12/6/25 · Educación

"La educación es la herramienta más potente para combatir los discursos políticos racistas"

Jordi Planella, director de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC

Jordi Planella

Foto: UOC

Jordi Planella es catedrático de Pedagogía Social desde 2012 y director de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC desde octubre de 2023. También es investigador del Laboratorio de Educación Social (LES), adscrito a la unitad sobre educación e elearning. Sus campos de investigación se centran en el estudio sobre la discapacidad, la teoría de la educación social y la pedagogía social, así como los estudios corporales aplicados a la educación. En esta entrevista, aborda los retos de la IA, la inclusividad, el uso de las pantallas en las aulas, la salud mental, las migraciones y el cambio climático en el ámbito de la educación.

 

¿Cómo se puede fomentar una educación inclusiva que atienda a la diversidad funcional y cultural del estudiantado?

A pesar de que son perspectivas muy diferentes, la diversidad funcional es la terminología que en un momento dado promueven determinados colectivos vinculados al campo de la discapacidad para denominarla de otro modo, mientras que la diversidad cultural se vincula más con el contexto social, educativo, etc. de personas migrantes, de minorías culturales, etc. Ambas forman parte de una visión unitaria de promoción para pensar y resignificar una sociedad realmente inclusiva. Y aquí, podríamos incluir otras cuestiones como son la diversidad de edades, la diversidad sexual, temas vinculados con el género, de pensamiento religioso, etc. Cada vez hay más particularidades que definen a los sujetos con los que trabajamos y que tendrían que poder incluirse de una forma u otra.

Por lo tanto, existe una cuestión de fondo que tiene que ver con romper con la idea monótona que está imperando históricamente en las sociedades, que es la idea de normalidad. El patrón siempre ha sido el mismo: un grupo de personas que denominamos o se denominan "normales" y el resto, de forma comparativa, deben asemejarse a estas. Quien se aleje de este patrón se sitúa en los márgenes de la normalidad, de la sociedad. Pienso que el gran cambio consiste en repensar todo esto, en acabar con la noción de que existe una normalidad y que el resto tenemos que esforzarnos para acercarnos a ella.

 

¿Qué factores ayudan a las personas con discapacidad a tener éxito profesional?

Es un tema complicado porque deberíamos definir qué significa éxito. Pero es cierto que, según las estadísticas, el porcentaje de personas con discapacidad que van a la universidad es mucho menor que en el caso de las personas que no disponen de un "certificado de discapacidad". Por lo tanto, el éxito de los que tienen un certificado es más reducido y ocurre lo mismo con su nivel de vinculación al mundo laboral. Tienen menos oportunidades, y a menudo un determinado colectivo de personas con discapacidad, no todos, requieren de unas características del puesto de trabajo que son o pueden ser diferentes a las del resto de trabajadores y trabajadoras. Por ejemplo, hay personas con enfermedades orgánicas que necesitan optar a un trabajo de media jornada porque no pueden estar muchas horas seguidas trabajando, o requieren determinadas adaptaciones que el sector profesional o el sector empresarial no siempre están dispuestos a realizar (a pesar de que hay una serie de leyes que lo amparan desde hace más de cuarenta años).

Según la investigación que hemos realizado en diferentes proyectos, un buen contexto de acogida en la organización donde se efectuará el trabajo es uno de los aspectos clave para tener éxito profesional. Se necesita un equipo en el núcleo de dirección de la empresa que crea realmente en la incorporación de las personas con discapacidad en su entorno. Y esto tiene que ver no solo con el cumplimiento del 2 %, que es lo que marca la Ley general de discapacidad, sino que realmente exista un compromiso ético de incluir y de hacer que seamos una sociedad inclusiva a través de una organización inclusiva.

 

¿Qué sectores están empezando a incorporar educadores sociales, a pesar de que tradicionalmente no lo hacían?

