27/4/23 · Investigación

«Las escenas punk deconstruyen lugares y esto resulta muy político»

Foto: Selin Yagci

Foto: Selin Yagci

Selin Yagci , estudiante del programa de doctorado de Sociedad, Tecnología y Cultura

 

Hasta la primera década del siglo xxi, la cultura punk era algo que podía encontrarse en el día a día y en los espacios públicos de muchas ciudades del mundo. Calles, parques y bares —lugares visibles en ocasiones e invisibles en otras— eran escenarios en los que los punks socializaban y que se convertían en espacios de resistencia cotidiana.

Con la transformación de las ciudades de los últimos años, los escenarios culturales se han visto afectados de varias formas. En muchos lugares, el escenario punk ha ido perdiendo la oportunidad de expresarse en la esfera pública y esto ha dado lugar a la pérdida de su visibilidad.

Para encontrar las huellas de un pasado punk en las ciudades hay que saber echar la mirada atrás. En ello se centra la investigación de Selin Yagci, estudiante del programa de doctorado de Sociedad, Tecnología y Cultura de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), con la supervisión de Natàlia Cantó. Yagci también colabora con dos grupos de investigación de los Estudios de Artes y Humanidades: el grupo Procesos de apertura y cierre culturales y sociales (PROTCIS) y el grupo de investigación Global Literary Studies Research Lab (GlobaLS), también vinculado al Internet Interdisciplinary Institute (IN3). Uno de los objetivos de su investigación es descubrir y entender el presente y el pasado de la escena punk de ciudades turcas y españolas, como Ankara, Estambul, Madrid y Barcelona.

 

Hasta la primera década del siglo xxi, la cultura punk era algo que podía encontrarse en el día a día y en los espacios públicos de muchas ciudades del mundo. Calles, parques y bares —lugares visibles en ocasiones e invisibles en otras— eran escenarios en los que los punks socializaban y que se convertían en espacios de resistencia cotidiana.

Con la transformación de las ciudades de los últimos años, los escenarios culturales se han visto afectados de varias formas. En muchos lugares, el escenario punk ha ido perdiendo la oportunidad de expresarse en la esfera pública y esto ha dado lugar a la pérdida de su visibilidad.

Para encontrar las huellas de un pasado punk en las ciudades hay que saber echar la mirada atrás. En ello se centra la investigación de Selin Yagci, estudiante del programa de doctorado de Sociedad, Tecnología y Cultura de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), con la supervisión de Natàlia Cantó. Yagci también colabora con dos grupos de investigación de los Estudios de Artes y Humanidades: el grupo Procesos de apertura y cierre culturales y sociales (PROTCIS) y el grupo de investigación Global Literary Studies Research Lab (GlobaLS), también vinculado al Internet Interdisciplinary Institute (IN3). Uno de los objetivos de su investigación es descubrir y entender el presente y el pasado de la escena punk de ciudades turcas y españolas, como Ankara, Estambul, Madrid y Barcelona.

¿Qué importancia ha tenido y sigue teniendo "el lugar" para definir la cultura punk?

Desde que surgió, el punk siempre ha sido algo más que una forma de expresión artística o musical, dado que los materiales subculturales comenzaron a circular entre personas de diferentes localidades.

Al estudiar la forma como la gente recuerda el pasado reciente en ciudades como Madrid y Ankara, he descubierto que, en un principio, los lugares asociados a la cultura punk formaban parte de la producción y el consumo culturales. Posteriormente se extendían a las calles y se convertían en parte de la vida diaria. Las prácticas de socialización generaron nuevos lugares que iban más allá de la actividad musical y de los conciertos, lo que amplió y al mismo tiempo desdibujó las fronteras de la escena punk.

¿Cómo usa la cultura punk el espacio, tanto público como privado?

Si es visible, las personas acuden al escenario punk en el día a día, de forma cotidiana, por lo que el espacio público tiene un papel muy particular. Esta es la clave para definir qué es el espacio público para una escena cultural: cualquier lugar que permita encuentros públicos con otras personas (extraños) puede ser considerado como espacio público.

La visibilidad de sus prácticas sociales no solo hace que el escenario punk esté disponible para más personas y nuevas generaciones, sino que también crea familiaridad con otros grupos que no participan necesariamente en la escena.

A menudo, relacionamos el movimiento punk con lugares alternativos y únicos. ¿La escena punk se ha formado de forma ingeniosa gracias a la elección de estos lugares por parte de sus integrantes?

Esquinas y bancos de parques que se llenan de repente, casas que parecen bares y bares que parecen casas… La escena punk ha sido deconstructiva al usar los lugares, y esto resulta muy político. Los motivos de esta creatividad varían y tienen su origen en aspectos políticos, sociales y económicos de las diferentes localidades. Algunos okupas y centros sociales muestran claramente cómo se crean escenarios alternativos, alejados de la mercantilización y la dominación capitalista, para albergar conciertos, espectáculos y charlas o simplemente para reunirse.

Por otro lado, también se han utilizado lugares de uso cotidiano —como plazas, esquinas, parques o incluso centros comerciales— para tomar bebidas baratas al aire libre o disfrutar de instalaciones interiores de forma gratuita. Este uso diario de los espacios, que en la mayoría de los casos parece aleatorio, marcó algunos rincones en muchas ciudades.

Si nos centramos en las grandes ciudades de España, ¿de qué tipo de lugares estamos hablando?

Cuando rastreamos los lugares que definieron el escenario punk de ciudades como Madrid y Barcelona, por ejemplo, vemos que existían plazas, parques y mercadillos que funcionaban como lugares de encuentro: los punks iban allí a conocer gente con sus mismas afinidades y a disfrutar de conciertos, bares y festivales. He hablado con personas que hacían un uso diario de estos espacios, y comían y dormían al aire libre, sin apenas usar ni necesitar espacios interiores. Por ejemplo, mucha gente menciona la plaza del Dos de Mayo de Madrid como una referencia importante para el escenario punk, y señala que iba a diario.

