25/10/19 · Institucional

«Hay que aumentar la contribución de todos los miembros de la comunidad universitaria a la producción y visibilidad del conocimiento»

Foto: FUOC

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Isidro Aguillo , experto en evaluación de la ciencia

 

¿Cómo debe evaluarse la producción científica para no interferir en la actividad investigadora? ¿Qué papel deben desempeñar las universidades, centros e institutos de investigación? ¿Y las editoriales científicas? Conversamos con Isidro F. Aguillo, responsable del Laboratorio de Cibermetría del Instituto de Bienes y Políticas Públicas (IPP) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Licenciado en Biología, máster en Información y Documentación, diplomado en Estudios Avanzados, doctor honoris causa por la Universidad de Indonesia y por la Universidad Nacional de Investigación Nuclear de Moscú, Aguillo es un reconocido experto en cibermetría, es decir, la medición, el estudio y el análisis de toda clase de información que hay en internet. Este investigador es uno de los impulsores de la revista científica Cybermetrics, la primera revista electrónica con revisión por pares —esto es, aplicando uno de los métodos de validación de contenidos científicos más reconocidos internacionalmente— del CSIC, así como del Ranking Web de Universidades, que mide la presencia en la web y la visibilidad digital de más de 28.000 instituciones académicas de todo el mundo.

 

 

¿Cómo debe evaluarse la producción científica para no interferir en la actividad investigadora? ¿Qué papel deben desempeñar las universidades, centros e institutos de investigación? ¿Y las editoriales científicas? Conversamos con Isidro F. Aguillo, responsable del Laboratorio de Cibermetría del Instituto de Bienes y Políticas Públicas (IPP) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Licenciado en Biología, máster en Información y Documentación, diplomado en Estudios Avanzados, doctor honoris causa por la Universidad de Indonesia y por la Universidad Nacional de Investigación Nuclear de Moscú, Aguillo es un reconocido experto en cibermetría, es decir, la medición, el estudio y el análisis de toda clase de información que hay en internet. Este investigador es uno de los impulsores de la revista científica Cybermetrics, la primera revista electrónica con revisión por pares —esto es, aplicando uno de los métodos de validación de contenidos científicos más reconocidos internacionalmente— del CSIC, así como del Ranking Web de Universidades, que mide la presencia en la web y la visibilidad digital de más de 28.000 instituciones académicas de todo el mundo.

 

¿En qué consiste su actividad en torno a la cibermetría y cuál es el objetivo de su laboratorio?

El laboratorio tiene dos objetivos. Uno puramente científico, que pretende promocionar la aproximación cuantitativa, que creemos más objetiva, menos sesgada, al estudio de los contenidos académicos y los procesos de comunicación científica en la web. Además, pretendemos tener un mayor impacto social, centrándonos en la promoción de la llamada ciencia abierta, la open science, y su contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Ha publicado artículos en los que se ha mostrado crítico con el gasto que hacen las universidades y centros de investigación públicos para la publicación de trabajos científicos en determinadas revistas. ¿Puede explicar los motivos de esas críticas?

Somos firmes partidarios de las iniciativas de acceso abierto, que han liberado ya una gran cantidad de trabajos científicos a usuarios de todo el mundo. Sin embargo, el modelo de pago por publicar ha derivado, por parte de algunas de las editoriales más importantes, en exigencias desmesuradas de dinero. Se genera un lucro desmedido por la explotación de los autores y revisores de los trabajos que podría estar dictado por normas de mercado ligadas al prestigio de las revistas.

Como miembro de varios comités de expertos de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea ha señalado deficiencias y carencias de los modelos clásicos de evaluación de la ciencia. ¿Cuáles son principalmente y qué alternativas propone?

Nuestra labor originalmente fue proponer una mayor diversidad de los indicadores usados en la evaluación, incorporando las métricas web. Ahora que la ciencia abierta ya requiere de nuevas fuentes e indicadores, nuestra preocupación está en el uso racional, informado y responsable de estos. Sobre esos nuevos indicadores, nuestra propuesta es preferir siempre los relativos a los absolutos y exigir la contextualización tanto de las medidas de producción como de las de visibilidad, impacto o uso con condicionantes personales, institucionales, disciplinarios, temporales o económicos, entre otros. Estas ideas están reflejadas en el llamado manifiesto de Leiden.

¿Cómo se debería evaluar la producción científica en ciencias sociales y humanidades?

El análisis de citas debe seguir ocupando una posición central en su evaluación, pero hay que utilizar fuentes más completas y menos sesgadas. Hay que exigir más rigurosidad en el cumplimiento de estándares a sus publicaciones y complementar esa evaluación con la opinión de expertos. Esta aproximación mixta, es decir, cuantitativa y cualitativa, es válida para todas las evaluaciones siempre que se prime la transparencia en los procesos y en la justificación de los resultados.

