3/11/20 · Estudios de Ciencias de la Información y Comunicación

«La tecnología móvil ensancha las posibilidades narrativas del periodismo»

Foto: Xavier Aldekoa

Foto: Xavier Aldekoa

El periodista Xavier Aldekoa ha sido uno de los protagonistas de la IV Jornada de Periodismo Móvil de la UOC ,

 

El periodista Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981), corresponsal de La Vanguardia en el continente africano y uno de los participantes de la cuarta edición de la Jornada de Periodismo Móvil de la UOC, defiende en esta entrevista las posibilidades narrativas que ofrece la tecnología y los nuevos formatos que hay que explorar para tender un puente con las nuevas generaciones. Aldekoa ha integrado la tecnología móvil en su día a día y considera que es un elemento fundamental para cubrir un continente tan vasto como el africano. Ahora bien, el periodista avisa de que la tecnología no puede sustituir el contacto directo con las fuentes y las historias, una característica del trabajo periodístico que, con la COVID-19, se tambalea forzosamente.

 

El periodista Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981), corresponsal de La Vanguardia en el continente africano y uno de los participantes de la cuarta edición de la Jornada de Periodismo Móvil de la UOC, defiende en esta entrevista las posibilidades narrativas que ofrece la tecnología y los nuevos formatos que hay que explorar para tender un puente con las nuevas generaciones. Aldekoa ha integrado la tecnología móvil en su día a día y considera que es un elemento fundamental para cubrir un continente tan vasto como el africano. Ahora bien, el periodista avisa de que la tecnología no puede sustituir el contacto directo con las fuentes y las historias, una característica del trabajo periodístico que, con la COVID-19, se tambalea forzosamente.

¿Cómo ha cambiado su manera de trabajar una pandemia de impacto tan profundo como la COVID-19?

La COVID-19 ha cambiado prácticamente todo el mundo en el que vivíamos antes, también el periodismo. En mi caso, lógicamente los viajes y los desplazamientos por el terreno son muy complicados, y para un corresponsal eso tiene un impacto directo. Lo que sí he intentado, en este contexto de pandemia, es crear sinergias y colaboraciones con compañeros africanos en el terreno para poder seguir trabajando. De hecho, en unos días me voy a Uganda y después a Somalia, así que cruzo los dedos para que la situación siga siendo suficientemente estable como para poder ir.

¿Piensa que los cambios introducidos con la pandemia impulsarán el periodismo móvil?

No estoy seguro de que sean cambios que haya impulsado la pandemia. Lo que ha hecho es acelerar situaciones que ya se estaban dando. Yo cada vez veía más el uso del móvil en coberturas: para grabar vídeos, hacer fotos de buena calidad, establecer conexiones, hablar con los jefes por WhatsApp o consultar fuentes. Hace cinco años, en el juicio de Pistorius, el deportista que mató a su pareja y fue juzgado en Sudáfrica, recuerdo ver a compañeros japoneses haciendo conexiones en directo con el móvil, y en ese momento me sorprendió mucho que fuera posible. Pues bien, esto, por ejemplo, ya lo tenemos. Lo que hace la pandemia es acelerar situaciones que quizá habrían tardado un poco más en establecerse.

¿Opina que las consecuencias del periodismo móvil varían según el medio?

Sí hay diferencias. Como corresponsal de prensa, televisión y radio, entiendo el móvil como una herramienta de mi día a día: tomo fotos, me sirve en situaciones en las que tal vez no es demasiado adecuado sacar el móvil por problemas con las fuerzas de seguridad, grabo muchos sonidos para la radio, ya que los móviles permiten grabar con buena calidad... Y sobre todo lo uso para los vídeos; las conexiones en directo las hago con un trípode. Sí que cambia la forma, pero entiendo el móvil como una herramienta, no sé si básica, pero sí paralela al cuaderno de notas y el bolígrafo. Así que ¡bienvenido sea el móvil en el trabajo!

El móvil permite cooperar con las fuentes sin tener un contacto directo.

Estos días, estoy cubriendo a distancia muchas cosas que pasan en África, y el móvil me permite estar en contacto con las fuentes. Por ejemplo, en cuanto a las manifestaciones de Nigeria, el móvil me permite hablar con amigos nigerianos y fuentes nigerianas mediante WhatsApp y hacer videollamadas para enterarme un poco de lo que ocurre. También me envían muchos vídeos. En este sentido, la tecnología es constante. También me permite —y pienso que es importante— mantener el contacto con las fuentes, con los protagonistas de reportajes. Recuerdo una chica de Sudán del Sur que huyó para ir a estudiar a Kenia, y también unas chicas que quieren ser fotoperiodistas en Gambia, con quien también puedo seguir hablando. Esto es muy importante cuando cubres un territorio tan grande como África. Lo que no es tan bueno es la pérdida del contacto humano, que te permite matizar mucho más, entender situaciones y captar más cosas. Pero nos tenemos que adaptar, durante un tiempo al menos, y aprovecharlo hasta que podamos volver pronto.

Estos cambios de los que hablamos son válidos en territorios conectados, pero la conectividad no es igual en todo el mundo. ¿Cómo lo percibe desde el continente africano?

