6/2/23 · Salud

«Las desigualdades sociales afectan a la salud de las personas y también a su proceso de curación»

Marina Bosque es la investigadora principal del nuevo grupo de investigación interuniversitario Epi4Health

Marina Bosque es la investigadora principal del nuevo grupo de investigación interuniversitario Epi4Health

Marina Bosque es la investigadora principal del nuevo grupo de investigación Epi4Health , de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC

 

Más vale prevenir que curar, dice el dicho popular. Y lo cierto es que para tener una buena salud hace falta prevención, y para llevar un estilo de vida saludable necesitamos poder tener acceso a información sobre salud y a prestaciones sanitarias. Las desigualdades sociales influyen en esta ecuación. Marina Bosque (Ibiza, 1984), licenciada en Biología y diplomada en Nutrición Humana y Dietética, es experta en salud pública e investiga sobre la promoción de la salud de la población para intentar evitar la aparición de enfermedades, con las desigualdades sociales en el punto de mira. Desde 2018 es profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y desde hace pocos meses es la investigadora principal del Epi4Health (Epidemiology and Public Health in the Digital Health Context), grupo de investigación interuniversitario creado recientemente desde los Estudios de Ciencias de la Salud, en estrecha colaboración con el eHealth Center

Bosque ha trabajado en el Servicio de Prevención y Atención a las Drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, y es la coordinadora del grupo de trabajo sobre el alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Asimismo, ha colaborado en varios proyectos de investigación en el ámbito de las drogodependencias y en el diseño y la evaluación de un programa de educación emocional dirigido a niños de entre tres y cinco años que actualmente se implementa en muchos centros escolares de Barcelona. 

 

Más vale prevenir que curar, dice el dicho popular. Y lo cierto es que para tener una buena salud hace falta prevención, y para llevar un estilo de vida saludable necesitamos poder tener acceso a información sobre salud y a prestaciones sanitarias. Las desigualdades sociales influyen en esta ecuación. Marina Bosque (Ibiza, 1984), licenciada en Biología y diplomada en Nutrición Humana y Dietética, es experta en salud pública e investiga sobre la promoción de la salud de la población para intentar evitar la aparición de enfermedades, con las desigualdades sociales en el punto de mira. Desde 2018 es profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y desde hace pocos meses es la investigadora principal del Epi4Health (Epidemiology and Public Health in the Digital Health Context), grupo de investigación interuniversitario creado recientemente desde los Estudios de Ciencias de la Salud, en estrecha colaboración con el eHealth Center

Bosque ha trabajado en el Servicio de Prevención y Atención a las Drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, y es la coordinadora del grupo de trabajo sobre el alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Asimismo, ha colaborado en varios proyectos de investigación en el ámbito de las drogodependencias y en el diseño y la evaluación de un programa de educación emocional dirigido a niños de entre tres y cinco años que actualmente se implementa en muchos centros escolares de Barcelona. 

¿Cómo surge el grupo de investigación Epi4Health?

Este grupo surge de las alianzas entre distintos investigadores que, en un determinado momento, trabajábamos juntos en la Agencia de Salud Pública de Barcelona y que con el tiempo empezamos a trabajar en otras instituciones, sobre todo en el ámbito universitario. Inicialmente, creamos el grupo de investigación en Epidemiología y Salud Pública (GRESP), interuniversitario y coordinado desde la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), que fue incorporando a nuevas personas hasta que impulsamos el grupo Epi4Health. La coordinación del grupo de investigación se alterna de forma periódica entre las tres universidades que lo forman: la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

¿Cuáles son los principales objetivos del grupo?

La finalidad inicial fue establecernos como un nexo de unión para favorecer la investigación en distintos aspectos relacionados con la epidemiología y la salud pública en el territorio de la Cataluña Central. A menudo, la investigación en estos ámbitos se centra en estudiar la población que reside en las grandes ciudades, como Barcelona, y los territorios más rurales o las pequeñas ciudades se quedan al margen. Por este motivo, se empezó a configurar el grupo de investigación y se buscaron sinergias para poder desarrollar proyectos de investigación en el territorio.

¿Habéis desarrollado algún proyecto de investigación en el territorio?

Uno de los proyectos al que dedicamos más esfuerzos es DESKcohort, liderado por Albert Espelt y UManresa, e impulsado desde la Subdirección General de Adicciones, VIH, Infecciones de Transmisión Sexual y Hepatitis Víricas de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. La población a la que va dirigido es el alumnado de secundaria, ciclos formativos y bachillerato de los institutos de la Cataluña Central, con el objetivo de abordar las desigualdades sociales en aspectos como la educación o la salud. Este proyecto consiste en una encuesta panel multidisciplinaria que se realiza cada dos años en los centros educativos del territorio y que permite hacer un seguimiento de las variables que pueden influir en la salud y el bienestar de los jóvenes.

Ponéis el foco en grupos de población especialmente vulnerables.

Es importante tener en cuenta los efectos de las desigualdades sociales en salud que existen en las poblaciones. Esto permite explicar cómo la sociedad tiene distintas oportunidades para tener una buena salud y cómo, en general, las personas de posiciones sociales más desfavorecidas son las que presentan una salud más frágil. En nuestra investigación tenemos presente esta mirada, puesto que es necesario crear un mundo más justo para que toda la sociedad pueda tener la misma probabilidad de vivir de forma saludable.

En algunos comportamientos de los grupos de población que estudiáis, como las adicciones en los jóvenes, ¿las desigualdades son determinantes?

