Juan Ángel Conca es director y gerente de EGEVASA, la empresa pública de aguas de la Diputación de Valencia. Estudiante de Historia en la Universidad de Alicante y graduado en Comunicación por la UOC, lleva más de diez años vinculado a la gestión pública.
¿Cómo te definirías?
Curioso. Soy un descubridor de lo cercano, me gusta lo que me rodea. En lo laboral, en lo personal, en la UOC o en esta ciudad —Valencia, que no es la mía—, trato de descubrir cosas cercanas y hacerlas mías. Soy curioso y generalista: no soy especialista en un tema muy concreto, pero soy muy inquieto. En el trabajo estoy rodeado de profesionales excelentes de lo público, la ingeniería, la economía, etc. Mi labor es conectarlos a todos.
¿Esa capacidad de conectar define a historiadores y periodistas?
Sí, tanto en la historia como en la comunicación se analiza y se sistematiza. Me satisface conectar dos mundos, trasladar a una alcaldía la complejidad técnica que permite que el sistema de captación de agua funcione hasta que sale por el grifo.
¿Cómo llegaste al sector del agua?
En un currículum se ponen la formación y la experiencia, pero nunca aparecen los golpes del destino. Fue algo insospechado; de pequeño, jamás imaginé que me dedicaría a esto. Trabajando como profesor de marketing y comunicación en la Escuela Superior de Marketing de Alicante, conocí a personas que más tarde me propusieron estar en la Concejalía de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Alicante. Y un trabajo me llevó a otro.
¿Fue solo una cuestión de azar?
Fueron las circunstancias: estar en el lugar propicio para demostrar el interés y la capacidad necesarios. Hay quiebros en la vida que no te planteas, pero la vocación por conectar, hacer equipo y tener curiosidad te llevan a ello. He descubierto un mundo del que estoy completamente enamorado.
¿El agua está especialmente presente en la zona geográfica a la que perteneces?
Sí, la gente de Alicante tenemos mucho interés por el agua: somos una zona semiárida, estamos en el epicentro del cambio climático, y sufrimos sequías y lluvias torrenciales. Es un privilegio poder trabajar en un tema que tiene que ver con el medioambiente, la fiscalidad, la gestión… Pasé cuatro años de mucho aprendizaje como jefe de gabinete de la Consejería de Transición Ecológica, y posteriormente en la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR). De ahí, pasé a EGEVASA, la empresa de gestión del agua de la Diputación de Valencia.
¿Hasta qué punto crees que la valentía ha tenido un papel importante en tu carrera profesional?
Creo que en el momento de tomar decisiones ha pesado más la ilusión que la valentía. Al principio, todo parece más asequible y asimilable de lo que en realidad es. Ha habido momentos en los que me he sentido un extraño. Sin embargo, tener la oportunidad de trabajar en equipo con grandes profesionales es un privilegio, y he querido aprovecharlo. Con el paso del tiempo, valoro más la valentía que tuve para apreciar oportunidades.
¿Qué es lo más difícil de coordinar equipos?
Encontrar qué le interesa a cada persona, detectar qué punto de conexión hay en cada personalidad y dejarse acompañar y aconsejar, sin olvidar que existen una jerarquía y una autoridad que deberían llegar a través del reconocimiento. Hay que conocer a la gente y responder ante ellos.
¿Y lo más complicado de trabajar en la gestión pública?
El tiempo es limitado. La gestión pública depende de procesos electorales y vives con una sensación de urgencia descomunal, porque no sabes cuánto tiempo tendrás para llevar a cabo todo lo que quieres hacer.
¿Qué te resulta más reconfortante?
Una circunstancia tan triste como la dana ha sido una prueba de la capacidad y el compromiso de la gente. Me ha mostrado que la organización en la que trabajo está formada por personas muy implicadas en el entorno.
¿Cómo has vivido los cambios de ciudad?
Con la curiosidad y las ganas de conocer que mencionaba al principio. Mis cambios no tienen nada que ver con esos currículums que van de París a Nueva York y Dubái: soy un descubridor y conector de lo cercano. He estado en Villena, pueblo de interior, secano e hispanohablante; también en ciudades costeras turísticas, más grandes y en algún caso valencianohablantes; en ciudades que en verano crecen de forma descomunal, y en otras que tienen una población estable todo el año. Laboralmente, me ha servido mucho más este periplo cercano que ir a California, por ejemplo, a hacer un máster sobre el agua.
“"El reto actual de la UOC es volver a avanzarse respecto a los cambios del futuro"”
¿Por qué sigues vinculado a la UOC?
Cuando me matriculé en la UOC, tenía cierta prisa por tener la titulación de Comunicación: tuvo una parte muy utilitarista. La emotividad se ha ido desarrollando con el tiempo. Participé en un vídeo promocional de la universidad en el que conocí a compañeros con los que he establecido un vínculo. La UOC evidencia que existe un sitio en el mundo con gente como yo, que quiere seguir aprendiendo sin la necesidad de hacerlo de forma presencial.
¿Cómo definirías nuestra universidad?
Es la universidad que más se parece a los tiempos actuales, una universidad pionera y vanguardista en cuanto a lo que significa ser una sociedad interconectada. Es una universidad distinta, pionera, digital, que no sigue el ritmo horario establecido, y que ha sabido ver que hay mucha gente dispuesta a tener conocimientos más allá de su trabajo. El reto actual de la UOC es volver a avanzarse respecto a los cambios del futuro.
¿Cómo desconectas?
Sé con lo que no desconecto. Estoy tan apegado a la realidad que la ficción no me llama la atención: tiene que ser algo con una base real. Me gustan mucho los documentales. También desconecto con el programa First Dates, que veo en el menú a la carta. Es un artefacto televisivo que suele abrirme una ventana a gente con la que difícilmente coincidiría: me funciona como una especie de estudio sociológico, aunque sesgado.
¿Algún descubrimiento que hayas hecho últimamente?
Es muy típico, pero he descubierto la cerámica. Debe de ser la crisis de los cuarenta, pero me lleva a reflexionar sobre el momento en el que dejamos de dibujar y dejamos de lado nuestra vertiente más creativa y artística. Me gusta haber recuperado esta conexión del cerebro con lo manual y creativo, con todo lo que puedes hacer con tus manos.