16/11/21 · Estudios de Artes y Humanidades

¿Cómo nos influye la filosofía oriental en Occidente?

En Occidente vivimos en nuestra pequeña provincia del pensamiento
El yoga y la meditación, nacidos en Oriente, son cada vez más practicados en Occidente. (Foto: JD Mason / Unsplash)

El yoga y la meditación, nacidos en Oriente, son cada vez más practicados en Occidente. (Foto: JD Mason / Unsplash)

«Nuestra formación cultural tiene un vacío: confundimos la filosofía universal con la filosofía occidental. En estos momentos, ya no tiene sentido mirar el mundo oriental desde el exotismo. Vivimos en un mundo global y al mismo tiempo muy variado y profundamente incomunicado, por muchas redes que tengamos». Lo explica la filósofa y escritora Marina Garcés, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Con motivo del Día Mundial de la Filosofía (World Philosophy Day), iniciativa introducida por la UNESCO en 2002, Garcés reflexiona sobre la influencia de las filosofías y las culturas orientales en nuestra sociedad.

Garcés, reconocida por numerosos ensayos e intervenciones en medios de comunicación y por haber trasladado el debate filosófico a la calle, tiene una vertiente no tan conocida: la de especialista en filosofías orientales.

El boom de la cultura oriental

Es evidente que en los últimos años asistimos a una explosión de prácticas orientales en el mundo occidental: el yoga, la meditación, la atención plena (mindfulness), etc. Además, algunas doctrinas filosóficas, como el budismo, ganan cada vez más adeptos en nuestra sociedad. Sin embargo, la gran mayoría de las corrientes de la filosofía oriental son prácticamente ignoradas por Occidente y no se estudian en los centros de enseñanza. 

Garcés considera necesario que haya más diálogo entre la cultura oriental y la occidental, y que ambas culturas se observen desde el mismo nivel: «Tenemos una mirada colonial que convierte al otro en un objeto de estudio, incluso de fascinación, pero no en un interlocutor de igual a igual. Esta estructura colonial del mundo global ha hecho que los países y las culturas no occidentales nos conozcan muy bien a nosotros y a nuestras lenguas, mientras que nosotros a ellos no. Por lo tanto, hoy en día, las personas no occidentales son las que viven realmente en un mundo plural, mientras que nosotros seguimos en nuestra pequeña provincia del pensamiento». 

Con motivo del Día Mundial de la Filosofía, la filósofa y escritora, que también dirige el máster universitario de Filosofía para los Retos Contemporáneos y el grupo de investigación en filosofía MUSSOL, reflexiona sobre el papel de esta disciplina en nuestra sociedad: «La filosofía impregna las formas de vida de cada sociedad. La pregunta es hasta qué punto los debates filosóficos de nuestro tiempo pueden convertirse, también, en debates sociales». Según Garcés, «las principales problemáticas de la actualidad (identidades, límites de la sostenibilidad, crisis de la democracia o relación entre los humanos y otras especies) son profundamente filosóficas y, al mismo tiempo, urgentes».

Una puerta de entrada a la cultura oriental

Sobre la influencia de la cultura oriental en nuestra sociedad, Carles Prado, experto en literatura y cultura chinas y profesor e investigador de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, considera que, «si algunas prácticas como la meditación y el mindfulness sirven como puerta de entrada para un estudio más profundizado y respetuoso de estas tradiciones, deben ser bienvenidas: pueden ayudarnos a entender que vivimos en un mundo plural y a tener una actitud empática y abierta, no solo hacia esas culturas, sino también hacia los ciudadanos provenientes de países orientales que conviven con nosotros». Sin embargo, Prado alerta del riesgo de que la visión occidental de estas disciplinas «termine simplificando todo un universo».

Según Garcés, la hegemonía del mundo occidental sobre el oriental tiene los días contados, ya que vivimos en un momento de cambio de las relaciones de poder en el mundo. «Pensemos en un hecho importante: buena parte de la población joven del mundo no vive en países occidentales», afirma. Según la filósofa, esto es un punto de inflexión que tendrá «consecuencias culturales interesantes».

Expertos UOC

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