23/11/23 · Cultura

«Hay quien prefiere no recordar episodios del pasado, y el historiador lo tiene que respetar»

carles brasó

Carles Brasó (foto: UOC)

Carles Brasó, profesor e investigador de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC

 

La Convención Internacional de Académicos de Asia (ICAS) ha premiado el último libro de Carles Brasó Broggi, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades e investigador del grupo Crisis, alteridad y representación (ALTER) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Los médicos errantes: De las Brigadas Internacionales y la revolución china a la guerra fría, como mejor obra sobre Asia escrita en español. Brasó, experto en historia económica de China, nos explica de dónde surgió la pasión por este país, el proceso de investigación y de escritura de la obra, y la influencia de la figura de su abuelo, el médico y escritor Moisés Broggi.

 

La Convención Internacional de Académicos de Asia (ICAS) ha premiado el último libro de Carles Brasó Broggi, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades e investigador del grupo Crisis, alteridad y representación (ALTER) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Los médicos errantes: De las Brigadas Internacionales y la revolución china a la guerra fría, como mejor obra sobre Asia escrita en español. Brasó, experto en historia económica de China, nos explica de dónde surgió la pasión por este país, el proceso de investigación y de escritura de la obra, y la influencia de la figura de su abuelo, el médico y escritor Moisés Broggi.

Felicidades por el premio, Carles. ¿Te lo esperabas?

La verdad es que no, porque en la edición anterior ganó mi compañero del grupo de investigación, Carles Prado, y me parecía improbable que dieran el premio a una persona del mismo grupo. Pero los miembros del tribunal apreciaron que el libro merecía el premio y, lógicamente, me hizo mucha ilusión. Ahora estoy tratando de organizarme para poder asistir al congreso del ICAS, que se celebrará en julio en Surabaya (Indonesia).

¿De dónde surge tu interés por China y su historia económica?

El interés por China me viene de adolescente, de la afición al manga japonés. Estudié las bases de la lengua para leer los últimos números que se vendían los domingos en el mercado de Sant Antoni. Después lo abandoné, pero mientras estudiaba sociología en la UAB tuve la oportunidad de cursar asignaturas optativas sobre Asia y China. Me atrajo el chino porque podía aprovechar los pocos caracteres japoneses que había aprendido de adolescente. En 2003 gané una beca para estudiar chino en Pekín y allá consolidé la lengua. Cuando volví a Barcelona, empecé el doctorado de historia en la UPF y tuve el privilegio de asistir a las clases de los profesores Josep Fontana y Jaume Torras. Su influencia me llevó a adentrarme en el campo de la historia económica de China.

¿De dónde surgió la idea del libro?

La idea surgió hace unos diez años, cuando descubrí un libro que hablaba de los brigadistas chinos. Los autores, una pareja taiwanesa, presentaron el libro en Barcelona y nos conocimos. Yo les hablé mi abuelo, Moisés Broggi, que tuvo contacto con médicos de las Brigadas Internacionales que, después de la Guerra Civil española, se fueron a China, como Norman Bethune. Después, yo mismo fui a vivir a China con un proyecto de investigación y seguimos en contacto. En una conferencia en Pekín coincidí con el hijo del médico polaco Stanisław Flato y, a partir de entonces, tuve claro que quería investigar el tema más a fondo. Puesto que de Bethune ya se ha hecho suficiente investigación, centré mi atención en Flato y el grupo de médicos centroeuropeos que forman el eje vertebral del libro.

¿Por qué crees que es importante recuperar la memoria de estos médicos y luchadores?

En primer lugar, porque se ha escrito mucho sobre las Brigadas Internacionales y la Guerra Civil española, y también sobre la Guerra de China y Japón. La historia de estos médicos pone en un mismo plano estos dos conflictos que precedieron la Segunda Guerra Mundial. Las interrelaciones entre ambos acontecimientos históricos son evidentes cuando se observa la prensa de la época, pero, por varios motivos, han quedado olvidadas en la historiografía posterior.

