en la trampa de responder es peor porque multiplicas el efecto.
Tu decisión de rechazar la dirección de TV3 sorprendió.
No tengo demasiadas ganas de hablar de este tema porque lo he hecho ya muchas veces. Una suma de circunstancias hizo que en un momento determinado creyera que no era el momento oportuno. Es cierto que habíamos hablado, que teníamos las cosas bastante avanzadas, pero elementos internos y externos, algunos vinculados a la propia casa, hicieron que decidiera que no era el instante adecuado.
Más allá de los medios de comunicación, internet y las TIC han impactado en todos los ámbitos. ¿Hay que formarse continuamente para adaptarse a este contexto cambiante?
Totalmente. Cuando hablábamos de las nuevas tecnologías decíamos que eran una herramienta formidable y la UOC es un buen ejemplo de cómo se pueden utilizar para bien. Esta universidad utiliza las TIC para facilitar la distribución equitativa y global del conocimiento y de la información. Personas que nunca en su vida hubieran podido hacer una carrera presencial la pueden hacer en la UOC.La UOC es una universidad extraordinaria que tiene al frente a una rectora fantástica y tanto ella como todo el equipo han sabido darle una envergadura magnífica. Modestamente pienso que el modelo de futuro de la universidad pasa más por la UOC que por las otras universidades.
La UOC quedará con el paso de los años como una de las buenas cosas que ha hecho el Gobierno de Cataluña.
¿Dónde te gustaría finalizar tu carrera profesional?
Siempre me hubiera gustado montar una empresa en la que pudiera facilitar servicios vinculados con el mundo de la comunicación. Pero soy muy feliz en el Banco Sabadell y me queda mucho trabajo por hacer.
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