Estudiar sin irse del pueblo: los alumnis rurales de la UOC que demuestran que la universidad no tiene fronteras
El 17 % de la comunidad universitaria de la UOC vive en zonas rurales, y un 62 % de este alumnado son mujeresLos testigos de tres graduados muestran cómo la formación en línea puede cambiar vidas y reforzar el arraigo al territorio
Este noviembre y diciembre, más de 12.000 graduados y graduadas están invitados a celebrar los actos de graduación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en Madrid y Barcelona. Detrás de cada orla, hay una historia personal que habla de esfuerzo, de aprendizaje y de sueños cumplidos. En esta pieza ponemos la mirada en aquellos estudiantes que han cursado sus estudios desde pueblos pequeños y entornos rurales, a menudo alejados de los grandes núcleos universitarios.
Un 17 % de la comunidad universitaria de la UOC vive en zonas rurales, y el 62 % de este alumnado son mujeres. La universidad trabaja desde hace años para garantizar que la distancia geográfica no sea un obstáculo para la formación superior, y lo hace a través de la Red UOC Rural, un espacio de cocreación y transferencia de conocimiento orientado a reducir las desigualdades territoriales y fomentar la cohesión.
Este compromiso se expresa también en iniciativas como las becas rurales, que la universidad ha duplicado en los últimos años, o en proyectos como la formación gratuita en competencias digitales para 5.000 personas de entornos rurales. Todo ello responde a una convicción: que la educación en línea puede ser una herramienta clave para revertir el despoblamiento y promover oportunidades sin necesidad de irse del territorio.
Una universidad que rompe barreras
En un momento en que la carencia de oportunidades formativas continúa siendo uno de los grandes retos de las zonas rurales, la UOC se ha convertido en un motor de transformación y equidad territorial. Su metodología en línea, pionera a escala internacional, permite que personas de cualquier rincón del país puedan estudiar y trabajar sin tener que abandonar su pueblo.
En Suera, un pequeño municipio de la provincia de Castellón, María José Serrano, maestra de música, lo sabe muy bien. Durante diez años combinó el trabajo, las oposiciones y la vida familiar con los estudios del grado de Lengua y Literatura Catalanas. "La UOC se ha adaptado perfectamente a mis necesidades, que a lo largo de los diez años en que he estado estudiando de forma intermitente han ido cambiando", afirma. Para ella, estudiar a distancia ha sido una manera de continuar aprendiendo sin renunciar a su entorno. "El grado y las oposiciones formaban parte de mi vida de manera alternativa: si tenía unas oposiciones a la vista, el resto tenía que esperar, hasta que lo conseguí y me convertí en funcionaria definitiva", explica.
Los últimos meses de sus estudios coincidieron con una etapa personal difícil, marcada por la enfermedad de un familiar: "Mi mente y mi disponibilidad debían estar al 100 % donde debían estar. Pero todo pasa, la vida continúa y, finalmente, estoy graduada". Y añade, con emoción: "Todo el tiempo y el esfuerzo dedicados a mis estudios en la UOC han valido la pena". Su testigo resume lo que significa la UOC para muchos estudiantes de zonas rurales: un espacio de oportunidades y de aprendizaje flexible, capaz de adaptarse a los ritmos y las realidades del territorio.
Educación y arraigo al territorio
La experiencia de Álvaro Romero también pone de manifiesto este papel transformador. Desde su pueblo, Sot de Ferrer, en la provincia de Castellón, donde hace treinta años la carencia de infraestructuras hacía prácticamente imposible asistir a la universidad, explica: "La movilidad hace treinta años en las zonas rurales estaba muy limitada por la precariedad de infraestructuras de transporte y un deficiente servicio público". Romero tuvo que abandonar los estudios universitarios para ayudar a su familia. "Mi historia empieza hace más de treinta años, cuando a causa de un problema de salud familiar, que también comportó un problema económico, tuve que dejar los estudios universitarios para dedicarme a sostener económicamente a mi familia".
Durante años trabajó en trabajos precarios, pero nunca dejó de sentir que aquel sueño inacabado continuaba acompañándolo. "Se trataba de demostrarme a mí mismo que era capaz de superar unos estudios universitarios al mismo tiempo que servía de inspiración y motivación a mi hija".
