23/3/21 · Salud

Pasaporte vírico de la COVID-19: riesgo sanitario vs. reflotar el turismo

Expertos sanitarios y en derecho consideran "prematuro" un documento que garantice la inmunidad frente al coronavirus para poder viajar

Los economistas defienden que la población de mayor edad tenga libertad de movimiento para "dar oxígeno" a una economía "en cuidados intensivos"
Foto: Luka / Unsplash

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El pasaporte vírico está presente en todos los debates relacionados con la COVID-19. Con la vacunación en marcha y la economía en crisis, se marcan dos posturas claramente enfrentadas con respecto a este documento. Expertos sanitarios y en derecho consideran que es "prematuro", pero los economistas no ven otra salida para "reflotar" el turismo tras un año en blanco. La Comisión Europea acaba de presentar su propuesta de certificado digital verde, un documento con un código QR o en papel en el que se verifique que el titular ha sido vacunado, ha pasado la enfermedad o tiene un resultado negativo de una prueba. El proyecto podría estar listo antes del verano. Por su parte, la OMS clama por la equidad entre países ante la vacunación para que no exista discriminación en los derechos de los ciudadanos, lo que podría traducirse en la libertad de movimiento. "En estos momentos es un error porque no existe un libre acceso a la vacunación", asegura Oriol Yuguero, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), mientras que la profesora colaboradora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC Fabiola Leyton cree que se trata de una "medida prematura" ante la falta de igualdad en el acceso a la inmunización. En cambio, Pablo Díaz, profesor experto en Turismo de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, piensa que es "adecuado" para poder "dar oxígeno" al turismo y a todos los sectores relacionados, y apunta que serían las personas mayores las primeras en viajar tras ser la población "más castigada" por la pandemia.

Desde el sector científico advierten del riesgo sanitario porque aún faltan, dicen, datos por comprobar con respecto a la vacunación. "No sabemos el papel que tendrá en la posible transmisión de la enfermedad", destaca Yuguero, a lo que Leyton añade que tampoco se conoce con exactitud "cuánto dura la inmunización". Según esta última, el documento podría ofrecer "una falsa sensación de seguridad" al portador. Ambos opinan que es una medida discriminatoria. "Genera ciudadanos de primera y segunda", declara el experto sanitario. Díaz es consciente, dice, de este posible efecto y de que existe una "incertidumbre" con respecto a los plazos de protección de la vacuna, pero considera que, si la movilidad se lleva a cabo de "forma adecuada, con las suficientes restricciones de reunión y movilidad local de los destinos a los que se desplacen", no tienen por qué existir repuntes de contagios con la apertura mínima del turismo. Y, al contrario, plantea la ventaja de poder "dar oxígeno" a un sector "en cuidados intensivos" y con un gran peso en la economía española. "Es una medida claramente económica, destinada a salvar en la medida de lo posible al sector, y social, por el derecho a viajar o desplazarse", comenta. Y no solo eso, sino que el docente de la UOC valora que sería un "acto compensatorio a los turistas de mayor edad", ya que son los que estarán vacunados antes y podrían moverse. "Es justo favorecer el turismo de las personas de mayor edad, que tanto han sufrido el confinamiento", propone.

Otros "pasaportes"

¿Solo el coronavirus exige un documento acreditativo de una vacuna para viajar? No, pero los expertos resaltan que, para otras enfermedades, de las que los ciudadanos se inmunizan cuando viajan a algunos países, las vacunas están disponibles. "El acceso a la vacuna de la COVID-19 no es universal", recuerda el docente sanitario, que explica que, por ejemplo, para la fiebre amarilla "podemos acceder a un centro para recibir la dosis de vacuna". La experta en derecho replica que la situación es "muy diferente" también por el tipo de dolencias. "Los certificados internacionales de vacunas existen como medida para garantizar que una persona está inmunizada contra una enfermedad que no existe en su país de origen, pero en el caso de la COVID-19 la enfermedad ha llegado a todos los países", advierte, y destaca que haría falta un "conocimiento más sólido" de la misma para poder abrir la movilidad entre países. Yuguero propone que solo se permitan los viajes de "emergencia" y que se exija una prueba PCR negativa "como hasta ahora". "Debemos restringirlos hasta conseguir tasas más altas de vacunación", propone.

El turismo como derecho

"Es lógico plantear esta propuesta, que intenta salvar ciertos sectores en crisis", asume el profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud, pero considera que deberían ser otras medidas y no el pasaporte vacunal. En cambio, el docente de Turismo apostilla que este tipo de viajes por ocio llevan décadas entendiéndose "como un derecho de las clases medias y altas de las economías desarrolladas", por lo que sí debería ser prioritaria la apertura de las fronteras europeas. Eso sí, también prevé que, al margen de este certificado, el sector tendrá un "protagonismo especial" en España este verano, con más movilidad entre comunidades y menos fuera del país, y podrá "reflotarse" con una menor afluencia de ciudadanos extranjeros, como ocurrió el verano pasado. Pronostica, no obstante, que inmediatamente después de que se ponga en marcha este documento, la ciudadanía lo pedirá en masa porque, dice, está "ávida de poder volver a viajar internacionalmente y procurará tenerlo en cuanto sea posible y necesario".

¿Y qué sucederá con el resto del mundo? "Para muchas personas la inmunización vacunal tardará en llegar", lamenta la docente de los Estudios de Derecho y Ciencia Política, que cree que este pasaporte las "deja atrás". "Los ciudadanos que no tienen acceso a la vacuna verían obstaculizada injustamente su libertad de movimiento", remarca, e insiste en que esta situación "marcará aún más la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres". Mientras en los países desarrollados se avance en la inmunización y en este posible pasaporte, destaca Leyton, se seguirán conociendo detalles de la enfermedad. "Esperemos no tener sorpresas desagradables que nos hagan volver a restringir derechos y libertades de la ciudadanía", desea.

Expertos UOC

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