18/12/19

El 'boom' de la enseñanza en línea: nuevos agentes educativos y una enseñanza más personalizada y autónoma

Foto: Freepic.diller / Freepik

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El mercado educativo está en plena expansión. El futuro (y el presente) pasa por la formación en línea: el nacimiento de nuevas instituciones educativas completamente digitales y la conversión de otras en centros híbridos donde se imparte de forma presencial y por medio de la red, hacen presagiar que el 2020 será el año de la consolidación del e-learning, un sector cuya facturación se sitúa en torno a 68.800 millones de dólares a escala mundial. Las novedades tecnológicas y el uso de la inteligencia artificial (IA) acompañan este crecimiento: este será el año del tutor inteligente, de los recursos personalizados para el aprendizaje autónomo del estudiante, de los sistemas antiplagio y de los sistemas que detectan cuándo un alumno corre el riesgo de suspender o abandonar.

Año tras año, el sector del e-learning incorpora innovaciones que mejoran la accesibilidad por parte de los usuarios a este tipo de formación y que garantizan la calidad de los contenidos disponibles.

El próximo año 2020 no va a ser una excepción, como adelanta David Bañeres, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, co-investigador principal (COIP) del proyecto New Goals: Learning Intelligent System (LIS) del eLearn Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y miembro del grupo SOM del IN3. «Las innovaciones en e-learning vendrán ligadas a intentar que los estudiantes sean más autónomos, es decir, potenciar lo que llamamos self-regulation. Debemos ayudar a los estudiantes» —explica— «a tomar conciencia del tiempo que tienen y distribuirlo de forma efectiva para llegar a los objetivos y adquirir las competencias que se les piden en los programas educativos en los que se matriculan».

Y este no será el único avance previsto para el año que viene. «La otra innovación está relacionada con los recursos de aprendizaje» —continúa Bañeres—. «La manera de aprender de los estudiantes de hoy en día es muy diferente de la de hace diez años. Básicamente, está muy influenciada por la tecnología y las redes sociales; por lo tanto, el e-learning debe adaptarse a este modo de aprendizaje. Diversas modalidades, como la utilización de vídeo combinado con recursos tradicionales con texto, sistemas de autoevaluación o el uso efectivo del móvil como plataforma de aprendizaje pueden mejorar radicalmente el rendimiento académico y la satisfacción de los estudiantes».

Tras las mejoras de la formación en línea destaca el trabajo que hacen las universidades por ir más allá de la mera digitalización del material existente y evitar los contenidos «envasados». El esfuerzo, en este sentido, se centra en ofrecer recursos personalizados, cada vez más ricos en instrumentos visuales, táctiles, inmersivos, sociales y exploradores.

«Justamente es otra de las innovaciones que veremos: ofrecer diferentes recursos de aprendizaje en función de las preferencias de los estudiantes. A un estudiante le gustará más el formato vídeo, a otros el texto, y habrá otros estudiantes a quienes les guste el pódcast», dice el profesor de la UOC. «De la misma forma, se puede pensar en las actividades para practicar o evaluar a los alumnos. También se tendrá en cuenta a los estudiantes con alguna discapacidad, que pueden necesitar alguna adaptación. En cualquier caso, este será el escenario ideal».

IA para personalizar la educación, evitar los suspensos y crear profesores robots

Llegar a él depende, en gran medida, de los avances en inteligencia artificial (IA) aplicada a la formación en línea, otro campo sobre el que ya se progresa gracias a los sistemas de recolección y uso eficiente de datos. «Estos datos van desde los académicos (notas, asignaturas matriculadas, rendimiento, estudios previos), hasta los no tan académicos, como el uso del campus, el acceso a los recursos de aprendizaje o la interacción con otros usuarios. En función de los datos que se obtengan, pueden modelarse sistemas más o menos efectivos de recomendación y tutorización», explica el especialista de la UOC, que clasifica los sistemas basados en IA en los tres siguientes tipos.

