22/3/17 · Estudios de Artes y Humanidades

Planificar y tener una red social más allá del trabajo, claves para afrontar con éxito la jubilación

Los psicólogos reclaman a las empresas que el trabajador reduzca progresivamente el tiempo de dedicación para adaptarse a la nueva etapa
Foto: Jeff-Sheldon / Unsplash (CC)

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Después de una larga etapa profesional, llega el día de empezar otra: la jubilación. Pasar de tener mil y una ocupaciones laborales a no tener ninguna de la noche a la mañana se convierte, en muchas ocasiones, en una rotura brusca que no todo el mundo maneja de la misma forma. Los expertos aseguran que los aspectos económicos, familiares, la red social, la salud y la actitud serán claves a la hora de encarar este nuevo rol, que la mayoría de veces no se planifica debidamente. Estar jubilado implica tener más tiempo libre, más tiempo para dedicar a la familia, menos estrés laboral, sensación de libertad..., pero también puede traer frustración, ansiedad, soledad, pérdida de amigos o depresión. Los psicólogos consideran básico planificar este momento de cambio antes de que se produzca y cultivar las relaciones sociales fuera del trabajo para afrontar con garantías este nuevo periodo de la vida.

Pasar de ser productivo para la sociedad a ser inactivo genera en muchos casos una sensación de vacío o inutilidad. Después de trabajar ocho horas diarias, la pregunta que se hacen muchas personas al día siguiente de jubilarse es: «¿Y ahora qué hago?». Para evitar que sea un proceso súbito, la psicóloga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC Eulàlia Hernández aconseja «prepararse y planificar la nueva forma de vivir».

«Hay que intentar que sea una transición progresiva y que el cambio no sea tan rompedor y desestabilizador para la persona que no pueda afrontarlo», explica. Un hecho que, según dice, puede conseguirse generando nuevas rutinas, interactuando con personas conocidas de otros entornos diferentes al trabajo o participando en actividades sociales que promuevan sentirse activo en un grupo, lo que evitará el sentimiento de inutilidad. Ser consciente del momento de cambio, no esconder la cabeza bajo el ala, tener una actitud positiva y una buena salud emocional también son elementos básicos, según Hernández, para afrontar esta nueva etapa.

La también psicóloga experta en vejez y profesora de la UOC Montserrat Lacalle añade que una posibilidad sería que las empresas se implicaran más a la hora de gestionar este momento, haciendo que el trabajador reduzca progresivamente el tiempo de dedicación al trabajo o que pueda transmitir su experiencia y bagaje profesional a los jóvenes que van incorporándose al mercado laboral.


Tener vida fuera del trabajo

Lacalle explica que, si bien las personas que tienen ganas de jubilarse de entrada suelen encarar positivamente este momento, más adelante pueden sentirse frustradas porque la realidad no se ajusta a sus expectativas iniciales. Si la jubilación no es querida, las consecuencias pueden ser peores. La psicóloga argumenta que, si a un retiro forzoso se añade el hecho de haber centrado el autoconcepto en el rol profesional, niveles de exigencia altos y perfeccionismo, soledad o no tener una red social fuera del ámbito laboral, las posibilidades de sufrir un principio de depresión o trastorno de adaptación son mayores. Hernández, que también forma parte del grupo de investigación de la UOC PSiNET (Psicología, Salud y Red), añade que otros aspectos, como el catastrofismo sobre el futuro, unos recursos económicos muy mermados o ser dependiente, pueden dificultar el proceso de adaptación a la nueva vida.

Tanto las psicólogas como el sociólogo y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC Francesc Núñez consideran «fundamental» tener una red afectiva fuera del ámbito laboral antes de encarar esta etapa. «La gente que llega a la jubilación sin esta red ―relaciones de amistad, familia...― va encaminada al ostracismo social», asegura. Según Núñez, tener pareja o hijos también es un factor que contribuye positivamente a afrontar este momento, siempre y cuando la relación sea satisfactoria. Si no es así, la jubilación puede agravar los conflictos de pareja. «La jubilación y las vacaciones incrementan los divorcios», explica. Según datos del Idescat, el número de divorcios de matrimonios con más de veinte años de convivencia ha aumentado cerca de un 10 % en los últimos dos años.


Cuidado con la sobreocupación

Una de las fórmulas que encuentran las personas jubiladas para llenar la gran cantidad de tiempo libre que tienen por delante es apuntarse a muchas actividades. Sin embargo, la psicóloga Montserrat Lacalle alerta del peligro que implica sobreocuparse en exceso sin tener un interés auténtico en lo que se está haciendo. «A veces, tras una agenda tan llena, se esconde una negación de la realidad y es una forma de huir del afrontamiento del nuevo momento vital», afirma Lacalle, que aconseja llevar a cabo actividades que realmente llenen y no hacer por hacer.

Más allá de crearse una rutina con muchas actividades, Núñez considera que la jubilación también es el momento de dejar de ser egoísta y vivir más para los demás. «La vejez debería ser el momento de la generosidad, de devolver a la sociedad todo lo que te ha dado y lo que te ha hecho como eres», explica.

Expertos UOC

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