25/4/24 · Investigación

"La resiliencia, la pasión y el entusiasmo son claves para iniciar una carrera investigadora"

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Diana Roig-Sanz (foto: UOC)

Diana Roig-Sanz lleva varios años estudiando cómo las literaturas y las culturas circulan a distintas escalas entre lo global y lo local, usando herramientas y métodos de las humanidades digitales, con una perspectiva descolonial y de género. La investigadora se centra en la circulación de traducciones y pone el foco en el papel de los mediadores y las políticas culturales y de traducción. A Roig-Sanz le interesa la circulación cada vez mayor de literaturas y escritores minorizados —con presencia de muchas mujeres—, en aras de lo que, según apunta, se conoce como "bibliodiversidad".

Para la coordinadora del grupo de investigación Global Literary Studies (GlobaLS), adscrito a los Estudios de Artes y Humanidades y al Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), "el papel de las mujeres contribuyó al desarrollo del concepto de modernidad". Aplicando una metodología innovadora, basada en tecnologías de machine learning, inteligencia artificial y análisis de redes, esta experta trata de "desafiar relatos excesivamente eurocéntricos, patriarcales y poco inclusivos con la diferencia", en un proyecto Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC), que confirma que "es insostenible seguir afirmando que la modernidad emergió exclusivamente de centros francófonos, germánicos y angloamericanos, y relegó a las mal llamadas periferias iberoamericanas al mero papel de imitadoras". Su trayectoria también le ha valido ser nombrada profesora de investigación ICREA en Cataluña un contrato Ramón y Cajal o una beca Leonardo de la Fundación BBVA.

En 2023 la investigadora fue nombrada miembro de la Academia Joven de España (AJdE) que, a partir de la Global Young Academy, se propone visibilizar a investigadores españoles destacados de todos los ámbitos en un estadio intermedio de sus carreras, para que promuevan investigación novedosa y relevante para retos globales y fortalezcan el papel de la ciencia en la sociedad especialmente entre la juventud.

Como ya ocurre en tu propia investigación, en tu candidatura a la Academia Joven de España aparece tu preocupación por incluir una mirada más global a las políticas científicas que beneficie a todas las áreas. ¿Qué propuestas presentaste a la Academia?

Dado su mayor número de investigadoras e investigadores de otras áreas del conocimiento —ingenierías, ciencias biomédicas, física, nanotecnología, etc.—, la propuesta de mi candidatura abordó la necesidad de incluir a las humanidades en los debates científicos de nuestro país y conceder mayor visibilidad y financiación a la investigación de esta área, que puede beneficiar también a otros ámbitos cercanos en las ciencias sociales.

Mi candidatura se centró en tres líneas de trabajo: el fomento de la diversidad cultural y lingüística, y el análisis de literaturas, culturas y figuras mediadoras que han sido, hasta ahora, menos representadas y habitan nuestro mundo más allá de las fronteras angloeuropeas; el fomento de perspectivas descoloniales y de género aplicadas a una historia global de la traducción y la literatura; la promoción de una investigación sostenible desde los propios temas de investigación —ecotraducción, literatura y ecología, humanidades medioambientales—, hasta la colaboración en línea y la publicación en abierto, y un esfuerzo mayor por parte de la comunidad científica para alentar a niñas y mujeres jóvenes a trabajar de manera interdisciplinar entre las humanidades y la tecnología.

¿Qué es exactamente la Academia Joven de España (AJdE)?

Su creación quiso llenar un vacío en la ciencia española al reconocer de manera transversal y sin estar limitada a una disciplina en concreto —como es el caso de la Real Academia de la Lengua Española, la Academia de Historia, etc.— el trabajo de un grupo de investigadoras e investigadores relativamente jóvenes. Las academias existentes acogen a investigadores de larga trayectoria y edad más avanzada, y la AJdE reconoce el trabajo de una generación entre 37 y 45 años. Así, la Academia pretendía aportar el ejemplo de profesionales de la ciencia de referencia en nuestro país que pudieran servir de modelo para estudiantes más jóvenes, desde el colegio hasta el inicio del período doctoral, y fomentar las vocaciones científicas en edades tempranas en todas las áreas del conocimiento, incluyendo también las ciencias sociales y las humanidades.

¿Qué ventajas tiene el que sea multidisciplinar?

