26/3/18 · Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones

Coches autónomos y ciudades analógicas: ¿estamos preparados?

La seguridad de los vehículos y los cambios sociales y urbanos que conlleva la conducción autónoma son los principales retos que habrá que afrontar en la próxima década
Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/photos/XS7q-baZrmE">Adrian Schwarz / Unsplash</a> (CC)

Gigantes tecnológicos como Tesla, SK y Google, empresas emergentes como Uber y Navya y multinacionales de la automoción como Ford y Toyota disponen de planes de desarrollo de vehículos autónomos. La consultora PwC afirma en su último informe sobre el coche conectado que la industria del automóvil de aquí a 2030 tendrá un impacto económico creciente de 7,8 billones de dólares y beneficios en torno a los 600.000 millones de dólares. Y todo gracias a la implementación de tecnologías de asistencia a la conducción y a la inteligencia artificial. Se trata de desarrollar los primeros niveles de conducción autónoma según la clasificación de la Sociedad Internacional de Ingenieros de la Automoción (SAE International), desde las ayudas al conductor hasta la autonomía de la conducción con supervisión humana. 

Pero el accidente mortal en Estados Unidos que se produjo a mediados de marzo, en el que un coche autónomo de Uber atropelló a una mujer en la ciudad de Tempe, ha vuelto a plantear muchas dudas sobre si las ciudades y la sociedad están preparadas para convivir con vehículos con conducción autónoma. «Los entornos urbanos complejos con muchas personas, con comportamientos por tanto más imprevisibles, aún requieren una mejora de los sistemas de toma de decisiones de los vehículos», explica José María Subero, profesor del máster de Ciudad y Urbanismo de la UOC.


¿Quién paga el seguro?

Según la encuesta ThinkGoodMobility, elaborada por la multinacional Goodyear, el 73 % de los conductores europeos no se fía del buen funcionamiento de los vehículos autónomos y el 70 % considera que los humanos deberían tener el control de sus coches. Además, el 60 % está de acuerdo en que las máquinas no tienen el sentido común necesario para interactuar con otros conductores humanos. «La transformación de las ciudades para acoger los coches autónomos tiene más que ver con una transformación social y legal que tecnológica», asegura el profesor Subero, que considera que hay una serie de debates «relacionados incluso con la moralidad» que ahora mismo no se están produciendo.

Por ejemplo, el hecho de que los vehículos circulen autónomamente, interactuando con el entorno y tomando sus propias decisiones, debería abrir un debate sobre la necesidad de cambiar todo el sistema de seguros, «ya que la responsabilidad sobre los incidentes recaería en el fabricante del automóvil y no en las personas», afirma Subero. Y desde la perspectiva legal, se debería aclarar la responsabilidad ante un atropello, e incluso qué pasaría si el coche «tomara una decisión que fuera en contra de su propietario».


Más seguridad e inversión pública

Las pruebas con vehículos autónomos se están haciendo con prototipos dotados de varios sensores de detección de personas, vehículos y obstáculos, con técnicas de visión por ordenador. También disponen de sensores de distancia con ultrasonidos, láser o similares aparte de los que ya pueda tener un coche normal como los de luz, proximidad, etc. Disponen de antenas 4G por ahora, y de un ordenador de a bordo que gestiona toda esta información y toma las decisiones que se hayan programado. «Los coches ya son capaces de circular por las ciudades, detectar el color de los semáforos, las señales verticales y horizontales, personas, otros coches... incluso sin cobertura», explica el profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC Jordi Serra.

Un ejemplo es el minibús urbano de la empresa Navya, que hace un recorrido turístico en la ciudad de Lyon, en Francia, o las pruebas similares que ha realizado la empresa CityMobil2 en San Sebastián. Sin embargo, Jordi Serra explica que «no hay plazos para la implementación definitiva de estos vehículos, todo dependerá de lo seguros que sean». Además, el informe Sociedad Digital en España 2017 concluye que es necesario que las administraciones públicas estén preparadas para dotar de recursos económicos, regulación y procesos de toma de decisiones adecuados para avanzar en los datos abiertos y profundizar en el protagonismo de las ciudades inteligentes.

Expertos UOC

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