6/8/20 · Salud

«La pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado que la ética ha venido para quedarse»

Foto: Santi Iglesias

Foto: Santi Iglesias

Oriol Yuguero , responsable del Grupo de Investigación Transversal de la Urgencia y la Emergencia del IRBLleida, presidente del Comité de Ética Asistencial de la Región Sanitaria de Lleida y profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC

 

En Lleida, la pandemia de la COVID-19 ha puesto en evidencia las carencias del sistema sanitario catalán, que se analizarán próximamente desde el Comité de Expertos para la Transformación del Sistema Público de Salud. Oriol Yuguero, responsable del Grupo de Investigación Transversal de la Urgencia y la Emergencia del IRBLleida y presidente del Comité de Ética Asistencial de la Región Sanitaria de Lleida, ha sido elegido para formar parte del Comité de Expertos y aportar su visión como especialista en ética, así como para trabajar por el buen trato que debe darse a los sanitarios. Yuguero, que también es profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, apunta que la medicina del futuro requiere el desarrollo de la salud digital.

 

 

En Lleida, la pandemia de la COVID-19 ha puesto en evidencia las carencias del sistema sanitario catalán, que se analizarán próximamente desde el Comité de Expertos para la Transformación del Sistema Público de Salud. Oriol Yuguero, responsable del Grupo de Investigación Transversal de la Urgencia y la Emergencia del IRBLleida y presidente del Comité de Ética Asistencial de la Región Sanitaria de Lleida, ha sido elegido para formar parte del Comité de Expertos y aportar su visión como especialista en ética, así como para trabajar por el buen trato que debe darse a los sanitarios. Yuguero, que también es profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, apunta que la medicina del futuro requiere el desarrollo de la salud digital.

 

Formas parte del Comité de Expertos para la Transformación del Sistema Público de Salud. ¿Cuál será el objetivo de este equipo de trabajo?

El objetivo es reunir a profesionales de diferentes ámbitos y plantear propuestas que puedan ayudar a transformar y preparar el sistema, que en los últimos años ha dado mucho de sí pero que ahora, a raíz de la pandemia de la COVID-19, ha puesto al descubierto algunas carencias. Hay que aprovechar para aprender de lo que ha comportado esta pandemia.

¿Qué carencias se han hecho evidentes en los últimos meses?

En cuanto a infraestructura, se ha evidenciado la diferencia del sistema sanitario catalán entre Lleida y el resto de territorios. Nosotros solo tenemos un hospital con unos recursos muy limitados y una atención primaria que muchas veces tampoco ha tenido los recursos que necesitaba. Por otra parte, en toda Cataluña se tiene que trabajar el trato que se da a los profesionales sanitarios, que han respondido ante la pandemia y muchos de los cuales ahora, con esta segunda ola, han tenido que cambiar sus vacaciones y han tenido que organizarse.

¿Cuál será tu aportación como especialista en el Comité de Expertos para la Transformación del Sistema Público de Salud?

Trabajaré la empatía y el buen nombre de los profesionales sanitarios. Mi aportación será el buen trato a los sanitarios para que tengan el lugar que les corresponde. Como representante de Lleida, mi papel también será reclamar los recursos que nos corresponden y que se tenga en cuenta la particularidad de nuestro territorio, que es muy diferente al resto del país.

Lleida, de hecho, está siendo una de las grandes afectadas por el rebrote de este verano. ¿Cómo lo estáis viviendo?

Está siendo una segunda ola muy dura porque muchos de los profesionales no han podido hacer vacaciones desde marzo y no han parado; el hospital está lleno y cada semana esperamos que sea la última en la que crece el número de casos. La gente está cansada y preocupada porque no sabemos hacia dónde irá la pandemia en una época en la que en teoría nos tocaba descansar después de lo que vivimos en marzo y abril.

¿Habéis observado diferencias entre la primera ola de pacientes de COVID-19 y este segundo brote?

Mientras que en la primera ola había muchas personas mayores que enseguida se ponían más graves, en esta segunda ola ha habido gente muy joven y a la que podíamos dar de alta. Teníamos mucho volumen de pacientes y esto ha cambiado la gestión de lo que teníamos que hacer y lo que no. El cambio ha sido que la gente ha perdido un poco el miedo y se ha confiado. En esta ola nos ha costado mucho convencer a la gente de que teníamos una situación parecida a la de marzo.

