17/8/21 · Estudios de Ciencias de la Información y Comunicación

«Las mujeres llenan las redacciones, pero los puestos de poder los ocupan los hombres»

natza farré

Natza Farré (foto: Noemía Elias Bascuñan)

Natza Farré , periodista y comunicadora feminista

 

Después de doce años participando en La Competència de RAC1, la periodista Natza Farré se ha convertido en un referente del feminismo en Cataluña gracias a su forma de informar en clave de humor. En 2019 obtuvo el Premio Buenas Prácticas en Comunicación no Sexista de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña y ha publicado los libros Curso de feminismo para microondas y Que no t’expliquin contes. También es comisaria de la exposición «Feminista havies de ser», que se estrenó en septiembre en el Palau Robert de Barcelona.

 

Después de doce años participando en La Competència de RAC1, la periodista Natza Farré se ha convertido en un referente del feminismo en Cataluña gracias a su forma de informar en clave de humor. En 2019 obtuvo el Premio Buenas Prácticas en Comunicación no Sexista de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña y ha publicado los libros Curso de feminismo para microondas y Que no t’expliquin contes. También es comisaria de la exposición «Feminista havies de ser», que se estrenó en septiembre en el Palau Robert de Barcelona.

Tras doce temporadas dejas La Competència. ¿Cómo afrontas esta decisión?

Yo soy muy obsesiva y perfeccionista; quería irme del programa con la sensación de haber dejado el listón alto, porque me molesta que las cosas te acaben desgastando y dejes de hacerlas tan bien como al principio. En La Competència lo hemos hecho muy bien durante estos años y estoy segura de que va a seguir siendo un programa buenísimo sin mí. No obstante, la decisión la he meditado mucho. Me parece muy feminista saber parar o coger aire cuando lo necesitas, y más en estos tiempos tan difíciles.

Se nota que el público te quiere. Tu marcha del programa ha tenido mucha repercusión en las redes sociales.

Me parece espectacular que la gente te quiera tanto, lo encuentro superemocionante. El contacto que tienes con los miles y miles de oyentes a pesar de que no los conozcas es muy bestia comunicativamente. Cada vez que alguien me reconoce me sigue sorprendiendo.

¿Por qué crees que existe esa conexión tan grande entre el comunicador y la audiencia?

Este amor solo te lo da la radio, porque al fin y al cabo como mejor nos entendemos es hablando. Además, el tipo de radio que hacemos nosotros es muy directo y nada impostado. Yo recomiendo a los alumnos que intenten conservar su personalidad al hablar.

El humor es clave para hacer este espacio radiofónico, pero ¿podría haber otros programas que hicieran pedagogía feminista con un tono más serio?

Sí, de hecho los hay. Aun así, yo soy una persona seria pero con mucho sentido del humor. Esta también es la clave del éxito del programa: aunque es complicado hacer que la gente se ría y reflexione, si tienes esta capacidad, es bueno usarla en todos los ámbitos. Yo la uso no solo al hablar de feminismo porque es mi manera de ser.

Y si no eres tú la que muestra y enseña el feminismo en la radio a partir de ahora, ¿quién lo hará?

Cualquiera. Después de doce años, ya hemos dejado claro que esto es necesario y que además a la gente le gusta escucharlo. En el caso de nuestro programa, yo ya dejo los deberes hechos y las instrucciones dadas.

Por desgracia, hay pocas mujeres dirigiendo programas. ¿Por qué los medios de comunicación no consiguen transmitir una imagen plural?

El fallo es que todos los que toman las decisiones son hombres. Las mujeres llenan las redacciones, pero los puestos de poder los ocupan los hombres. Por razones culturales y el machismo imperante en la educación que hemos recibido, las mujeres escogen modos de vida centrados en lo personal y no en lo profesional. Este es uno de los problemas del feminismo; mientras que las mujeres acabamos cansadas de competir, ellos sin luchar aguantan en sus puestos de trabajo mucho más, ya que el mundo público está hecho para los hombres. Por culpa de este sistema, estamos creando generaciones de niñas y niños infelices.

¿Hay esperanza en que esto cambie?

Afortunadamente hay muchas personas que estamos haciendo programas de radio, exposiciones, libros… y que estamos generando conciencia. Nuestro trabajo es relativamente importante, pero para mí el hecho de cambiar la mentalidad de alguien, igual que a mí me la han cambiado muchas escuchas y lecturas, le da sentido.

¿Con cuál de los libros que has escrito crees que has tenido más repercusión?

Lo que ha pasado con Curso de feminismo para microondas fue espectacular y lo sigue siendo. Con este libro he recibido muchos comentarios de personas a las que les ha cambiado la vida. Es un libro que, además de estar redactado con un gran sentido del humor, es muy práctico. A la gente le cuesta acercarse a textos densos o académicos, y este es muy comercial.

¿Qué fue lo mejor de escribir Que no t’expliquin contes?

Trabajar con Gala Pont. Es muy feminista trabajar codo con codo con la ilustradora, y esto a veces no se hace. Queríamos hacer un trabajo conjunto y en el resultado se nota que no ha ido cada una por su lado. El trabajo de guionista es muy solitario; por eso, cuando consigues un equipo con el que te entiendes bien y en el que cada una aporta, se ve reflejado en el resultado final.

¿Cuál es el punto fuerte de esta revisión feminista de cuentos infantiles?

Creo que el libro tiene dos aciertos, las ilustraciones de Gala y que se trata a los niños como se les debe tratar. Los niños son pequeños, pero son capaces de entender muchas cosas, y si no, pueden preguntarlo. Se generan debates familiares muy chulos en torno a los temas que se tratan. Aunque mi intención con este libro es entretener, es muy guay que se fomente la curiosidad.

Respecto a la exposición de la cual eres comisaria, uno de los datos que se dan es que las mujeres caminan menos que los hombres por culpa de los peligros a los que se enfrentan en la calle. ¿Las ciudades son seguras?

Se debe empezar a pensar en un urbanismo inclusivo y por desgracia no es un gran debate social. No se habla de este tema en los medios porque es una cuestión que solo nos afecta a las mujeres. Hemos normalizado mandar un mensaje a algún familiar o a alguna amiga después de volver a casa de noche. Este es uno de esos gestos cotidianos en los que debemos pensar; una mujer no puede caminar tranquila por su ciudad y vestida como le dé la gana.

Una sala de la exposición está dedicada a las experiencias machistas que muchas mujeres os han hecho llegar. ¿Esperabais esta aceptación y la gravedad de las historias?

Sí, porque cuando hablamos entre mujeres siempre escuchamos cosas muy graves que nos han pasado a todas. Lo que hemos conseguido con esta exposición es crear una red de seguridad para muchas chicas que ahora saben que otras han pasado por situaciones similares antes. No estamos mejorando en el tema de la violencia, pero sí en la compañía y el compartir historias. Que las mujeres tengamos voz pone nerviosos a algunos porque podemos decir cosas que no se han dicho antes.

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