16/12/13

«Los gobiernos africanos se han dado cuenta de las ventajas de la investigación para el desarrollo económico de sus países»

Olive Mugenda ,

¿En qué estado se encuentra actualmente la universidad africana?
La palabra que mejor define el momento es crecimiento. En los últimos años han nacido muchos centros en África y han crecido los que ya existían. El número de estudiantes ha aumentado de forma tremenda. Antes nunca había habido tanta demanda en educación superior. Solo en Kenia, desde 2007, se han creado varios centros nuevos. Hay mucha demanda y el gobierno está respondiendo aumentando el número de universidades.
En la universidad que usted lidera no solo se preocupan por la gestión académica y administrativa del día a día sino que han trabajado mucho para ayudar a la comunidad que vive en el entorno del campus. ¿Cómo funcionan sus programas sociales?
Somos una gran universidad, con setenta mil estudiantes, y una filosofía muy clara: la responsabilidad social y la ayuda a la comunidad de nuestro entorno. Hemos creado una división con ese fin. Y ayudamos de formas muy diversas. Siempre que construimos edificios para la universidad contratamos a trabajadores del entorno, y esto tiene un impacto. Personas de la comunidad nos han dicho que gracias a esas políticas se ha reducido el crimen en la zona. Otro programa que desarrollamos consiste en seleccionar a niños y jóvenes muy pobres de esa comunidad para formarlos gratuitamente en distintos oficios. Cuando acaban la formación reciben un diploma estatal, gracias a un convenio que hemos firmado con el ministerio, y algunos de ellos vuelven a su comunidad y pueden crear pequeños negocios. Gracias a estos programas la gente ve la universidad como algo propio, como una institución que los ayuda.
También han implementado programas sanitarios.
Sí, tenemos una escuela médica y allí ayudamos a miembros de la comunidad, los aconsejamos sobre temas básicos de salud, les tratamos de pequeñas dolencias y, en caso de enfermedades importantes, los derivamos a hospitales de la ciudad.
¿Qué porcentaje de jóvenes en edad universitaria puede permitirse económicamente estudiar? ¿La universidad africana es un lugar para las élites?
Hablaré de Kenia, que es el caso que conozco mejor. En el pasado solo los jóvenes que reunían los requisitos fijados por el gobierno y, por tanto, eran becados podían acceder a la universidad. Pero ese sistema dejaba a mucha gente fuera aunque se pudiera permitir económicamente el acceso a la universidad. Hace cinco años conseguimos que las propias universidades también pudieran aceptar estudiantes si estos reunían los criterios especificados por cada centro. Esta nueva norma ha servido para doblar el número de estudiantes. Yo creo que ha sido algo positivo y la gente está contenta con el cambio. Además, la universidad no es excesivamente cara gracias a las becas del gobierno o los programas de ayuda de los propios centros. En la Universidad Kenyatta disponemos de becas para los más necesitados y también ayudamos a estudiantes que provienen de áreas rurales.
¿Hay un cambio en la mentalidad de los gobiernos africanos? ¿Empiezan a creer en la investigación?
Absolutamente. Los gobiernos africanos están cambiando su mentalidad, se han dado cuenta de las ventajas de la investigación para el desarrollo económico de sus países. Hay aumentos progresivos de los presupuestos destinados a investigación, tanto en universidades como en otras instituciones. Kenia destina el próximo año un 3% de su producto interior bruto a la investigación. Eso nunca había pasado antes.
Pero seguramente deben convivir con la fuga de cerebros, que es un fenómeno muy preocupante, incluso aquí en Cataluña.
Efectivamente. No tenemos salarios competitivos. Son salarios buenos en nuestros países, pero no se pueden comparar con lo que se puede ganar en Estados Unidos o en Sudáfrica. Por ese motivo perdemos constantemente a gente; sencillamente no los podemos retener. Para evitar esta fuga, en nuestra universidad decidimos poner una regla: todo estudiante becado por nosotros que haya cursado el doctorado en la Universidad Kenyatta está obligado a dar clases allí durante tres años antes de trasladarse a otro centro.
Antes comentaba la matriculación masiva de estudiantes en la universidad africana. Según un informe publicado en 2010 por la Asociación Internacional de Universidades (IAU) que recogía información de un conjunto de universidades subsaharianas, también ha habido un aumento espectacular de matrículas de estudiantes de doctorado...