Cuando comenzamos el grado de Educación Social, ya en 2009, incluimos una asignatura innovadora, que era Escuela y educación social. Aunque la educación escolar y la educación social son perspectivas diferentes, ambas al final forman parte de un proceso integral, que es la educación de las personas en contextos diversos. Desde hacía unos cuantos años, sobre todo en otras comunidades (Extremadura o Castilla-La Mancha) ya se incorporaban educadores sociales en las escuelas y, de forma prioritaria, en los institutos. En Cataluña, se incorporaron bastante más tarde y en otras comunidades su incorporación todavía está pendiente.

Otro campo importante es el de la salud mental desde una perspectiva preventiva o en acompañamiento en proyectos sociales. Es una tarea que las y los educadores sociales, también desde hace años, estamos llevando a cabo. Este acompañamiento no se hace, evidentemente, a través de un trabajo psicoterapéutico, más centrado en sesiones clínicas, y de una tarea de psicólogos y psiquiatras, sino que se trata de un acompañamiento a la vida cotidiana, vinculado mucho más a procesos de salud mental comunitaria. En este sentido, hay que destacar los avances en Cantabria con la figura del educador o educadora social incorporada al ámbito sanitario ya desde el año 2018.

La educación social también está entrando de manera muy potente en todas las cuestiones vinculadas a la inclusión de colectivos que, por motivos de género o de diversidad sexual, han experimentado situaciones de exclusión o de vulneración de sus derechos. De hecho, en el grado de Educación Social del próximo semestre habrá una asignatura obligatoria sobre feminismos (Perspectivas feministas y de género en educación social), que diría que es la única con este enfoque que se imparte como obligatoria en toda España.

 

La pedagogía de la corporeidad es uno de tus campos de estudio. ¿En qué consiste y de qué manera puede contribuir a la equidad social?

Empecé a trabajar en este campo el curso 2000-2001, cuando inicié mi tesis doctoral, y que defendí en 2004 en la Universidad de Barcelona. El título del programa de investigación en el que trabajo desde entonces es también el título del libro que se publicó al poco de defender la tesis: Cuerpo, cultura y educación (2006). Ahora estoy trabajando en la segunda parte del libro: Cuerpo, cultura y educación II. Básicamente, lo que plantea el programa de investigación es romper con las lógicas que han hecho que la educación en general se imparta desde la perspectiva de la filosofía que ha imperado en Occidente, que es en esencia una filosofía de carácter platónico y cartesiano, en la que se ha privilegiado siempre todo lo relacionado con la transmisión intelectual y se han anulado o relegado a un segundo plano los sentidos. Se conocen máximas de Platón y de Descartes que corroboran de forma lapidaria esta visión. Por ejemplo, la sentencia de Platón que dice que "el cuerpo es una prisión para el alma". La pedagogía de la corporeidad intenta recuperar la dimensión no solo física, porque ya hay otras disciplinas que la trabajan claramente como la educación física, sino toda la dimensión antropológica, cultural y simbólica del sujeto. De algún modo, lo que hace es utilizarla como fuente de contacto, como fuente de aprendizaje con el mundo y desde el mundo, y como forma de vincularse con su entorno. Educar no es solo transmitir a través de la palabra; la pedagogía de la corporeidad se sitúa en formas de transmisión educativa que proponen también el paso de la palabra al cuerpo.

 

En este sentido, ¿qué impacto han tenido las redes sociales en el significado del cuerpo?

Desde hace años se estudia el campo de la resignificación del cuerpo en la contemporaneidad. Hay un antropólogo francés muy importante, David Le Breton, que en 1999 ya habla en un libro de la desaparición y resignificación del cuerpo (L'adieu au corps). El cuerpo en las redes sociales adquiere otra dimensión. Los sujetos pueden reinventar su cuerpo con avatares, pero, además, hay otras ficciones somáticas que hacen que pueda tener una experiencia diferente. También es interesante el papel o la presencia del cuerpo de las personas con discapacidad en las redes sociales, donde lo que en un contexto más físico se puede convertir en una dificultad, en un contexto virtual se resignifica de una manera muy diferente.

