La UOC crea un escape room virtual para celebrar el 8M

Se acerca un nuevo 8M, Día Internacional de las Mujeres, y lo hace en medio de una pandemia que ha agravado aún más las desigualdades de género. El teletrabajo ha entrado en los hogares y se ha sumado a las cargas domésticas y familiares que recaen habitualmente sobre las mujeres. En este contexto, la UOC decide sumarse a las celebraciones del 8M con un escape room virtual sobre las desigualdades de género en la universidad y en el ámbito del conocimiento. Se trata de una iniciativa abierta a todo aquel que desee participar, también a quienes no tengan ningún vínculo con la UOC; solo deben crear equipos de tres personas y resolver enigmas relacionados con las desigualdades entre hombres y mujeres. 

Este escape room o juego de escape es una acción más de las que la UOC ha puesto en marcha para conseguir la igualdad de género. Hace más de una década que la institución lleva a cabo iniciativas para sensibilizar e incidir en una transformación real. En palabras de la vicerrectora de Globalización y Cooperación y presidenta de la Unidad de Igualdad, Pastora Martínez Samper, «la UOC tiene que ser un agente relevante dentro de una sociedad con desigualdades de género estructurales, debe asumir la responsabilidad de dar pasos para reducirlas y debe incidir en la construcción de unas comunidades más justas».

La acción del próximo 8M se concreta en el escape room virtual Missió Talutiga, una propuesta de sensibilización para la igualdad de género por medio de un juego en línea ambientado en el espacio. «El valor añadido de esta acción es que combinamos un entorno lúdico y virtual con una propuesta abierta, no solo a nuestra comunidad universitaria, sino también a quien quiera participar. Pensamos que este espacio será atractivo para muchos públicos», afirma Martínez Samper.   

Los enigmas que plantea el escape room, que permitirán hacer avanzar la nave UOC21X hacia un planeta desconocido, pondrán a prueba el ingenio y la sensibilidad de la tripulación. El juego se activará el 8 de marzo de 8 h a 22 h en cada huso horario, en catalán y en español, para facilitar la participación de todo el mundo. 

El reto de llegar a un planeta desconocido que plantea el juego solo puede superarse con la cooperación, con lo que se promueve una forma colectiva de avanzar. Además, por medio de cada enigma se plantean ideas como la invisibilización de las mujeres, la asunción de roles según el género, el cuestionamiento de las opiniones en función de las cualidades de quien las plantea o el interés de herramientas como un plan de igualdad para avanzar en la transformación de las sociedades. Vicky Peña será la gran sorpresa con la que se encontrarán los participantes; la famosa actriz interpretará el papel de una científica jubilada que introducirá a los equipos en cotidianidades de género que provocan desigualdades.

El profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación Daniel Aranda es uno de los expertos que han colaborado en el desarrollo de este juego de escape. «Los juegos digitales son máquinas de aprender que nos proponen retos y que tienen la capacidad de fomentar la concentración, el interés por el descubrimiento y el afán por mejorar nuestras competencias en el universo del juego», afirma. Y añade: «Sabemos también que los juegos digitales son espacios particularmente buenos para que las personas aprendan a construir significados mediante la experiencia: favorecen un aprendizaje en el que la persona que juega es seducida para intentar superar un problema, para dedicarle esfuerzo y finalmente para conseguir algún éxito significativo». En este caso, se trata de «un aprendizaje significativo en torno a la sensibilización hacia la igualdad de género», explica Aranda, que también es miembro del grupo de investigación GAME (Aprendizajes, Medios de comunicación y Entretenimiento).

La pandemia agrava las desigualdades de género

Este año, la celebración del 8M está marcada por la huella de la COVID-19. La crisis generada por esta pandemia impacta de forma desigual en las mujeres, y «las universidades no son ajenas a estas desigualdades», expone la vicerrectora Martínez. 

Esta realidad afecta a toda la comunidad universitaria, pero especialmente a las mujeres, ya sean parte del personal docente e investigador, del personal de administración y servicios, estudiantes..., «ya que somos nosotras las que aún asumimos de forma desproporcionada el trabajo doméstico y de cuidados de acuerdo con los roles de género», constata la coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC, Maria Olivella. 

