23/12/13

«La pérdida de memoria no es inherente al envejecimiento del cerebro»

Álvaro Pascual-Leone ,

¿Cuáles son los retos de la neurología a corto plazo?
El reto más importante es desarrollar técnicas de prevención de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas. En medicina y medicina familiar este cambio -hacer especial hincapié en la prevención- ya se ha producido, pero en neurología y psiquiatría no ha tenido lugar todavía. Es fundamental entender qué es un cerebro sano, para diseñar intervenciones que ayuden a mantenerlo saludable a lo largo de la vida y minimizar el riesgo de enfermedades.

Otro reto es, cuando ya existe la enfermedad, conseguir minimizar los síntomas. Todo eso también lo tenemos que aprender.
¿Cree que hay posibilidades de tratamiento o curación de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas?
Sí. Hemos avanzado mucho; hay tratamientos que antes no teníamos. Pensemos, por ejemplo, en el infarto cerebral. Ahora tenemos un tratamiento para reabrir las arterias cuando la persona ya ha sufrido el infarto. En epilepsia, tenemos un gran número de medicamentos para controlar la enfermedad. En depresión, cada vez tenemos más posibilidades de intervención con fármacos u otras técnicas para minimizar los síntomas. También en esclerosis múltiple. Hay muchas enfermedades neurológicas o psiquiátricas con tratamientos para hacerles frente. No las curamos, pero hacemos la vida más tolerable.

Este esfuerzo debe continuar, evidentemente, pero creo que es el momento de empezar a centrarnos en la prevención.

«Con el envejecimiento perdemos algunas capacidades, pero ganamos otras»



Cuando el cerebro envejece, ¿todos los cambios son negativos?
No. Sencillamente son cambios asociados al envejecimiento, igual que hay cambios asociados a la pubertad. Intrínsecamente no son ni buenos ni malos, sencillamente forman parte del desarrollo del cerebro.

Existe la idea equivocada de que cuando envejecemos empezamos a perder capacidades. Es mejor pensar que el cerebro tiene una línea de desarrollo continua, pero no hay un proceso ascendente y después una bajada. Con el envejecimiento perdemos algunas capacidades, pero ganamos otras.
¿Qué capacidades gana el cerebro cuando la persona envejece?
Te pondré un ejemplo. La manera de pensar y de aprender de las personas mayores es diferente de la de los niños porque las conexiones que tiene el cerebro son diferentes. Expresado de manera muy simple: los niños tienen conexiones más cercanas -«esto es una botella, esto es una corbata...»-, mientras que las personas mayores tienen más conexiones que conectan áreas distales, con lo cual tienen una visión más global de la vida. Quizá no recuerdan el nombre, pero saben que aquella persona está relacionada con aquella otra. Simplificándolo: la diferencia estriba en ver las hojas del árbol o ver todo el bosque. Y necesitamos gente que vea el bosque, necesitamos esa sabiduría.
Pero es cierto que cuando nos hacemos mayores perdemos algunas capacidades, como la memoria, la capacidad de atención...
La pérdida de estas facultades se debe a que no hacemos lo suficiente para mantener la salud del cerebro. No es una falta de capacidad intrínseca de la vejez, sino que viene dada por diferentes factores: no hacer suficiente ejercicio, tener una vida sedentaria, comer demasiado, no dormir lo suficiente...

«Perdemos memoria porque no cuidamos lo suficiente el cerebro»



Así, ¿la pérdida de memoria no es inherente al envejecimiento del cerebro?
Yo creo que no. Los estudios muestran que las personas de ochenta a noventa años tienen menos memoria de trabajo (la inmediata) que alguien de veinte a treinta años. Pero creo que es un dato contaminado por el hecho de que el nivel de salud cerebral de las personas de ochenta a noventa años no es óptimo: podrían tener mucha más memoria si la salud de su cerebro fuera mejor.

Este es el gran reto: cómo conseguir mejorar la salud del cerebro. El problema no es que perdamos memoria cuando nos hacemos mayores, sino que no estamos usando el cerebro de la manera óptima para mantenerlo sano. Sabemos que estas pérdidas de memoria son reversibles.
Así pues, ¿cómo podemos revertir estas pérdidas de memoria?
Por un lado, necesitamos entender mejor cuál es la base de estas pérdidas y, por otro, tenemos que reentrenar al cerebro para hacerlo más plástico. Hay cosas muy sencillas que sabemos que son eficaces: dormir suficientes horas, evitar algunas medicaciones, como por ejemplo el Valium (sirve para dormir mejor pero reduce la plasticidad), comer las mínimas calorías posibles, sin llegar a perder peso. Hacer ejercicio físico regular y vigoroso (no basta con salir a pasear, hace falta que el corazón se ponga a ciento cincuenta pulsaciones). Todas estas cosas son relativamente fáciles de hacer, como la gimnasia mental, que no solemos practicar.

