Entrevistas Alumni

Fernando Álvarez López
Fernando Álvarez López
15/02/2022
Laura Villate
Alumni
Máster universitario de Educación y TIC (E-learning)





«Con los avances tecnológicos, será inevitable que pasemos la vida sin haber realizado algún nivel educativo en la virtualidad»

 
Recientemente, Fernando Álvarez, cirujano pediátrico de la Universidad de Caldas, profesor de pregrado y maestría de dos universidades colombianas y alumni del máster universitario de Educación y TIC (E-learning) de la UOC, recibió la distinción cum laude por su tesis doctoral, Uso de un simulador de realidad virtual 3D portátil de bajo costo para el entrenamiento de habilidades psicomotoras en cirugía mínimamente invasiva, desarrollada en el marco de su doctorado de Educación y TIC (E-learning) en la UOC.
 
"Fue una experiencia bastante exigente y retadora, de alrededor de seis años. Por un lado, fue una tesis por compilación, es decir, implicaba tener al menos tres publicaciones en revistas Q1 y Q2 y, aunque siempre me ha gustado escribir, hacerlo para la ciencia es diferente. Por otro lado, el proyecto requería el desarrollo de un aplicativo y un simulador de cirugía mínimamente invasiva o cirugía laparoscópica y, para esto, se requería del trabajo interdisciplinario de ingenieros, desarrolladores, diseñadores industriales, psicólogos expertos en educación, cirujanos y expertos en salud.
 
Además, para lograr el objetivo final, no solo se debía desarrollar el simulador, también era importante validar ese proyecto, y esa fue la parte más interesante del doctorado".
 
 

 

¿Cómo surge el problema de la investigación?

Durante mi formación como cirujano pediátrico, y también como docente universitario, he detectado que en universidades de ciudades como Manizales (Colombia) las instituciones no cuentan con los recursos suficientes para comprar simuladores de alta tecnología, pues su precio ronda entre los 5.000 y los 80.000 dólares. Entonces, lo que hacen los estudiantes la mayoría de las veces es viajar hasta ciudades como Bogotá, con recursos propios, para realizar cursos costosos de tres días con simuladores, pero la curva de aprendizaje en todos los casos cae. Esa fue la primera motivación.

Ahora bien, lo que realmente se demostró con la tesis es que es posible aprender destrezas psicomotoras básicas en cirugía laparoscópica utilizando simuladores de muy bajo costo, pues nuestro simulador podría costar entre los 200 y 300 dólares. Y, aunque la tecnología va avanzando, lo que buscamos es aplicar el mismo modelo de aprendizaje, de métrica y de retroalimentación que utilizamos en nuestro simulador en la realidad virtual inmersiva.

Entonces, hay un trabajo interesante, y queremos escalarlo y trascender, pero hay que hacerlo tecnológicamente también, con un emprendimiento que nos permita dar sostenibilidad al proyecto.

¿Qué cree que esta investigación aportará al sector educativo y de la salud?

La tesis demostró que ese dispositivo portátil de bajo costo permite ese ubiquitous learning, es decir, ese aprendizaje ubicuo en cualquier momento y lugar, pues el simulador se puede llevar en un morral pequeño y se puede armar en cuestión de minutos, en comparación con los grandes simuladores, de alto costo, los cuales tienen que estar en un lugar específico. Entonces, el mayor aporte es demostrar que es posible entrenar esas destrezas psicomotoras en cirugía laparoscópica que son tan importantes, en cualquier momento y lugar, así como lo permite la educación virtual, y lo hemos visto con la pandemia.

Recientemente, ha recibido una distinción cum laude con su tesis doctoral desarrollada en la UOC.

Fue el premio y el reconocimiento al esfuerzo. En la tesis hubo tres aspectos que resaltó el jurado: en primer lugar, el trabajo interdisciplinario; en segundo lugar, las tres publicaciones en revistas Q1, de las cuales destacaron la secuencialidad entre los artículos, y, por último, el trabajo de validación, pues se vieron implicados más de 100 estudiantes de pregrado, 25 cirujanos especialistas en laparoscopia y alrededor de 20 residentes de cirugía, con quienes validamos el simulador uno a uno. 

Entonces, significa mucho, no solamente por la calificación, sino por el reconocimiento al trabajo, pues hubo una implicación grande de trabajo, investigación, tiempo personal, etcétera.

¿Cree que la realidad virtual se logrará implementar en sectores como la educación y la salud en Colombia?

A mis estudiantes les digo que deben aprender a aprender desde lo digital, así como los docentes debemos aprender a enseñar desde la virtualidad, y debemos irnos acostumbrando a esto, a experimentar, porque con los avances tecnológicos será inevitable que pasemos la vida sin haber realizado algún nivel educativo en la virtualidad, sea un diplomado, una especialización, una maestría, un doctorado, etcétera. Es más, con los avances tecnológicos y esta realidad virtual que cada vez está más cerca, los cirujanos, con el tiempo, contaremos con dispositivos que nos permitan ver la anatomía de los órganos en mayor detalle o que nos permitan ver la anatomía del paciente que se va a operar. Las posibilidades serán infinitas, pues la tecnología cada vez rebaja más costos y es más asequible.

Hablando un poco sobre su formación, ¿por qué decidió enfocarse en el sector educativo? 

Llevo más de treinta años en el sector educativo. Me encanta ser docente, en cualquier nivel educativo; no sería capaz de vivir sin ser docente, pues es una pasión que se lleva en el alma. Además, como cirujano no voy a ejercer toda la vida: llegará un momento en que deberé retirarme, y eso para mí también es válido, comenzar un nuevo camino y no morir haciendo lo mismo toda la vida. 

Ahora bien, a partir del doctorado quiero trascender y comenzar a liderar proyectos de investigación en las universidades, proyectos de posgrado, etcétera.

¿Cómo fue su experiencia en la UOC?

Es una experiencia muy interesante. Siempre he tenido la concepción de que la educación virtual requiere mayor responsabilidad, compromiso, dedicación y disciplina, tanto por parte del alumno como por parte del profesor. Además, pienso que exige un nivel de madurez muy importante, mucho más que la educación presencial, y con el doctorado lo ratifico, pues en la maestría la socialización con estudiantes de diversas partes del mundo era mayor que en el doctorado, porque la interacción con los directores de tesis no se da todos los días. Sin embargo, la disciplina que se requiere para sacar adelante un doctorado virtual es tal vez mayor.

¿Cómo conoció la UOC?

Por varios años lideré un proyecto de telemedicina de ámbito nacional e internacional en la Universidad de Caldas, en Colombia, y en uno de los encuentros de telesalud que se organizaban conocí a Francesc Saigí Rubió, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud y colaborador del eHealth Center (eHC) de la UOC. Con el tiempo, además de animarme a realizar el máster universitario de Educación y TIC (E-learning) en la UOC, Saigí terminó siendo uno de los directores de mi tesis doctoral. 

Cuando Saigí me habló de la tesis, lo pensé mucho, pues no era una decisión fácil, primero por mis obligaciones como cirujano, como profesor y con mi familia, y también pensaba en la edad, pues no soy un joven de treinta años para decir "bueno, comencemos un doctorado". Sin embargo, lo asumí como un reto personal, como una experiencia, y más teniendo en cuenta que era un doctorado virtual, porque todos sabemos que educarse en la virtualidad es mucho más difícil: requiere de disciplina, organización y responsabilidad, e implica dejar de lado la procrastinación.

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