Las desigualdades sociales en salud hacen que tengamos un acceso distinto a recursos materiales e inmateriales en función de la posición social, el género, el nivel socioeconómico, el estado migratorio, la clase social, la edad, etc. Al mismo tiempo, esto aumenta el riesgo de tener comportamientos poco saludables, menos información sobre aspectos relativos a la salud y menos acceso a los servicios o las prestaciones de salud. De este modo, podemos decir que las desigualdades no solamente afectan al hecho de tener una buena salud, sino que también influyen en el proceso de curación cuando tenemos mala salud.

¿Las TIC pueden ayudar a mejorar hábitos del estilo de vida y comportamientos para favorecer la salud y prevenir enfermedades?

La incorporación de las TIC en los sistemas de salud es fundamental para afrontar los retos planteados por las transformaciones socioeconómicas, como la alta demanda de atención sanitaria, el envejecimiento de la población, el aumento de la movilidad de los ciudadanos, la necesidad de gestionar grandes cantidades de información, la competitividad global y la provisión de una mejor atención sanitaria. La salud digital puede ayudar en todo esto, a pesar de las limitaciones presupuestarias y la contención del gasto.

La salud digital presenta la oportunidad de hacer frente a nuevos desafíos para mejorar la atención sanitaria, especialmente a través de internet. Actualmente, los sistemas basados en internet son una forma de interacción entre pacientes, profesionales y organizaciones sanitarias para llevar a cabo acciones relacionadas con la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la gestión de servicios de salud. Permiten la transferencia de información y la gestión del conocimiento sobre una red global y ubicua de comunicaciones. 

Un ejemplo de ello es la telemedicina.

Sí, que vive un interés renovado a raíz de la COVID-19. Un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con participación de la UOC demuestra que la telemedicina es eficaz para reducir el tiempo de acceso al tratamiento y para las decisiones clínicas; evita la repetición de pruebas innecesarias; reduce la duración de la estancia en el hospital y el número de visitas de urgencia, y permite proporcionar diagnósticos más precisos. Además, en el estudio se destacan mejoras en algunos resultados clínicos, como la ansiedad y la depresión en los trastornos de salud mental o los síntomas neurológicos, entre otros. También se constata que la telemedicina es fiable y sensible para detectar cambios en la cognición y mejora la calidad de vida y el bienestar de los pacientes a lo largo del tiempo.

En una de las líneas de investigación del Epi4Health, aplicáis nuevas tecnologías y herramientas como la ludificación o la realidad virtual.

Algunos estudios científicos ya han demostrado que la introducción de elementos como estos puede ser un estímulo importante para los pacientes en el seguimiento de tratamientos y durante la rehabilitación. Las aplicaciones móviles, por ejemplo, funcionan muy bien: son herramientas rápidas, flexibles, prácticas, versátiles y fáciles de administrar. Por eso, el desarrollo y el uso de estas aplicaciones crece de forma exponencial. En el mercado existen más de 165.000 aplicaciones de salud móvil y, en el marco de nuestra colaboración con la OMS, estamos diseñando una herramienta de evaluación para certificar las que cumplen unos criterios concretos en el marco de la salud. Asimismo, tenemos otra línea de investigación centrada en la forma como los sistemas de decisión clínica basados en inteligencia artificial y aprendizaje automático pueden proporcionar resultados efectivos en la investigación automatizada de utilidad para el personal sanitario, como puede ser en el momento de diagnosticar a un paciente. 

Muy pronto se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En un ámbito tan feminizado como el de la salud, todavía existe un desequilibrio en cuanto al número de mujeres que ocupan puestos de responsabilidad. Eres la investigadora principal del Epi4Health, pero tu caso todavía es poco habitual. 

Es cierto que cada vez hay más mujeres que trabajan en el ámbito científico y académico, pero en muchos casos existen desigualdades importantes de género en cuanto a los salarios, a las oportunidades y al prestigio de los cargos y las responsabilidades que se asumen. Todavía existe un techo de cristal que dificulta el acceso de las mujeres a puestos de más responsabilidad. Si nos fijamos en los principales cargos de gobernanza o de responsabilidad, la mayoría siguen estando ocupados por hombres. Esto puede explicarse por varios aspectos, pero no podemos olvidar que vivimos en un estado patriarcal en el que todavía existen muchas diferencias de género. Por lo tanto, todavía nos queda camino por recorrer si queremos conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres.

¿Se hace investigación en salud con perspectiva de género?

En salud pública se tienen muy presentes los ejes de desigualdad. Uno de estos ejes es el género, al planificar cualquier acción, ya sea la elaboración de un programa de prevención o el diseño de una investigación para estudiar cómo afecta una enfermedad a una población. Por lo tanto, tener en cuenta el género es una forma de trabajar casi inherente al modo de enfocar la investigación en salud de los salubristas, es decir, de los especialistas en salud pública. Sin embargo, soy consciente de que la investigación va mucho más allá de la salud pública y, en otros campos, hay aspectos muy simples que a veces son difíciles de encontrar, como el hecho de presentar los resultados de un estudio separados por hombres y mujeres. Todavía falta mucho trabajo de concienciación

 

UOC R&I

La investigación e innovación (I+i) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo XXI mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital.

Los más de 500 investigadores e investigadoras y los 51 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC, un programa de investigación en aprendizaje en línea (e-learning research) y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (eHC).

La universidad impulsa, también, la innovación en el aprendizaje digital a través del eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik.

Los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la

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