En segundo lugar, porque la literatura sobre las Brigadas Internacionales tiende a centrarse, como es lógico, en el episodio de la Guerra Civil. Yo mantengo que las Brigadas Internacionales, como objeto de estudio, van mucho más allá del periodo 1936-1939, puesto que se convirtieron en un grupo de hombres y mujeres –estas en los servicios médicos– muy cohesionado e internacional que tuvo un papel destacado en la segunda mitad del siglo XX. El libro intenta explorar esta dimensión menos conocida de las Brigadas Internacionales. Finalmente, pienso que las memorias de estos médicos y enfermeras tienen un valor intrínseco por ser parte de la historia global del siglo XX.

¿Cómo te documentaste? ¿De dónde salieron los archivos para escribir el libro?

Documentarse para este libro fue un proceso lento. Desde el principio lo percibí como un proyecto a largo plazo y fui investigando a medida que podía, sobre todo aprovechando los viajes que hacía. Cuando finalmente tuve la posibilidad de poder dedicarme exclusivamente a esta investigación, vino la pandemia y tuve que trabajar desde casa con mis hijos gemelos que apenas habían cumplido el año. Había acumulado mucha documentación, de la que destaco los archivos que me entregaron las familias de los médicos, pero esta documentación tenía sus problemas: una parte importante estaba redactada en lenguas que no domino, principalmente el checo y el polaco. Como tenía financiación para viajar, pero no era posible en aquel momento, decidí invertir en traducciones. Esta decisión amplió el alcance del libro, que en un principio estaba limitado a los episodios español y chino. Para incluir los capítulos referentes a estos países estudié historia de Checoslovaquia y Polonia, temas bastante alejados de mi campo de especialización. Pero este esfuerzo mereció la pena, porque el libro logró una dimensión global y biográfica que, de lo contrario, no habría podido tener.

¿Cuál es el perfil de los médicos que fueron a luchar con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil y en China? ¿Tenían algunos rasgos en común?

Los médicos voluntarios de los servicios médicos de las Brigadas Internacionales venían de contextos muy diferentes. Solo hay que tener en cuenta el registro de nacionalidades: una estadística de principios de 1938 registra unos 250 médicos –mayoritariamente hombres–, 491 enfermeros y 261 enfermeras de más de 30 nacionalidades. A pesar de que provenían de lugares muy diversos –los había de países como Nueva Zelanda, China o Brasil–, tenían en común un compromiso de lucha internacionalista. Todos consideraban que la Guerra Civil española era el primer capítulo de un conflicto global que, efectivamente, se acabaría librando al cabo de poco. Así pues, compartían un posicionamiento de carácter internacionalista y antifascista, pero, más allá de esto, tenían perfiles muy distintos. Por otro lado, a pesar de que la organización de las Brigadas Internacionales estaba liderada por comunistas, la mayoría de los médicos y enfermeras no estaban afiliados a ningún partido político.

 

¿Cuáles eran sus motivaciones para luchar, después de la dureza de una guerra, en otra?

Según los escritos de la época, su motivación venía de este carácter internacionalista: si en España se libró el primer capítulo de esta lucha, China, a pesar de la distancia, era una simple continuación. Cabe precisar que los médicos y las enfermeras tenían rango militar, pero no luchaban en las ofensivas, a pesar de que actuaban cerca del frente. Tal como dice un prospecto de la época, su lucha era contra la muerte, para salvar vidas. Finalmente, su decisión de viajar a China obedecía también a una cuestión de necesidad: muchos de estos médicos y enfermeras, cuando salieron de España en el invierno de 1938-1939, no podían volver a sus países de origen y quedaron recluidos en campos de refugiados en el sur de Francia. Ofrecerse voluntarios para ir a China fue su manera de recuperar la libertad.

¿Has podido hablar con descendentes de estos médicos? ¿Cómo ven lo que hicieron sus antecesores?

Sí, una de las partes más interesantes de esta investigación ha sido el trato con los hijos e hijas de estos médicos y enfermeras. Es interesante remarcar que, mientras que algunos me han dado todas las facilidades para investigar, poniendo a mi disposición archivos familiares, otros han preferido no hacerlo. Esta segunda generación guarda mayoritariamente un sentimiento de admiración hacia sus padres, pero, al mismo tiempo, la herencia familiar de las Brigadas Internacionales les ha causado también sufrimientos. Pienso en todos los descendentes de estos médicos que crecieron en los países de la Europa del Este durante las décadas más duras de la guerra fría. Hay quien quiere recordar o rememorar aquellos episodios del pasado, pero hay quien prefiere no hacerlo, y el historiador lo tiene que respetar.