¿Y en las de Turquía?

En grandes ciudades de Turquía, como Estambul, Ankara o Esmirna, los punks usaban parques y esquinas para pasar el rato de una forma muy similar. La presión política y la dificultad para ocupar edificios vacíos llevó a los punks a utilizar el espacio de formas alternativas.

En Ankara, por ejemplo, el patio de un edificio residencial podía convertirse fácilmente en el punto de encuentro de un grupo de punks, que iban allí a pasar algunas horas o incluso días. También era habitual usar otros lugares para organizar conciertos asequibles, como bares donde habitualmente tocaban músicos folks (cuya imagen y cuyo círculo social no parecía tener nada que ver con el movimiento punk).

El uso del espacio cambia de unas ciudades a otras. Sin embargo, ¿qué tienen en común estos lugares? ¿Qué es lo que más define la escena punk?

Es difícil encontrar un punto común para los lugares en los que se desarrollan las prácticas punk en un sentido cotidiano, ya que cada localidad tiene sus propias dinámicas, moldeadas por el entorno social, político y económico. Sin embargo, en muchas de las entrevistas que he hecho, he observado que la gente recuerda la libertad de salir a la calle sin tener que acordar un lugar y una hora con un determinado amigo y sabiendo que siempre habría gente en algunos de estos "lugares punks".

¿Son lugares que no se ven o son difíciles de encontrar? ¿O, por el contrario, están integrados en el día a día de la sociedad de las ciudades?

Hay diferentes formas de analizar lo que podemos considerar "lugares punks". Podemos rastrear algunos de los movimientos visibles de la escena punk a lo largo de su historia reciente, incluso cuando es vista como una escena underground. Existe una implicación de la palabra underground, más allá de alternativa, que puede resultar poco llamativa: hace referencia a un espacio que es menos visible en sentido literal, ya sea por la ubicación (no es fácil de encontrar para los extraños) o por la hora de los eventos (muchas veces de noche o incluso temprano por la mañana).

Los movimientos y las dinámicas entre lugares visibles y menos visibles han estado sujetos a cambios constantes y, por lo tanto, ligados a los eventos políticos y a las estrategias urbanas. Cuánto de estas escenas ocurre bajo la luz del día y cuánto de noche depende de tácticas y elecciones cotidianas.

Sin embargo, es importante recordar que el movimiento punk no ha estado limitado a los bares y a la vida nocturna. Poco después de que naciese como concepto cultural, encontró una respuesta en la calle y coexistió con una cultura callejera en muchos lugares del mundo.

¿Qué opciones de cambio sistémico, resiliencia o resistencia ofrecían (y ofrecen) estos lugares?

Los lugares que se crearon en el escenario punk y alrededor de él han estado determinados por hábitos cotidianos. En lo relativo a la economía, por ejemplo, el hecho de socializar en la calle permite un gasto mínimo de recursos en comparación con otras actividades, como ir a un restaurante o a un evento cultural con reglas y costes de entrada.

Las regulaciones y el control sobre estos lugares hizo más difícil para los punks seguir usándolos en su vida diaria. Los lugares de encuentro fueron adaptándose a los cambios en las estrategias urbanas. De esta forma, en localidades donde no había medios para adaptarse debido a determinadas condiciones económicas, políticas y sociales, la escena punk desapareció o se hizo menos visible.

Cuando la ciudad y su imagen cambian, se transforma también el uso que se hace de sus espacios. En numerosas entrevistas se puso como ejemplo el caso de Madrid, una ciudad desde la que se intentó lanzar al exterior una imagen de capital segura. Entre las múltiples consecuencias de este hecho, está la disminución del número de encuentros cotidianos. Esto, a su vez, tuvo un impacto sobre los escenarios culturales.

Para la escena punk, el hecho de reunirse y tomar bebidas baratas puede tener un significado más profundo de lo que uno podría pensar. Las regulaciones y las políticas que hacen difícil que la escena sea visible gracias a la socialización pueden afectar a la forma como piensan e imaginan el espacio las nuevas generaciones.

La escena cultural del pasado nos permite entender mejor las ciudades de hoy. ¿Qué huella ha dejado la escena punk?

La escena punk actual no parece ser tan visible y, por lo tanto, tan activa como antes en muchas ciudades, y no es necesario ir muy lejos para demostrar la validez de este argumento. La primera década del siglo xxi es recordada como un ejemplo de "buenos tiempos" por las personas ligadas a la escena punk con las que hablé.

Muchos entrevistados, de diferentes entornos y generaciones, compartieron su malestar al referirse al ritmo de transformación que hace desvanecer el rastro de la mayoría de los lugares punk, que están cerrando de forma temporal o acogiendo otros usos. Los hábitos y las prácticas asociadas a ellos también están desapareciendo.

Es difícil percibir lo que hubo en el pasado con una mirada rápida. Solo es posible descubrir algunas de sus marcas y huellas hablando con las personas que estuvieron allí, para ver si queda algo de aquellos tiempos que aún esté vivo en sus prácticas cotidianas.

Como argumenta Svetlana Boym en su libro The Future of Nostalgia (2001) respecto a la forma de descubrir el pasado urbano, "el pasado de la ciudad no es del todo descifrable, es irreducible a cualquier lenguaje anacrónico; sugiere otras dimensiones de la experiencia vivida y acecha la ciudad como un fantasma". Cualquier intento de descubrir este pasado es valioso para reconocer estas dimensiones, que son tanto personales como colectivas.

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