Sin embargo, encontramos algunos aspectos negativos del cuerpo en la red, porque hay una presencia desbordante de cuerpos que nos los muestran perfectos (según un patrón ficticio), esbeltos, pero que son los que están marcando el patrón hegemónico de la normalidad corporal. Y esto hace que también se pueda desencadenar toda una serie de imaginarios, sobre todo en el contexto de la adolescencia, que provocan que se desarrollen determinadas conductas patológicas vinculadas a la autoimagen corporal.

 

¿Cómo puede la IA mejorar la experiencia del aprendizaje y, en general, de los procesos educativos?

Con la popularización de las nuevas tecnologías, como los ordenadores en los años ochenta, internet en los noventa o anteriormente las calculadoras, siempre suelen aparecer posiciones de resistencia hacia estos progresos y posiciones a favor de su uso. En la docencia, la IA es una herramienta que no solo puede ayudar a encontrar información (los buscadores clásicos de internet ya lo hacen pero con la IA de una forma mucho más revolucionada), sino, sobre todo en cuanto a combinatoria, también a combinar documentos y a obtener mucha más información de estos. Existe un gran temor de que el estudiantado utilice cada vez más la IA en la producción directa de los trabajos (no como ejercicio de consulta), pero puede servir a la vez como una potente herramienta de acompañamiento. De hecho, sus posibilidades todavía no se pueden llegar a imaginar por completo. Por ejemplo, si en la producción final de un trabajo (un TFG, por ejemplo) se deben incluir las palabras clave, la IA puede ayudar a detectar de forma concisa, numérica y directa cuáles son estas palabras, a pesar de que nosotros podamos saberlo de manera intuitiva gracias al trabajo que hemos ido haciendo.

La inteligencia artificial es una aliada, pero una de las problemáticas que surgen con la aparición de nuevos dispositivos tecnológicos o de nuevas realidades digitales es la obsesión por sus consecuencias. Al final, lo que no podemos olvidar es la importancia de formar ciudadanos críticos con lo que ocurre en el mundo, con las políticas que imperan y, sobre todo, con estas herramientas que pueden tener una doble perspectiva: la perspectiva de transformar ciertas realidades pero también de quedar "esclavizados" por ellas. Por lo tanto, es muy importante el trabajo de la inteligencia artificial en los procesos de aprendizaje, pero situada o resituada en el contexto y en las formas adecuadas para poder usarla. Por este motivo, no dejamos de lado la reflexión y el trabajo sobre y desde la inteligencia natural, y tampoco nos olvidamos de algo tan relevante como es la inteligencia colectiva.

 

¿Cómo valoras la restricción del uso de pantallas (móviles, ordenadores, etc.) en las aulas?

Tiene un sentido parecido al del uso de la IA en la formación. Es una decisión de las políticas educativas que a menudo se toma desde los servicios educativos. Puede haber muchas posiciones a favor y en contra. Lo que es evidente es que las pantallas, los móviles, los ordenadores, en su momento la calculadora, y ahora el ChatGPT tienen una utilidad importante. Una de las cuestiones que me generan más dudas sobre su restricción es pensar que, por el simple hecho de restringirlos en las aulas, las problemáticas que suscita su uso se acabarán solucionando y desapareciendo. Lo que es fundamental es que se potencie el aprendizaje del uso de estas tecnologías desde un punto de vista crítico y útil y que tanto familias como niños y niñas puedan ver dónde están los límites de su uso.

Más allá de esto, sabemos que en determinados países se ha prohibido taxativamente el uso de los móviles y los ordenadores en las escuelas, mientras que en otros se ha priorizado el uso de tabletas y de libros digitales por delante del uso de textos en papel, pensando sobre todo en lo que representa transportar unos libros físicos muy pesados y la alternativa de concentrarlos todos en un libro electrónico. Hay muchas perspectivas y, al final, lo que es esencial es que existan criterios claros y lo más compartidos posible sobre por qué se hace una cosa o por qué se hace otra.

 

En el ámbito de la salud mental, ¿qué proyectos o iniciativas innovadoras se están llevando a cabo socialmente para combatir esta situación?