  • Sistemas de coaching para ofrecer recomendaciones personalizadas. Algunas instituciones los están implementando para recomendar a los alumnos qué estudios deben cursar o en qué asignaturas deben matricularse a partir de sus preferencias, y también para solucionar problemas administrativos que puedan surgirles.
    Un ejemplo lo encontramos en la empresa Insidetrack, que utiliza la IA para clasificar los problemas y las preguntas y ofrecer un servicio de atención al estudiante personalizado por medio de chatbots.
    Finalmente, si la pregunta no puede ser respondida automáticamente por el sistema, reconduce al estudiante a una persona física vía teleconferencia o por teléfono.
  • Sistemas de detección de estudiantes en riesgo. En España, uno de cada tres alumnos no finaliza el grado universitario que inició pese a haber avanzado uno o varios cursos, según el estudio U-Ranking 2019, elaborado por la Fundación BBVA. Esto sitúa la tasa de abandono en un 27,4 %, siendo más elevada en la universidad pública (encabezada por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED, donde más del 50 % de sus estudiantes abandona los estudios), que en la privada, donde el porcentaje se reduce al 19,8 %.
    Sin embargo, «a partir de los datos académicos actuales ya pueden desarrollarse modelos de detección de estudiantes en riesgo» —apunta David Bañeres—. «Es decir, con las notas y con las acciones que los estudiantes realizan en los cursos (recursos que consumen, actividades que hacen, momento en el que estudian…) puede predecirse si van a superar una asignatura o no. Un ejemplo es el sistema Course Signals de la Universidad Purdue, que muchas universidades han cogido de ejemplo para desarrollar el suyo. Por ejemplo, en la UOC estamos implementando uno similar, el sistema inteligente de aprendizaje (LIS), un proyecto financiado por el eLearn Center para el desarrollo de un tutor inteligente. Una de sus funcionalidades es ayudar a predecir si un estudiante va a superar una asignatura. Estos sistemas generan recomendaciones a los estudiantes para intentar evitar este problema y poder superar la asignatura. La probabilidad de detectar a un estudiante en riesgo desde la primera actividad está en el 60 %, pero de detectar que no lo está es superior al 90 %. Estamos intentando mejorar la primera probabilidad en estos momentos.
    Este semestre de otoño, el sistema se está ya probando con 300 estudiantes de tres asignaturas de grado de la UOC. El sistema está en continua evolución, pero de momento la detección de estudiantes en riesgo ya llega al 80 %, mientras que los que no lo están se encuentran por encima del 93 %».
  • Sistemas de aprendizaje adaptativo. «Su objetivo es emular a la figura de un profesor en todos los sentidos, es decir, responder preguntas, recomendar recursos de aprendizaje o actividades para practicar un tema en concreto y evaluar automáticamente las actividades hechas por los alumnos.
    Las universidades hasta ahora están desarrollando este sistema en partes, de forma separada. Por ejemplo, en algunas utilizan un chatbot en las aulas para responder a las preguntas repetitivas de los alumnos cada semestre o sistemas de autoevaluación dependiendo de la asignatura. Sin embargo, el objetivo de muchas universidades es implementar un sistema completo que pueda aplicarse en todos los campos y especialidades. De momento es complejo de llevar a cabo, ya que en muchos casos implica modificar los modelos de aprendizaje que se utilizan hoy en día en las instituciones académicas. Pero se espera que en los próximos años empiecen a aparecer estos sistemas con recomendaciones para que se amolden a la forma de aprender de las instituciones.
    Un ejemplo podemos verlo en la aplicación SQUIRREL, que se está implementando en diversas instituciones chinas. Este sistema evalúa las competencias adquiridas por los estudiantes y ofrece recursos y actividades para aprender las competencias en que los estudiantes tienen más dificultades».

 

Se consolida el lifelong learning (aprendizaje a lo largo de la vida)

Pasaron los tiempos en los que las personas cursaban un grado y ahí acababa su formación. El mercado exige una actualización permanente casi en cualquier sector profesional, pero en muchos casos no hay tiempo para combinar trabajo, familia, ocio y estudios. La formación en línea ha venido a resolver este problema: contenidos personalizados, calidad garantizada, herramientas accesibles, tutores inteligentes, sistemas antiplagio… Según el informe de Statista E-learning y educación digital. Estadísticas y hechos, los usuarios de formación en línea valoran, en primer lugar, que les evita desplazarse presencialmente a una institución educativa. En segundo lugar, agradecen la flexibilidad que ofrece en cuanto a horarios de estudio, dado que el acceso a los cursos está disponible 24 horas al día los 7 días de la semana.

Otro aspecto que sigue favoreciendo el auge del e-learning es que permite profundizar en ámbitos profesionales o especialidades concretas por medio de módulos que no se encuentran en otras modalidades formativas, y también que se realiza en un espacio colaborativo. Gracias a la formación en línea los alumnos pueden interactuar unos con otros haciendo del aprendizaje un proceso socialmente interactivo, que amplía sus posibilidades de networking y facilita la comunicación intercultural, pues los participantes de un curso no solo pueden ser de países distintos, sino también de continentes diferentes.

Los trabajadores no son los únicos que se benefician de formarse a distancia. También hay ventajas para las propias empresas que fomentan este tipo de aprendizaje entre sus empleados.
Según el estudio The Value of Training, elaborado por IBM Report, las compañías ahorran entre un 50 % y un 70 % cuando reemplazan la formación tradicional por formación a distancia, ya que evitan los gastos de viaje para acudir al centro educativo, los de alojamiento, dietas, alquiler de aulas y equipos e impresión de material formativo, entre otros. Además, el tiempo de capacitación se reduce hasta un 60 %, mientras los niveles de retención del aprendizaje se incrementan. En resumen, según el estudio, por cada dólar invertido en formación en línea la empresa recibe un retorno de 30 dólares en concepto de productividad.

Por su parte, una investigación de la Open University (Reino Unido) añade otra ventaja más: la formación en línea es más respetuosa con el medioambiente que la convencional, pues consume un 90 % menos de energía que las metodologías basadas en el «cara a cara» y estima que la cantidad de CO2 emitida por estudiante desciende hasta un 85 %.