Cuando descubrió la UOC, vio una gran oportunidad. "De repente, se abrió un escenario donde todos los obstáculos que no me habían permitido estudiar cuando tenía veinte años habían desaparecido con la metodología en línea". Hoy, ya graduado en Ciencias Sociales, asegura: "Gracias a la UOC y a haber cultivado la perseverancia, he conseguido cambiar una vida que el destino se había empeñado en que fuera la mía".
El valor social de la formación
Para Ana María Soto, maestra de educación especial y vecina de un pequeño pueblo de Soria, la formación ha sido también una cuestión de vocación y compromiso. Inspirada por su hermana pequeña, con síndrome de Down, decidió cursar el máster universitario de Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje. "Ella tiene síndrome de Down y ha sido mi inspiración para llevar a cabo este recorrido académico y laboral", comparte.
El formato en línea le permitió compaginar los estudios con el trabajo: "He realizado el máster mientras trabajaba. Soy maestra de educación especial. Para mí ha sido una ventaja poder estudiar y trabajar a la vez, puesto que podía aplicar lo que aprendía. Ha sido una formación muy fructífera". Soto se siente ahora más preparada que nunca: "Puedo decir que, gracias a este título, me siento más preparada y con ganas de seguir aprendiendo más y más". Como en su caso, la posibilidad de estudiar sin desplazarse permite que profesionales cualificados puedan continuar formándose y contribuir a mejorar la vida de sus comunidades locales.
Una universidad arraigada al mundo rural
Las historias de Serrano, Romero y Soto ponen rostro a lo que la UOC promueve desde hace más de tres décadas: una universidad abierta, inclusiva y arraigada al territorio. Con más de 133.000 alumnis desde que nació hace 31 años, la UOC ha consolidado una comunidad diversa y descentralizada. Proyectos como la Red UOC Rural o los nuevos Premios SpinUOC Rural, que reconocerán trabajos académicos vinculados al territorio, forman parte de una estrategia que busca reducir las desigualdades territoriales y fortalecer la cohesión social.
Además, la universidad se ha adherido recientemente a la Declaración sobre el futuro de las zonas rurales de la Unión Europea, que defiende un desarrollo sostenible y digital de los territorios rurales. En esta línea, impulsa iniciativas como ConectArt-e, que combina arte, cultura y turismo para dinamizar el territorio del Sénia, o programas de formación para mujeres de zonas rurales en paro, con el objetivo de mejorar su empleabilidad y su liderazgo. Estas acciones responden a una misma visión: hacer que la universidad llegue allí donde no llegan otras instituciones y ofrecer nuevas herramientas para que la gente pueda estudiar, emprender o innovar sin renunciar a vivir en su pueblo.
Aprender sin fronteras
Como decía el estudiante Enric Guimó, graduado el año pasado en Historia, Geografía e Historia del Arte, "hay que subir el ego al mundo rural: aquí también tenemos cosas únicas". Guimó, vecino de la Pobla de Segur (Lleida), dedicó su trabajo final de grado a estudiar el papel de una asociación de lucha vecinal llamada Comú de Particulars en el desarrollo industrial del municipio durante el siglo XIX. Su proyecto de investigación pone en valor cómo la iniciativa colectiva y la gestión local fueron motores de emprendimiento en un entorno rural, y demuestra que el talento y la creatividad no son patrimonio de las ciudades. La universidad en línea se ha convertido así en una aliada clave para combatir la despoblación, impulsar el emprendimiento local y promover la igualdad de oportunidades.
Actos de graduación en Madrid y Barcelona, y en línea
Las graduaciones de noviembre y diciembre no solo serán una fiesta académica, sino también un reconocimiento a todas las personas que, desde sus pueblos, han transformado su vida a través de la formación. Desde Suera, Soria o cualquier otro rincón del mapa, estas voces recuerdan que la universidad puede llegar tan lejos como llegue la conexión. Porque, como demuestran sus protagonistas, aprender no tiene fronteras, y el futuro del conocimiento también se construye desde los pueblos.
Las graduaciones se celebrarán en el Gran Teatro Príncipe Pío de Madrid el 13 de noviembre y en La Farga de L'Hospitalet el 13 de diciembre. Aquellas personas que no puedan desplazarse presencialmente podrán seguir las celebraciones académicas en directo y participar en ellas desde donde estén.
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Anna Torres Garrote