La salud mental es un ámbito muy importante en nuestros estudios, especialmente a través del grado de Psicología (el más grande en número de estudiantado de la UOC), pero también con el máster universitario de Psicología General Sanitaria y el máster universitario de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención. Pero esta área, en el fondo, atraviesa a todas las demás áreas de los estudios, como la educación social y la educación escolar. En la educación escolar, es uno de los temas críticos vinculado al bienestar emocional de los niños y las niñas y los adolescentes; en los institutos, el bienestar emocional es un tema relevante, pero a la vez sigue siendo una asignatura pendiente de abordar con la magnitud que requiere. Hay proyectos interesantes que se están desarrollando, como por ejemplo todo lo que tiene que ver con la realidad virtual como forma de intervención, las ecologías de aprendizaje en salud mental digital en la adolescencia, el cuidado democrático y colectivo en los trastornos mentales, etc. También existen proyectos muy atractivos que justo implican la expresión de los sentimientos a través del cuerpo, por medio del teatro. En este sentido, se están poniendo en marcha muchas experiencias interesantes que lo que hacen es dar la palabra a los colectivos, por ejemplo, para que puedan utilizar el teatro como una herramienta de incorporación, como una herramienta de procesos terapéuticos.

 

En un contexto de crisis migratorias en el mundo, ¿qué aspectos crees que deberían mejorarse para lograr la integración y cohesión social de los migrantes?

Nos encontramos en un contexto políticamente muy tensionado, en el que el aumento de la extrema derecha con discursos muy directos en contra de la población inmigrante está impactando en determinados grupos poblacionales y suscitando actitudes racistas. Solo hay una manera de combatir el racismo; bien, hay muchas maneras, pero, desde la perspectiva en la que nos encontramos nosotros, existe una forma clara, que es la educación. La educación y los procesos comunitarios permiten vincular comunidades migrantes con comunidades que no son migrantes. Al final, todos formamos parte de una sociedad y esta sociedad tiene que poder hacer un cambio hacia una perspectiva mucho más amplia, de inclusión de todas las ciudadanas y los ciudadanos.

Por lo tanto, hay un punto muy potente que se vincula con lo que podemos trabajar en las escuelas, como primeros procesos de socialización de los niños y las niñas en los dispositivos escolares, y que, de hecho, esto ya se está efectuando a muchos niveles. Francia, uno de los países donde se han producido problemáticas de fracaso importantes en los últimos años vinculadas a las políticas migratorias, sigue trabajando muchísimo para combatirlo a través de la educación, a través de nuevos programas. Se insiste en la educación para combatir el racismo. Al final, la educación es la herramienta más potente de la que disponemos para transformar la sociedad y combatir estos discursos políticos racistas radicales. Pero la educación como transformación demanda estrategia y sobre todo paciencia; no se logra nada de forma rápida.

 

¿Cómo afecta la crisis climática a los colectivos más vulnerables desde una perspectiva social y educativa?

La crisis climática incide a muchos niveles. Es una problemática que provoca migraciones climáticas que afectan sobre todo a poblaciones que viven en contextos con temperaturas extremas y elevadas, como por ejemplo una parte del continente africano. Las personas se ven obligadas a desplazarse miles de kilómetros por los efectos de la sequía (falta de alimentos y agua) y porque en el contexto en el que viven no hay posibilidades reales de sobrevivir. En las ciudades de nuestro entorno, la crisis climática perjudica muy negativamente a los colectivos más vulnerables, en especial a los económicamente vulnerables, porque tienen dificultades para acceder, por ejemplo, al aire acondicionado en la vivienda, a espacios con temperaturas agradables en verano, o a la calefacción y a temperaturas más cálidas en invierno. Al final, la cuestión económica acaba afectando al bienestar corporal de las poblaciones vulnerables. Es cierto que se implementan determinadas políticas para compensarlo, pero dichas políticas son insuficientes. Este será uno de los temas emergentes que tendremos que abordar los próximos años.

 

¿Cuáles son las líneas estratégicas principales de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC para los años venideros?