Según la Encuesta sobre los usos del tiempo y el confinamiento 2020 del CEO, del total de personas que manifiestan ocuparse de las responsabilidades escolares de los niños durante el confinamiento, el 64,2 % son mujeres y el 35,4 % son hombres. Este porcentaje desigual también tiene un impacto directo en el ámbito académico, en el que la tarea docente e investigadora de las mujeres se resiente más que en el caso de los hombres. Así lo constata un artículo de la revista Proceedings of the National Academy of Sciencies (PNAS), que alerta también de que la pandemia amplifica las barreras para que las carreras profesionales de las mujeres avancen y crezcan.

Más de una década trabajando por la igualdad

La UOC hace más de diez años que emprende acciones de sensibilización sobre las desigualdades de género y desarrolla, por medio de la Unidad de Igualdad, las políticas de igualdad en materia de género en esta institución. Hace apenas un año, poco después de que se decretara la situación de la alarma sanitaria y el confinamiento, se ponía en marcha el IV Plan de igualdad de género de la UOC. «Este hecho nos permitió incorporar una mirada de género en la gestión de la crisis que se hacía como institución, velando por incorporar el criterio de igualdad en las acciones empleadas», explica la vicerrectora Martínez.

Uno de los resultados de esta tarea deriva en la elaboración de la guía de teletrabajo y conciliación corresponsable, en cuya redacción participó la UOC, como miembro de la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU), la cual encabezó la iniciativa. La publicación, dirigida a las universidades, ofrece recomendaciones y medidas para prevenir desigualdades y asimetrías de género vinculadas al teletrabajo, agravadas por la pandemia. 

Durante el 2020, también se ha avanzado en la incorporación de la perspectiva de género en la docencia. Por un lado, y por primera vez, se ha decidido incorporar en todas las titulaciones oficiales de grado y máster la competencia transversal de compromiso ético y global, que incluye la perspectiva de género. Se ha incorporado en todas las nuevas titulaciones previstas para el curso 2021-2022 y en la gran mayoría de las titulaciones ya existentes. En el resto se irá incorporando progresivamente en el próximo par de cursos.

Para acompañar al profesorado en la implementación de esta competencia en las diferentes asignaturas, se ha diseñado también un paquete con herramientas y recursos para orientar el diseño de asignaturas y la acción docente con perspectiva de género. Como parte de este acompañamiento, además, se han impartido dos ediciones de formación específica para el profesorado de la UOC sobre cómo incorporar esta competencia transversal, relacionada con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), de género y compromiso ético y global en sus asignaturas. Un centenar de personas ya la ha seguido.

Por otra parte, en septiembre la Red Vives publicó la segunda fase de la colección «Guías para una Docencia Universitaria con Perspectiva de Género», en cuya coordinación ha participado la coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC, Maria Olivella. Esta iniciativa de innovación docente, que es pionera en Europa, consta actualmente de diecisiete guías para introducir la sensibilidad hacia el género de manera específica en diecisiete disciplinas diferentes, como el derecho, la ingeniería industrial, las matemáticas o la sociología, y ofrece al profesorado universitario herramientas docentes para evitar las interpretaciones parciales o sesgadas que parten del hombre como sujeto universal. «Supone un paso hacia adelante para hacer de las aulas universitarias espacios igualitarios e inclusivos, desde donde se genera un conocimiento transformador y se impulsa el pensamiento crítico de los futuros profesionales para alcanzar una sociedad más justa», explica Olivella.

En el ámbito organizativo, la UOC ha dado un paso crucial en la lucha contra las violencias de género con la aprobación de la Normativa contra el acoso sexual y la discriminación por razón de sexo, de orientación sexual y de identidad y/o expresión de género. Este nuevo marco normativo consolida la definición de las conductas no permitidas, incluyendo el reconocimiento de la diversidad de identidad o de expresión de género y de orientación sexual y garantizando los derechos de las personas LGBTIQ. 

De esta Normativa se deriva el Protocolo para la prevención, la detección, la actuación y la resolución de situaciones de acoso sexual por razón de sexo, de orientación sexual y de identidad y/o expresión de género, que amplía el alcance más allá del personal académico y de gestión, los cuales estaban previstos en el protocolo anterior, y lo amplía a toda la comunidad universitaria, es decir, los estudiantes, el colectivo de alumni, el colectivo de personal docente colaborador, y contratistas y entidades cercanas. Para ello, la Unidad de Igualdad de la UOC ha trabajado junto con la Asesoría Jurídica, el Área de Personas, la Oficina del Vicerrectorado y especialistas externos.

Además, en la última conmemoración del 25N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, la UOC ofreció el curso interactivo Sensibilización en igualdad de género, dirigido a todo el personal laboral de esta universidad, que cursaron cerca de 400 personas.