Por último, el auge del e-learning está relacionado con el desarrollo de herramientas tecnológicas cada vez más accesibles y amigables. En este sentido, aunque el ordenador sigue siendo la herramienta más empleada, hay que destacar que el 90 % de los estudiantes a distancia accede a los cursos por medio de otros dispositivos móviles, ya sea tableta o teléfono inteligente, haciendo cada vez más uso del m-learning o mobile learning por las posibilidades que ofrece para formarse en el tiempo libre en casa, en el descanso del trabajo o cuando viaja en transporte público.

Los expertos consideran que esta tecnología portátil e intuitiva crea un ambiente perfecto para el aprendizaje continuo, de ahí que en 2020 se prevea la aparición de más dispositivos que lo favorezcan. Es la llamada wearable technology o tecnología ponible, que ya empieza a ser una realidad gracias a accesorios como el Apple Watch o las Google Glasses, pero que en los próximos años veremos incorporada en complementos que nos acompañan en el día a día, como prendas de vestir.

El mercado del e-learning crecerá en 2020 más de un 7 % y aparecerán nuevos operadores

La buena acogida del e-learning, dadas las continuas innovaciones para mejorar este tipo de formación, también se refleja en las cifras que este mercado mueve en el mundo y que demuestran que es un sector consolidado, rentable y cuya expansión parece no agotarse.

Si en 2011 la industria de la formación en línea facturó 35.600 millones de dólares, en 2020 se estima que crezca a una tasa anual de entre el 7,6 % y el 9,6 %, hasta alcanzar los 68.800 millones de dólares, según el estudio El mercado global del e-learning, elaborado por la Online Business School (OBS).

España no es una excepción a lo que ocurre en el resto del mundo. El negocio generado por la educación a distancia en nuestro país se cifró en 1.500 millones de euros al cierre de 2018, según el Informe especial de formación a distancia, publicado por el Observatorio Sectorial DBK, de INFORMA.

Los analistas del portal EdTech Digest desglosan tres subsectores en el mercado mundial del e-learning: los que dirigen el aprendizaje en línea al sistema K-12 (término que se utiliza en países como Estados Unidos, Canadá o Australia para designar la educación primaria y secundaria), los que se centran en la educación superior y, por último, aquellos que ofrecen formación para trabajadores o corporate learning. Los dos últimos, especialmente los que se dirigen a la educación superior, son hoy por hoy y para el próximo año los que movilizan la mayor parte del negocio que propician las actividades y los servicios vinculados al aprendizaje en línea.

En el caso de España, las 83 universidades que operan —de las que 50 son públicas y 33 privadas según el Observatorio Social de «la Caixa» 2018 generaron unos ingresos de 555 millones de euros en 2018. De esta cifra, algo más de la mitad correspondió a las universidades privadas no presenciales, cuyos ingresos crecieron un 20 %. 

Y mientras el mercado del e-learning mundial no solo se consolida, sino que también sigue creciendo, aumentan los intereses que convergen en torno a él. Prueba de ello es la competencia que hay desde hace meses entre inversores internacionales de capital privado, como Permira, Providence, CVC o Partners Group, por adquirir marcas privadas reconocidas del sector educativo, también españolas.

En diciembre de 2018, por ejemplo, el fondo Permira pagó 770 millones a Laureate International Universities (una red de instituciones académicas privadas de educación superior de distintos países) por la Universidad Europea de Madrid, la Universidad Europea de Canarias, la Universidad Europea de Valencia, la Business & Tech School con IBM y la Escuela Universitaria Real Madrid, además de varios centros portugueses. Tres meses después, CVC adquirió la Universidad Alfonso X el Sabio por cerca de 1.100 millones.

Los fondos de inversión no son los únicos que ven la oportunidad de negocio generada en el sector educativo tras la irrupción del e-learning. Multinacionales como Google o Telefónica también han detectado en este mercado un nicho cuyas necesidades aún no están cubiertas del todo, por lo que han puesto en marcha proyectos propios con los que pretenden satisfacerlas. Se llaman Google Actívate y Universitas Telefónica. Desde estas plataformas ofrecen formación presencial, pero sobre todo cursos en línea, MOOC y programas a medida.

Por otro lado, a la oferta educativa de las universidades 100 % en línea, como la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), pionera en el mundo en formación a distancia y referente en la eclosión y el desarrollo del e-learning, hay que sumar los programas híbridos de las universidades presenciales que combinan la asistencia a clase con la formación a distancia. Es el llamado blended learning, en el que algunos ven el tránsito natural hacia una formación 100 % en línea.

A este escenario habrá que añadir a partir de 2020 la entrada de más actores, dada la aprobación por parte de las autoridades correspondientes de nuevos campus: tres en Madrid, dos en Galicia y tres en Canarias. Todos serán privados, algunos (como la Universidad Intercontinental de la Empresa, que se instalará en La Coruña y Vigo) con oferta educativa en modalidad semipresencial y muchos (como las futuras universidades Las Hespérides y Tech de Canarias) exclusivamente en línea.

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