«Los niños están continuamente aprendiendo cosas nuevas, mientras que los mayores no tenemos ese reto»



Y ¿cómo se hace la gimnasia mental?
Aprendiendo cosas nuevas. Te lo explicaré con un ejemplo. Una persona se jubila y pasa a hacer aquello que siempre le ha gustado hacer. Eso es maravilloso y vale la pena hacerlo, pero de este modo no entrenas el cerebro, sino que lo mantienes al mismo nivel. Lo que hace falta es ponerle retos: aprender cosas que nunca has hecho antes. Por ejemplo, una persona de tipo intelectual y científico -como yo, por ejemplo- lo que necesita es ponerse a bailar, aprender pasos de danza y bailar el tango. Si me dedico a hacer crucigramas y a leer, que es lo que he hecho toda la vida, no ejercitaré el cerebro.

Esa es la principal diferencia con los niños: están continuamente aprendiendo cosas nuevas, mientras que los mayores no tenemos ese reto y, de ese modo, vamos perdiendo capacidades. No se pierden de manera intrínseca, sino que es consecuencia de no hacer las cosas bien.

«Es una pena que la Seguridad Social no cubra las técnicas de estimulación cerebral no invasiva porque ayudan a los enfermos con depresión»



Se han hecho estudios con monjes budistas y se ha visto que la meditación tiene efectos beneficiosos en el cerebro.
Sabemos que la meditación y la introspección, en general, activan circuitos cerebrales específicos que son fundamentales para ordenar el resto de la actividad cerebral. Proporcionan un beneficio que va más allá del descanso general y potencian la adquisición de habilidades.
¿Las técnicas de estimulación cerebral no invasiva ya se aplican en la medicina?
En Estados Unidos estas técnicas están aprobadas para el tratamiento de la depresión, las cubren los seguros médicos. En España no están incluidas en los servicios de la Seguridad Social, y es una pena, porque ayudan a los enfermos. En cambio, sí que está incluida la terapia electroconvulsiva, que tiene un coste más elevado y más efectos secundarios.

Y en cuanto a las otras aplicaciones -en el tratamiento del infarto cerebral, la epilepsia, etc., en los que también se ha demostrado su eficacia-, los seguros médicos no cubren el tratamiento pero hay unas quinientas clínicas de Estados Unidos que las ofrecen al paciente de manera privada.

«El problema de la ciencia en España no es de falta de recursos sino estructural: al sistema le falta flexibilidad»



Antes de irse a Estados Unidos estuvo trabajando una temporada en el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). ¿Cómo ve la situación de la ciencia en el Estado español, desde fuera?
Fatal. El problema viene de lejos. No es de falta de recursos sino estructural: al sistema le falta flexibilidad. Es cierto que hay una falta de inversión en ciencia y tecnología (la ciencia moderna es cara: requiere cursos, colaboraciones...), pero creo que el problema principal no es la cantidad de recursos, a pesar de que ese sea el discurso de mucha gente.

Creo que el problema es más estructural: al sistema español le falta flexibilidad y dinamismo, la capacidad del investigador de jugársela, de aumentar su grupo de investigación, de disminuirlo... En definitiva, de ser responsable de su investigación, como lo sería un empresario de su negocio.

El deseo -por otro lado loable- de dar seguridad y estabilidad a los investigadores va asociado al hecho de que se pierde el estímulo real de mejorar. Habría que cambiar el sistema: que se potenciara el dinamismo y se premiara a la gente que se arriesga, la más creativa, y a la que obtiene mejores resultados. Y para obtener eso, hay que dar más control a los investigadores.

En Estados Unidos es el caso opuesto, quizá no haya que llegar a ese extremo. Pero en Europa, en general, y sobre todo en España, las instituciones están demasiado lejos de fomentar la competitividad y el dinamismo.
¿Qué opina del trabajo de brain mapping (realización del mapa del cerebro) que están desarrollando científicos tanto de Estados Unidos como de Europa?
Es un estudio muy importante, equivalente a los estudios que se han hecho del genoma. Hoy por hoy sabemos que no es un punto concreto del cerebro o una célula lo que nos hace realizar una actividad determinada, sino que es el ensamble de diferentes conexiones neuronales lo que da lugar a comportamientos.

El brain mapping es un esfuerzo ingente, una tarea de muchas vidas. La cantidad de inversión dedicada, que parece enorme, es muy pequeña, seguramente insuficiente, para marcar la diferencia. Pero está bien enfocada.

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