Una de las ventajas principales es que puede reflexionar de manera amplia y transversal sobre cuestiones que afectan a todas las disciplinas y áreas de conocimiento. Además, puede facilitar el diálogo interdisciplinar y transdisciplinar entre las académicas y los académicos al ser un grupo relativamente pequeño de cincuenta personas. Este colectivo está organizado por distintos grupos de trabajo —sobre ciencia abierta; mujer y ciencia; divulgación de la ciencia; y educación y ciencia— que une perfiles de ámbitos muy distintos y que se beneficia de la suma de puntos de vista que se complementan y enriquecen.

Tres valores que se destacan en la AJdE son la inclusión, la paridad y la sostenibilidad. ¿Hasta qué punto la ciencia ha incluido ya estos valores?

A pesar de los esfuerzos que se están realizando en los últimos años, estos valores siguen siendo aspiracionales y queda mucho camino por hacer. En las últimas décadas se ha puesto de manifiesto una creciente necesidad de atender a la diversidad en los lugares de trabajo —por lo que respecta al género, la orientación sexual, o en términos de multiculturalidad étnica o religiosa— y esta realidad ha impulsado a que, cada vez más, aunque no con la celeridad que se debería, las universidades contraten, retengan y propongan a las mujeres para posiciones que requieren mayor experiencia y liderazgo, aunque la presencia de investigadoras e investigadores racializados o pertenecientes a comunidades minorizadas sigue siendo muy escasa. En el caso de las mujeres, es sabido que la representación femenina en puestos de liderazgo es muy baja, y solo un tercio de las posiciones directivas más altas a esfera mundial recae en las mujeres —según la consultora internacional Grant Thornton.

¿Puede verse este sesgo también dentro del mundo académico?

En el ámbito específico de la Academia, los sesgos de género siguen estando muy presentes y perjudican a las mujeres investigadoras en la progresión de su carrera, la financiación y la evaluación. En la Academia, solo hay que pensar en el escaso número de rectoras en España. O en los sesgos inconscientes que siguen arraigados en nuestra sociedad en todos los ámbitos: en algunos casos, salarios inferiores para las mujeres, calificaciones más bajas y un sistema de pensamiento y de creencias que todavía nos perjudica. En este sentido, sesgos de género como la maternidad o el sexismo siguen afectando a nuestra progresión profesional y refuerzan ideas preconcebidas, estereotipos y actitudes discriminatorias.

“La comunidad científica ha adquirido mayor conciencia en cuanto a la necesidad de acercar la ciencia a la sociedad”

¿Qué objetivos tienen en la Academia respecto a este tema?

un grupo de trabajo centrado en las mujeres y la ciencia y se intenta aplicar una perspectiva de género a casi todas las actividades que lleva a cabo. También la Academia trata de ser inclusiva en diversidad disciplinaria o geográfica. El hecho de haber celebrado en 2023 la ceremonia de entrada de nuevas académicas y académicos en Ciudad Real nos recuerda la necesaria reflexión sobre la descentralización universitaria.

En cuanto a la sostenibilidad, ¿cuáles son los mayores desafíos?

En mi opinión, la sostenibilidad no solo tiene que ver con el fomento de viajes en tren o transporte terrestre, sino también con la publicación de nuestra producción científica. A priori, el acceso abierto debería suponer un avance significativo hacia la sostenibilidad, la inclusión, la visibilidad, y la difusión y reproducibilidad del conocimiento. Sin embargo, la forma en la que se está implementando tiene consecuencias importantes que afectan, sobre todo, a las autoras y los autores, pero también a las usuarias y los usuarios. En este sentido, seguimos enfrentándonos a dos problemas principales: el poder creciente de un número muy reducido de editoriales que controlan una parte importante de la producción científica y sacan un beneficio económico del conocimiento que se pone en circulación a través de artículos, libros y capítulos de libro en acceso abierto; y la forma de evaluar a las investigadoras y los investigadores, penalizar las publicaciones que no han pasado una revisión por pares o que se han publicado directamente en repositorios en abierto, sin pasar por el "circuito" editorial tradicional, que las propias instituciones todavía no saben cómo valorar. Por otro lado, los proyectos que trabajan con datos tienen el enorme desafío de preservar sus investigaciones y que los resultados no queden obsoletos en un plazo corto de tiempo, a causa de los cambios tan rápidos a los que la tecnología nos tiene acostumbradas en los últimos años.

¿Qué retos encuentran los investigadores jóvenes en la actualidad?

