26/10/25 · Entrevista

«Del protocolo me gusta que evita el caos, contribuye a que todo fluya con normalidad, a que haya una buena comunicación y entendimiento»

Lucía Suárez, postgrado en Relaciones Institucionales, máster de Protocolo y Relaciones Institucionales y grado de Protocolo y Organización de Eventos.

Lucía Suárez es UOC Alumni. Está jubilada —aunque no lo parece—, es vicepresidenta tercera y delegada territorial de la Asociación Española de Protocolo (AEP) en Canarias, forma parte del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos, y del Observatorio Cultural Domingo Pérez Minik, dedicado al arte y la cultura en todos sus ámbitos. 

- ¿Cómo te definirías? 

Una mujer en constante aprendizaje. Siempre he tenido la voluntad de crecer personalmente y he entendido que podía conseguirlo a través del conocimiento. 

- ¿Cuándo te diste cuenta de que querías dedicar tu vida profesional al protocolo? 

Fue casi por casualidad. Llevaba catorce años trabajando en la Administración haciendo un trabajo rutinario que no me apasionaba y se presentó la oportunidad de hacer funciones de protocolo en otra consejería. A partir de ahí, vi claro que tenía que formarme. Había estudiado Psicopedagogía en la UOC, que puede parecer que no tiene ninguna relación con el protocolo, pero es todo lo contrario. Cualquier formación que obtienes a lo largo de tu vida es un valor añadido, siempre es útil para aplicarla a otros ámbitos.

- ¿Qué estudiaste para actualizar tus conocimientos? 

Empecé con un posgrado de Relaciones Institucionales, seguí con el máster de Protocolo y Relaciones Institucionales y, al acabarlo, cursé el grado de Protocolo y Organización de Eventos. 

- ¿Cómo viviste esa oportunidad profesional? 

Como un soplo de aire fresco. Además, estaba muy relacionada con mi forma de afrontar la vida, necesitaba un cambio y, cuando llegó la oportunidad, tuve claro que debía aprovecharla. 

- ¿Qué te gusta del protocolo y las relaciones públicas? 

Es algo que, aunque no lo percibamos, nos rodea en nuestro día a día. Cuando nos relacionamos con otras personas, ponemos en práctica el protocolo. Me gusta que evita el caos, contribuye a que todo fluya con normalidad, a que haya una buena comunicación y entendimiento, y facilita las cosas en cada momento.

- ¿Ha cambiado mucho esta disciplina en los últimos años? 

Depende del profesional que esté ejerciendo, pero, como todo, ha evolucionado. Considero que el protocolo es una disciplina que debe ser flexible y adaptarse a los tiempos. Con la pandemia llegaron cambios drásticos y, poco a poco, fue volviendo la normalidad con actos presenciales. Creo que de esos cambios ha quedado lo bueno. Ahora aprovechamos más la tecnología en el desarrollo de los actos, por ejemplo. Aunque estamos en un momento político complejo para la aplicación del protocolo. 

- ¿Por qué? 

Hay quien intenta que el protocolo esté para satisfacer las necesidades del político, pero tenemos que mantenernos al margen de la política y hacer nuestro trabajo de forma profesional, que no tiene nada que ver con las tendencias. 

- Al margen de las cuestiones políticas, ¿es un buen momento para el protocolo?

Sí, porque se le está dando más importancia, sobre todo en el ámbito empresarial. Cada vez hay más organizaciones, clubes y asociaciones que se interesan por hacer formación. La sociedad también es más exigente, quiere que se la trate mejor. Esa perspectiva evidencia que hay mayor preocupación por el protocolo, que claramente forma parte de nuestra vida. 

- ¿Cuál fue tu relación profesional con el protocolo?

Fueron catorce años muy satisfactorios. Ir al trabajo era como estar ociosa, nada que ver con la experiencia profesional anterior. Ahora estoy jubilada, pero sigo vinculada al protocolo, disfruto como delegada territorial de la AEP organizando actividades para los socios. 

“"Si volviera a estudiar, tengo claro que volvería a la UOC por su calidad y por cómo funciona"”

- ¿Te planteas volver a estudiar? 

He estado formándome toda mi vida, pero tengo una trayectoria física compleja y ahora tengo que cuidarme. Lo que tengo claro es que, si lo hiciera, volvería a la UOC por su calidad y por cómo funciona. De hecho, cuando alguien me pide consejo, siempre le recomiendo la UOC. 

- ¿En su momento, por qué te decidiste por la UOC?

Era una universidad bastante nueva, hacía cinco años que estaba en marcha y apenas se conocía. Amigos y conocidos me decían que qué hacía. En el año 2000, la UOC empezó en español y aproveché la oportunidad. Me gustó la posibilidad de estudiar en mi casa, la calidad del aprendizaje, el trato cercano y la horizontalidad, tener la posibilidad de relacionarme de forma sencilla y muy de tú a tú con el profesorado. Nunca me habría podido imaginar que conversaría con el rector de mi universidad. En la UOC todo era posible. Tuve que trabajar mucho para sacar adelante mis materias. Entonces era más complejo, todos los exámenes eran presenciales y ahí te lo jugabas todo. 

- ¿Qué tal la vida de jubilada? 

¡Fantástica! El protocolo es una profesión estresante que te convierte en una perfeccionista de grado extremo y eso se vuelve en tu contra. Estoy disfrutando mucho de esta nueva etapa reduciendo los niveles de estrés. Aprovecho que dispongo de más tiempo para mí y a la vez sigo conectada a esta profesión, que me apasiona, a través de mi vinculación con la Asociación Española de Protocolo en Canarias. 

- ¿Cómo desconectas? 

Tengo algunas herramientas, camino, leo, hago yoga y meditación.

- ¿Algún descubrimiento que hayas hecho últimamente?

Me ha sorprendido lo poco que nos conocemos a nosotros mismos y la oportunidad que nos da la meditación para hacerlo. Cada día le dedico un tiempo a este hábito, que me da calma y me ayuda a aquietar mente y cuerpo.