Como profesionales, pero sobre todo como personas, ¿cómo os ha afectado emocionalmente esta pandemia?

Hemos vivido momentos muy importantes y yo, como presidente del Comité de Ética Asistencial de la Región Sanitaria de Lleida, he tenido que hablar con muchos profesionales porque la COVID-19 ha tenido un impacto emocional muy fuerte en los sanitarios, sobre todo por tener que vivir un final de vida sin que la gente pudiera despedirse presencialmente de sus familiares. También hemos tenido una avalancha de datos, no sabíamos si un tratamiento funcionaba o no, y ante la falta de opciones terapéuticas, nos agarrábamos al mínimo indicio. Ahora tenemos mucha más información, más estructurada, y eso nos ayuda. Fueron unos meses de caos, de no saber cuál era el riesgo de contagio ni cómo evolucionaría. Hubo mucha incertidumbre.

Éticamente hubo mucho revuelo con los protocolos que decidían quién entraba en la UCI o quién obtenía un respirador. ¿Cómo vivisteis estos debates éticos?

Desde el primer momento, en nuestro hospital se pidió la opinión al Comité de Ética para elaborar los protocolos y, sobre todo, para adecuar el esfuerzo terapéutico a los pacientes que así lo requerían, tal como ya se hacía antes. No cambió nada, se puso de manifiesto una actitud que ya se tenía, que era priorizar a los pacientes que podían tener más rendimiento y más opciones de mejora en la UCI. Cuando los recursos son limitados deben utilizarse para el máximo beneficio. Es más rentable que haya en la UCI una persona de 50 años que tenga más opciones de curarse que una de 85 años.

Otro de los hechos clave durante estos últimos meses, además de los debates éticos, ha sido el desarrollo de la salud digital. ¿Qué ventajas tiene llevar la salud a nuestras pantallas?

Con esta pandemia lo que ha quedado claro es que los sistemas de rastreo deben estar vinculados al mundo digital. En Alemania están desarrollando aplicaciones muy útiles, que mantienen la confidencialidad de las personas y que ayudan a rastrear los casos. Y ante la falta de profesionales que nos afecta, desarrollar herramientas que puedan ayudar a las personas a identificar cuándo están graves y cuándo tienen que ir a un hospital es muy útil, también para disponer de ellas en otra posible pandemia en el futuro. En Cataluña hay que desarrollar un sistema de rastreadores para que cada vez que haya un rebrote no sea necesario confinar un territorio, porque si no todo esto acabará con la economía.

Por lo tanto, Cataluña está empezando el camino de la salud digital pero aún le queda mucho por recorrer...

Exacto. Todavía no está suficientemente implementada, apenas está empezando. Nos ha cogido desprevenidos, pero cuando pase este segundo brote tenemos que centrarnos en buscar herramientas y alternativas en el ámbito de la salud digital. Por ejemplo, con los jóvenes, porque ahora, cuando tenemos más casos, podría ser realmente muy útil.

¿El futuro de la medicina requiere este factor digital?

Sin duda. Con personas mayores es algo más complicado, es difícil que se adapten a las páginas web y las aplicaciones, pero la generación que nace ahora estará perfectamente acostumbrada a consultar y hacer la gestión utilizando la salud digital. Es necesario seguir desarrollando herramientas que aseguren la confidencialidad, que sean útiles, y este es el trabajo que debe hacerse y por el que Europa está apostando mucho porque ve que es el futuro.

¿Qué mensaje darías a tus estudiantes de la UOC?

Debemos mostrar que hay que trabajar en el desarrollo de herramientas constantemente porque nunca sabes qué epidemia pondrá a prueba lo que necesitas. Si hubiéramos tenido aplicaciones preparadas, habría sido más fácil afrontar la situación. Siempre tenemos que pensar ideas para retos que puedan venir en el futuro, aunque nos puedan parecer irreales, porque quizás podremos ponerlos en práctica. Hay algo que también me gustaría confirmar: la pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado que la ética ha venido para quedarse.

Contacto de prensa

También te puede interesar

Más leídos

Ver más sobre Salud