Los dos retos principales son, a mi juicio, la poca estabilización del personal investigador y la escasa financiación, tanto pública como privada. Esto favorece, por un lado, que cada vez más profesionales abandonen la carrera investigadora o deban establecerse en otras partes del mundo ante la falta de oportunidades que ofrece nuestro país. Y, por otro, que la competencia sea cada vez mayor porque hay pocas posibilidades de estabilización y el elevado número de personas que empiezan la carrera académica y la proporción que consigue contratos permanentes es muy dispar, cada vez menor cuanto más se progresa en la carrera académica.

¿Qué consejo darías a quien inicia su carrera investigadora?

Mi caso es, sin duda, el de una investigadora que ha sido muy privilegiada y ha tenido condiciones óptimas para desarrollar su investigación, pero no es desde luego la realidad de la mayoría, en la que muchas personas que todavía no han podido consolidarse y siguen en situaciones muy precarias, han decidido interrumpir sus carreras y buscar otra salida profesional, o están sepultads por una carga docente tan importante que no pueden dedicarse a la investigación. En este sentido, uno de los valores más necesarios que la juventud investigadora debe poseer es la resiliencia, además de la pasión y el entusiasmo por su trabajo, la flexibilidad y las circunstancias familiares y personales necesarias que le permitan, si es necesario, poder trasladarse a otro país, y una cierta visión de las oportunidades de cada área y de la investigación que pueda atraer mayor financiación y que, a la vez, satisfaga los intereses propios.

¿Qué importancia tiene que se comunique la ciencia también a la sociedad?

Creo que en los últimos años la comunidad científica ha adquirido mayor conciencia en lo que respecta a la necesidad de acercar la ciencia a la sociedad. Los últimos desarrollos en IA y los riesgos que implica; el impacto de la pasada pandemia, con el cuestionamiento de algunas decisiones adoptadas por los científicos y los gobiernos; los efectos del cambio climático y sus posibles soluciones; los avances que se han hecho en el ámbito oncológico; los estudios sobre las fake news; las tensiones geopolíticas o los populismos crecientes han generado quizá el sentimiento entre la comunidad de científicos y, en particular, entre las generaciones más jóvenes, de que la ciencia debe explicarse más y mejor. La actividad científica debe ser más accesible a la sociedad para que pueda comprender y asimilar los cambios que se están generando y para que tenga una mirada más crítica sobre los retos del futuro. En este sentido, me parece que las y los jóvenes investigadores desempeñan un papel fundamental y es necesario facilitar que sus voces sean escuchadas y que se pueda diseminar una ciencia que es, tal vez, más activista y transformadora y que se quiere poner al alcance de todo el mundo.

¿Qué capacidad tiene la Academia de influir en las políticas científicas de los gobiernos?

olabora de manera frecuente con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Durante la pandemia, el Ministerio solicitó a la AJdE informes sobre cuestiones vinculadas al COVID-19 que académicas y académicos de la AJdE estaban trabajando en ese momento y es, por tanto, una cantera de enorme talento que puede proporcionar datos muy actualizados sobre investigación en curso en un amplio abanico de disciplinas. La Academia puede influir también en las políticas científicas que se dirimen en el gobierno central y en los autonómicos, así como enviar informes bien fundamentados sobre temas centrales para nuestra comunidad de científicas y científicos, como las acreditaciones a profesor, el acceso abierto de nuestra producción, las necesidades de financiación, o los sesgos de género.

¿Qué suponen en el ámbito personal los próximos cinco años en la Academia?

Las diez académicas y académicos que nos hemos incorporado nos hemos propuesto seguir el ejemplo de quienes nos precedieron y construir una Academia Joven de España, todavía más madura, que pueda ejercer, a través de la ciencia, su capacidad para transformar y construir una sociedad más justa, democrática, inclusiva y tolerante con la diferencia. En el ámbito personal, me gustaría contribuir a dar mayor visibilidad a las humanidades en los debates y las políticas científicas de nuestro país, así como impulsar las líneas de trabajo que he mencionado.

UOC R&I

La investigación e innovación (I+i) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo XXI mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital.

Los más de 500 investigadores e investigadoras y más de 50 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC, un programa de investigación en aprendizaje en línea (e-learning research) y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (eHC).

La universidad impulsa, también, la innovación en el aprendizaje digital a través del eLearning Innovation Center (eLinC), y la transferencia de conocimiento y el emprendimiento de la comunidad UOC con la plataforma Hubbik.

Los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC. Más información: research.uoc.edu.

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