16/2/23 · Cultura

El éxito de Machos Alfa, una oportunidad para repensar las masculinidades

La serie española ha levantado críticas y pasiones, logrando poner en boca de todos las prácticas del patriarcado
Frente a los avances feministas, el género es cada vez más el centro de las políticas de ultraderecha
El 41 % de los hombres de entre 15 y 29 años no se identifica con los valores de la masculinidad más tradicional. (Foto: Matheus Ferrero / Unsplash)

El 41 % de los hombres de entre 15 y 29 años no se identifica con los valores de la masculinidad más tradicional. (Foto: Matheus Ferrero / Unsplash)

¿Qué es ser un hombre? Es la pregunta que sobrevuela a Machos Alfa, el nuevo éxito comercial de Netflix, una comedia española estrenada a finales del pasado año que, en poco menos de dos meses, parece estar en boca de todos. En plena crisis del patriarcado, cuatro amigos se ven en la obligación de adaptarse a los tiempos que corren mientras ven cuestionada su forma de socializar y amenazados sus privilegios.

"Se trata de una serie de entretenimiento, algo que no podemos perder de vista, pero aunque puede tener aciertos y desaciertos, sí me parece interesante que pueda servir para, como mínimo, pensar unas masculinidades que antes se pensaban como intocables", opina la Dra. Begonya Enguix, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y directora del programa del grado de Antropología y Evolución Humana (interuniversitario: URV, UOC). "Es relevante que se ponga de manifiesto que puede pensarse sobre la masculinidad, que no existe naturalmente ni es algo que deba darse por sentado, sino que existe con unas características dadas en un contexto particular, marcadas por unas relaciones particulares con los demás y unos intereses, y que conlleva privilegios, derechos y exclusiones. Se promueve una reflexión que mucha gente, sencillamente, no ha hecho porque ha considerado que el orden tradicional de género es el estado "natural" de las cosas", añade Enguix.

El contexto social ha cambiado mucho en las últimas décadas, y ha hecho variar la forma en que las personas percibimos y nos sentimos en relación con los roles de género. El 41 % de los hombres de entre 15 y 29 años que residen en el Estado español no se identifica con los valores de la masculinidad más tradicional y hegemónica, aquella que establece unos parámetros estrictos sobre lo que significa "ser hombre", según un estudio publicado por la Fundación Fad Juventud el pasado mes de noviembre. El estudio va más allá y muestra que, en relación con los rasgos que definen la masculinidad, los hombres creen que la sociedad los ve "agresivos" (41,3 %), "trabajadores" (37,5 %), "líderes, resolutivos" (35 %) e "inmaduros" (31,9 %), mientras que ellos se autoperciben como "trabajadores" (50,6 %), "responsables" (44,2 %), "sensibles, tiernos" (36,2 %), "empáticos" (35 %) e "independientes" (34,7 %).

Ahora bien: ¿puede resumirse todo lo que tradicionalmente se considera "ser hombre" con una sola etiqueta? ¿Es posible que un cuerpo encarne todo aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de "masculinidad tóxica"? Enguix es una firme defensora de que las masculinidades son híbridas: "Todo el mundo es híbrido. La experiencia, las prácticas, el estar vivo lleva consigo ser híbrido. ¿Quién no tiene pensamientos contradictorios sobre las cosas?". Las hegemonías, las prácticas y las relaciones de poder cambian según el contexto, defiende la académica, y pone un ejemplo: "La masculinidad heterosexual ha sido durante muchos años la masculinidad socialmente aceptada y legitimada, y la homosexual ha estado subordinada a ella. Pero el hecho de que la masculinidad homosexual esté subordinada en este contexto no quiere decir que no pueda ser hegemónica, por ejemplo, en sus relaciones con las mujeres".

Enguix también considera una aportación valiosa de la serie la importancia que en ella se da al lenguaje. Uno de los personajes, interpretado por Gorka Otxoa, pasa buena parte de algunos capítulos señalando marcadamente cada comentario homófobo, cosificador, patriarcal o machista que hacen sus compañeros. "El lenguaje es muy importante para definir el mundo en el que vivimos", señala Enguix. "Por lo tanto, me parece que apuntar al lenguaje como una práctica cotidiana que tiene unos efectos de los que muchas veces no somos conscientes, es muy interesante".

La ideología de género, columna vertebral de la política de la extrema derecha

Ante los avances feministas que ponen todas estas cuestiones en la agenda, ha surgido con fuerza una reacción antifeminista que tiene una traducción política muy importante. En un momento dado, uno de los personajes de la serie, viéndose amenazado, decide empezar a dictar un curso para recuperar la virilidad, al más puro estilo de la ultraderecha. Donald Trump en Estados Unidos o Vox en España —como tantos otros ejemplos en todo el mundo— hacen de la ideología de género la columna vertebral de su política.

"Se dice mucho que la masculinidad entra en crisis cuando es cuestionada. Pero yo me pregunto por qué tiene que ser malo eso, especialmente si ayuda a superar injusticias", dice Enguix. "La masculinidad siempre ha estado en crisis, pero repensarla no es una amenaza ni convierte a los hombres en víctimas. La ultraderecha utiliza la amenaza a la masculinidad (tradicional) y el victimismo como herramientas políticas, pero sentirse amenazado no significa que exista una amenaza. En el contexto actual, en el que las sociedades democráticas aspiran a la igualdad de género, de derechos y de obligaciones, estas reacciones políticas no son solo una reacción a los avances feministas, sino que ponen de manifiesto la voluntad de mantener un statu quo basado en la desigualdad y la hegemonía masculina, que nunca ha desaparecido por completo", concluye la académica.

En una serie como Machos Alfa, donde se exageran los estereotipos, se difuminan las complejidades y se cae en las contradicciones, Enguix destaca como valiosa su reflexión final. "El hombre patriarcal es un hombre enfermo. De pequeños, nos amputaron nuestra feminidad, porque la primera obligación de un hombre era no ser una mujer. Pero abdicar de nuestros privilegios, renunciar a la ambición o la agresividad, reconocer nuestra vulnerabilidad, saber perdonar, consagrarnos al cuidado de nuestros hijos o a las tareas domésticas no nos hace menos hombres. El ideal masculino hegemónico, obsesionado con el éxito, el poder y la fuerza, es agotador", concluye uno de los personajes al final de la ficción.

Expertos UOC

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