Los próximos años nos enfrentaremos a retos relevantes que estarán vinculados a las demandas reales de necesidades de nuestro entorno. Así, un primer reto está relacionado con poder vincular mucho más y de forma más directa los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación con nuestro entorno. De forma particular y concreta ya lo hacemos, pero queremos desplegar diferentes estrategias a partir del Mapa de Alianzas que hemos elaborado. No se trata solo de vinculaciones con servicios, centros de investigación, otras universidades, etc., sino también de poder conectarnos mucho más directamente con el entorno más cercano: con los servicios, entidades, organizaciones, administración que funciona en nuestro barrio, en el 22@. Esta universidad no puede vivir ni existir dando la espalda a la sociedad.

En este sentido, la transferencia será clave, así como el despliegue de diferentes microcredenciales que deben dar respuesta a las demandas directas y reales de la sociedad. Formación vinculada al acompañamiento en el duelo, a los cuidados en los trastornos mentales, al género o a la sostenibilidad son elementos clave que tienen que permitir ofrecer a las y a los profesionales proyectos formativos de temáticas emergentes en nuestra sociedad.

La salud mental de las ciudadanas y ciudadanos nos preocupa enormemente. Tenemos retos a muchos niveles, pero en especial habrá que dar un giro importante en algunas de las formaciones que ofrecemos y en las que el tratamiento de la salud mental no figura, o bien lo hace de una forma demasiado tangencial. Pienso especialmente en la formación de profesionales de la educación que, si bien su función principal en la escuela o en el instituto puede ser otra, es muy importante que estén muy formadas y formados para comprender, detectar y actuar ante situaciones que afecten directamente a su estudiantado.

Los próximos años también será clave seguir con el trabajo vinculado con el mundo digital, ya sea a través de procesos que transformarán determinadas prácticas profesionales (mediante el uso de ciertas herramientas como la realidad virtual) o en las formas de llevarlas a cabo (formación no presencial, procesos de acompañamiento digital, etc.).

 

¿Y en qué ámbitos de investigación os centráis? ¿Algunos proyectos que destacar?

Los grupos de investigación de los estudios están vinculados a cuatro de las cinco nuevas unidades de investigación. Su investigación está ligada al ámbito de la salud, la tecnología, la cultura o la educación a lo largo de la vida. En general, se puede decir que el interés principal de la investigación de los estudios es la salud y la educación planteadas desde diferentes perspectivas y teniendo en cuenta todos los matices y características de cada grupo de investigación o de las investigadoras o investigadores individuales.

Entre los proyectos que en estos momentos se llevan a cabo, hay de temáticas muy variadas, como la competencia digital en el campo de la salud, la pacificación y el papel de la educación en contextos armados, el impacto de la IA o la realidad virtual como forma de terapia, la IA y los procesos educativos, la educación para la sostenibilidad, el feedback en la formación, la inclusión laboral de personas con discapacidad a través de las tecnologías, la función de los educadores sociales en las escuelas, los sesgos de género en la detección de los trastornos del lenguaje, la neuromodulación y la neuroimagen, etc.

Uno de los grandes retos que tenemos delante, y que me he marcado como director de estudios desde el principio, es vincular toda la investigación a la formación que impartimos, tanto en lo que se refiere a grados como a másteres. Así, la investigación, además de estar ligada a una producción de papers y acreditaciones de sexenios, debe tener un impacto real en la sociedad y en las profesiones para las que formamos en el aspecto de la transferencia. Además, con la investigación se quiere dar respuesta no solo a la "investigación básica", sino también a las problemáticas que van emergiendo. Se trata de poder prever las que pueden aparecer en los cinco o diez años próximos y qué soluciones se les pueden aplicar si se hacen realidad. No es fácil tenerlas previstas, pero más allá de lo que hemos mencionado en estos momentos, habrá que prever que la investigación no puede dejar de lado las problemáticas sociales y emocionales vinculadas con la falta de vivienda, con el incremento del racismo a diferentes niveles, la diversidad sexual y su tratamiento por parte de determinadas políticas sociales o bien los procesos formativos globales a lo largo de la vida. Por las temáticas que atraviesan los programas formativos de nuestros estudios, las investigaciones del futuro tienen que poder preservar este vínculo con la mejora y el mantenimiento del bienestar general de las poblaciones que las profesiones para las que formamos acompañan.

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