Es cierto que en algunos lugares de África no hay buena conectividad. He podido mantener el contacto con algunas personas, pero con otras no. Estuve en Etiopía y Eritrea cubriendo la migración que va hacia Arabia Saudí, y hace poco también estuve con unos niños soldados en el este de la República Democrática del Congo, y en esos casos se me dificultaba mucho el trabajo porque la conexión todavía no es generalizada. Pero, por otra parte, África es el lugar donde más está creciendo el móvil y el uso de internet. Cada vez es más habitual que pueda cubrir las situaciones y estar en contacto con el móvil. Lo primero que hago cuando llego a un país es comprarme una tarjeta SIM del lugar y conectarme a internet. En mis coberturas es una herramienta esencial estar siempre conectado con el móvil y eso ya lo puedo hacer en todos los países, aunque en algunos territorios no es posible.

El móvil, aparte de los beneficios para el periodismo, también ha facilitado el acceso a la información en franjas más amplias de la población de África...

Es evidente que la globalización no es solo un vídeo de un baile que todo el mundo repite o un vídeo de YouTube que se hace viral; es un móvil con internet en la mano de un africano. Y eso lo ves claramente. Muchos chicos saben lo que ocurre al otro lado del mundo y pueden entender y reclamar derechos. África es un continente muy joven, la media de edad es de diecinueve años, pero también cada vez es un continente más educado. Un móvil es una puerta abierta al mundo, para ver otras realidades y saber que algunas maneras de hacer en el mundo son interesantes. Habrá cambios, revoluciones y demandas de derechos, como vemos ya en algunos países. Ha habido una revolución en Gambia que ha destronado al dictador, y también protestas en Nigeria que detrás tienen una raíz profunda en las redes sociales, internet y el móvil. Las tecnologías son también un altavoz y permiten organizarse para exigir atención universal. 

Uno de los retos cuando se habla de nuevas tecnologías sigue siendo verificar lo que se recibe. En países en conflicto siempre aparecen documentos audiovisuales de procedencia dudosa y a veces forman parte de una guerra de propaganda... ¿Cómo piensa que el mundo del periodismo afronta este reto?

Es clave y muy importante que los medios de comunicación seamos muy conscientes de la responsabilidad que tenemos de comprobar las noticias y los vídeos falsos (fake news y fake videos), porque son una constante. Siempre que pasa algo polémico en algún lugar aparecen vídeos y mensajes que son peligrosos, porque muchas veces atizan odios entre comunidades diferentes. Esto es una constante en países donde hay comunidades enfrentadas, y estas fake news son peligrosas. Es necesario controlarlas. Los medios de comunicación no solo tenemos que comprobarlo, sino que también tenemos que hacer un poco de pedagogía para que siempre que se reciba un mensaje así se compruebe antes de reenviarlo, porque puedes hacer más daño que bien. Pero, aun así, de esta vertiente me quedo con la parte positiva. Pensemos, por ejemplo, en una historia conocida, como el secuestro de las chicas de Chibok por parte de Boko Haram. El movimiento para liberarlas nace en Nigeria, de unos mensajes que la gente empieza a enviarse para intentar ayudarlas. Así que también hay componentes positivos ligados al móvil o a las redes sociales.

¿Qué aspectos valora más en su trabajo con respecto a la tecnología?

Las nuevas tecnologías ya forman parte de mi trabajo. Tampoco soy tan mayor, pero las primeras veces que viajaba a África íbamos a los cibercafés, que funcionaban fatal. Ahora el móvil ya forma parte del trabajo, incluso para escribir crónicas. Compras un billete de avión y al mismo tiempo escribes. Los móviles son clave para seguir lo que ocurre en el continente africano. Bienvenida sea la tecnología, siempre que no elimine la vertiente humana. En un continente con tanta calle y con tanto poder de las comunidades y las relaciones comunitarias, es imprescindible salir afuera y tocar piel, estar en contacto con la gente para explicar las cosas que ocurren. El móvil es una buena herramienta para traducir todas estas emociones, sensaciones e historias, pero no las sustituye en ningún momento.

Como corresponsal, debe de haber tenido contacto con corresponsales de generaciones anteriores. ¿Piensa que también se han integrado a las nuevas tecnologías y han sabido encontrar los beneficios que tienen para su trabajo?

No es una cuestión generacional, sino más bien individual. He conocido a gente mayor que sí utiliza las nuevas tecnologías y que está presente en las redes sociales y los blogs, pero no es lo habitual. Las generaciones más jóvenes o posteriores sí hacen un uso más habitual, pero pienso también que es una situación de contexto. La posición laboral de generaciones anteriores, en muchos casos, es completamente diferente, con un apoyo constante del medio de comunicación y una publicación directa solo en un medio. En cambio, en las generaciones jóvenes y posteriores vemos un perfil más de autónomo, que no solo trabaja para un medio sino para varios, y su presencia en las redes tiene una vertiente profesional de intentar convencer a más medios para publicar o emitir su trabajo.

¿Considera que el camino que se ha abierto con el periodismo puede contribuir a ensanchar las posibilidades de esta profesión? ¿De qué manera?

Indiscutiblemente, la tecnología y todo lo que implica permite ensanchar las posibilidades del periodismo, no tengo ninguna duda. Los podcasts proponen unas opciones enormes, y nos queda mucho margen para explorar las posibilidades narrativas de este tipo de periodismo. Incluso la combinación de varias cosas. En un momento en que las nuevas generaciones consumen cada vez menos medios tradicionales, también es importante extender o tender un puente hacia esa gente con otros formatos, ya sean novelas gráficas, documentales web (webdocs), cápsulas de vídeo por internet o podcasts. Todo esto amplía las posibilidades narrativas del periodismo, que debe usar estas herramientas y las que vendrán y que todavía no puedo ni imaginar.

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