Hablemos ahora de la investigación con el grupo Crisis, alteridad y representación (ALTER). ¿Qué objetivos persigue y qué puede aportar a la sociedad?

ALTER se centra en explorar aspectos de representación y alteridad –tomar conciencia del punto de vista del otro– en perspectivas comparadas en los ámbitos de la historia, la literatura y la traducción. Aunque la mayor parte de nuestro trabajo se ha hecho en relación con las interacciones de Europa con Asia Oriental –sobre todo China y Japón–, también tenemos investigadores que trabajan otros ámbitos –África y América Latina–, siempre procurando incorporar perspectivas no occidentales y cuestionar los paradigmas establecidos. De este modo, buscamos aportar perspectivas de estas regiones que descubran nuevos nexos y relaciones que las acerquen y las hagan más entendedoras. En este sentido, pensamos que la investigación de ALTER tiene una función social que consiste en cuestionar estereotipos y prejuicios relacionados con estos ámbitos de conocimiento.

¿Cómo ves la China actual? ¿Cómo crees que evolucionará el régimen y la sociedad chinos?

Viajé por primera vez a China en 2003, cuando se produjo una primera crisis sanitaria con el SARS. Por suerte, aquel virus no tuvo consecuencias y disfruté de un año entero aprendiendo chino en Pekín. Fue una experiencia inolvidable. Después seguí viajando a China en 2005, 2007, 2009, etc., algunas veces por periodos de uno o tres meses, hasta que volví para quedarme a vivir en 2012. Trabajé en varias empresas hasta que gané una beca posdoctoral de dos años, hecho que me permitió reintegrarme al mundo de la investigación y vivir en Shangái hasta 2014, cuando decidí volver a Barcelona. De todas formas, seguí viajando a China, más o menos cada año, hasta 2018. Entonces vino la pandemia y, hasta ahora, no he vuelto. Tengo previsto hacerlo a comienzos del próximo año.

Pienso que la China que veré será bastante distinta de la que recuerdo. Durante todos estos años, he ido viendo cómo se transformaba el país, de manera muy rápida en términos de crecimiento económico, pero también con tendencias menos positivas que se han ido consolidando. Por ejemplo, se pensaba que la relación entre China y los países europeos mejoraría a medida que China fuera convergiendo económicamente con los países desarrollados, pero esta visión optimista se ha demostrado errónea. Este hecho tiene efectos en múltiples ámbitos: el económico –las rupturas en las cadenas de suministro–, el político –con un clima propio de la guerra fría– y el académico –las relaciones universitarias y de investigación con China son ahora más difíciles que antes.

¿En qué proyectos estás trabajando y cuáles tienes pensados para el futuro próximo?

Ahora mismo estoy trabajando en varios proyectos que se pueden resumir en dos ejes: el primero continúa con el tema del libro, recuperando trayectorias de médicos que desarrollaron su carrera en el contexto de la Guerra Civil española produciendo innovaciones médicas –como el caso de las transfusiones de sangre de Frederic Duran Jordà– y cómo este conocimiento se transfirió a otros países a través de la red de los médicos brigadistas. En segundo lugar, mantengo una línea de investigación centrada en la historia económica de China y, concretamente, estoy tratando de recuperar testigos personales –un poco en la línea biográfica de los médicos– que ayuden a entender las transformaciones socioeconómicas de China de las últimas décadas, no tanto con una óptica de gran angular –tal como se hace a menudo cuando se habla de la China contemporánea– sino con una perspectiva pequeña, microhistórica y/o biográfica.

 

 

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La investigación e innovación (I+i) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo XXI mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital.

Los más de 500 investigadores e investigadoras y más de 50 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC, un programa de investigación en aprendizaje en línea (e-learning research) y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (eHC).

La universidad impulsa, también, la innovación en el aprendizaje digital a través del eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik.

Los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC. Más información: research.uoc.edu.

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