El profesorado universitario tiene que hacer docencia e investigación. Existen agencias acreditadoras nacionales e internacionales —como ANECA, en el caso de España— para evaluar la calidad y el desarrollo de las carreras científicas. ¿Un currículum investigador brillante es condición suficiente para acreditarse, es decir, para certificarse oficialmente como profesional de la ciencia?

La acreditación ha sido en general un acierto, aunque desafortunadamente no ha acabado ni con el nepotismo ni con la endogamia de nuestras universidades. Sin embargo, un excesivo automatismo de los procesos, una confianza desmesurada en criterios cuantitativos no contextualizados y la falta de transparencia han limitado su valor en casos en que la flexibilidad debería ser mayor. El margen de maniobra requerido podría solucionarse de manera simple con entrevistas personales con informe público.

¿Cree que los criterios y los procedimientos que actualmente ANECA aplica en España son mejorables? ¿Deben existir las agencias de acreditación para valorar la actividad investigadora?

Las agencias de evaluación son necesarias, pero se necesitan sistemas nacionales de información científica exhaustivos y rigurosos que proporcionen datos fiables a los comités evaluadores. Esos sistemas deben ser creados y mantenidos por profesionales, tener recursos amplios e independencia, pero sobre todo deben ser públicos, y en ellos debe primar la transparencia y la actualidad de la información que proporcionen. Con dicha información de calidad, los criterios y procedimientos de evaluación podrían modelarse según necesidades y autocorregirse en un escenario abierto e interactivo con los usuarios.

Se está produciendo un debate en la comunidad científica sobre una clasificación de revistas que ha publicado la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), con el objetivo de servir a ANECA y a otras agencias de evaluación como herramienta para mejorar los sistemas de acreditación de la calidad de los trabajos publicados por los investigadores de las áreas de ciencias sociales y humanas. ¿Cuál es su posición al respecto?

La utilización de métricas de revistas para evaluar individuos ha sido formalmente rechazada por la comunidad internacional en la llamada declaración de San Francisco (DORA). El procedimiento de elaboración de la clasificación ha sido secreto, con una metodología utilizada sin suficiente revisión de expertos.

La UOC es una de las universidades que ha firmado la declaración de San Francisco (DORA) para evolucionar a un modelo de evaluación de la ciencia que tenga más en cuenta la calidad. ¿Qué opina sobre DORA y cómo pueden adoptar medidas las universidades para sumarse a sus principios?

La declaración obliga a todos los firmantes a abandonar el uso del factor de impacto y de todas las métricas de revistas en la evaluación de individuos, grupos o instituciones. Lamentablemente todo el sistema académico y de investigación español sigue utilizando esos indicadores.

Ha asistido al seminario de Edición Científica en la UOC. A su entender, ¿cuál es el estado de salud de las revistas científicas españolas?

España necesita unas pocas grandes revistas multidisciplinarias, no centenares de revistas con cierta calidad formal y procedimental, de interés muy minoritario.

Ha impulsado el Ranking Web de Universidades de todo el mundo: ¿en qué consiste y qué criterios se tienen en cuenta?

El Ranking no pretende ni clasificar universidades ni sus sedes web, sino promocionar la publicación en abierto del conocimiento generado por dichas instituciones. El objetivo es aumentar la información de calidad que tan a menudo se echa en falta en la web. Nuestros criterios valoran la cantidad y la calidad de la información académica en la web, el compromiso personal, no solo del profesorado sino de toda la comunidad académica, en hacer accesible dicha información y el impacto de dichos contenidos en la sociedad de todo el mundo.

En esa clasificación, la UOC se sitúa en el puesto 38 del Estado y en el 895 del mundo. ¿Cómo valora nuestra posición? ¿Qué deberíamos tener en cuenta para mejorarla?

Nuestra clasificación recompensa a las universidades abiertas, que, con frecuencia, son infravaloradas por otros editores. La clave para mejorar no se logrará solo con iniciativas desde arriba, sino que es imprescindible aumentar la contribución de todos los miembros de la comunidad, abriendo la presencia en la web no solo a profesorado e investigadores, sino también a bibliotecarios, técnicos y administrativos y, por supuesto, a los estudiantes. La riqueza y diversidad de la institución tiene que estar reflejada en la web pública.

Se celebrarán nuevas elecciones generales. ¿Qué le recomienda a quien se ocupe del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades?

Esta es la pregunta más fácil de responder: ¡que aumente sustancialmente la financiación para llegar a los estándares europeos!

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