Sí, un aumento que tiene mucho que ver con el crecimiento de estudiantes. Hay mucho interés en doctorados y, afortunadamente, a diferencia de lo que sucedía antes, ese interés se traduce luego en inserción laboral por ese crecimiento en el número de universidades. Atraen mucho los doctorados de temas educativos, seguidos por doctorados de ciencias, economía y negocios.
Durante su presentación en el taller afirmaba que uno de los problemas principales que deben afrontar los estudiantes de doctorado en su país es la falta de supervisores en algunas ingenierías o en medicina.
Sí, eso sucede porque tradicionalmente a un ingeniero de cualquier disciplina o a un médico les bastaba con su título para trabajar; no iban más allá porque no necesitaban un doctorado. De ahí que esos perfiles de doctores de esas disciplinas que puedan supervisar escaseen.
Son perfiles profesionales pero sin la disciplina académica e investigadora...
Sí, aunque son profesionales excelentes en sus campos: muchos se han especializado en determinadas materias y poseen másteres. Son buenos profesores y están por encima del rango de doctor porque se han especializado, pero seguimos necesitando doctores que tengan la capacidad de supervisar apropiadamente a doctorandos.
De ahí su visita a varias universidades catalanas.
Sí, porque si conseguimos llegar a un acuerdo en la modalidad de esa relación entre universidades, aspectos como los pagos, el papel del supervisor, la dedicación que tendría, el mínimo de reuniones presenciales, sus obligaciones y esa clase de aspectos burocráticos, la supervisión en línea puede ser una de las soluciones a esa falta de supervisores. Estamos acostumbrados a relaciones físicas, pero la tecnología nos ha descubierto que podemos hacer la mayoría de las cosas sin una reunión presencial. Ese mismo principio se puede aplicar para la supervisión del estudiante de doctorado. Hay que romper con ese pensamiento tradicional que dice que el supervisor tiene que ser de la misma universidad, incluso del mismo departamento. Yo creo que no es necesario. Lo importante es que la supervisión sea de calidad, no el formato en que se haga. Yo creo que el 80% de la supervisión hoy en día puede ser virtual.
Además se encuentran con una situación paradójica. Su gobierno les pide más doctores pero ustedes no tienen suficientes formadores para supervisar a esos doctorandos...
Sí, el gobierno se encuentra en la necesidad de tener más doctores en todo el país, entre otras cosas, para cumplir con el programa de desarrollo Kenya Vision 2030. Ellos nos piden más doctorados, pero nosotros respondemos que necesitamos más recursos para formar doctores. Es probable que escojan tres universidades keniatas, las que tienen más capacidad, y se sienten a discutir cuántos recursos se necesitan para formar a más doctores. Analizaremos de qué forma podemos invertir esos recursos, porque uno de los problemas principales es esa falta de supervisores.
¿La educación en línea se abre paso en el continente?
Sí, también crece y hay ejemplos de instituciones muy fuertes como la Universidad de Sudáfrica (UNISA) o la Universidad Abierta de Tanzania. Pero creo que la mayoría prefiere un sistema mixto presencial y en línea. La mayoría de los estudiantes de la Universidad Kenyatta son presenciales, pero contamos con unos cinco mil estudiantes a distancia. Ahora mismo no existe ninguna universidad íntegramente en línea en Kenia, pero hay una propuesta sobre la mesa del gobierno para abrir la Universidad Abierta de Kenia y parece que va a ser pronto.
¿El uso de las tecnologías de la información y la comunicación está tan extendido como les gustaría?
En las ciudades no existe ningún problema: hay un uso extendido y masivo. Además, se han creado entes para velar por el uso de las TIC como la Red de Educación de Kenia (Kenya Education Network, Kenet), que coordina el uso de las TIC en las universidades. En las ciudades los estudiantes tienen fácil acceso a ordenadores y buena conexión con banda ancha. En la Universidad Kenyatta tenemos tres mil ordenadores a disposición de los estudiantes. Dicho esto, el gran problema lo tienen las universidades en áreas rurales, donde el acceso a internet es muy precario. En esas áreas Kenet también está trabajando para mejorar la situación. En las universidades keniatas tenemos una banda ancha que funciona de forma excelente pero pagamos mucho dinero por ella, si lo comparamos con el precio que se paga en otros países.

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