El número de estudiantes de doctorado de la UOC crece cerca de un centenar de personas en los últimos cinco años
Actualmente, más de 400 personas están matriculadas en la Escuela de Doctorado de la UOC
"La curiosidad académica y las ganas de empujar la frontera del conocimiento" es lo que tienen en común los 407 estudiantes con que cuenta actualmente la Escuela de Doctorado de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Así lo ve su director, David Masip. Nunca antes la universidad había contado con un número tan alto de personas matriculadas en los programas de doctorado. Masip lo atribuye a la expansión de los títulos, que "han pasado de tres a nueve programas en cinco años" y a "la adaptación de estos títulos a los ámbitos de investigación de los estudios".
De estos 400 estudiantes, el género está bastante igualado —un 48 % son mujeres y un 52 %, hombres—, pero el origen es diverso, pues hay personas de hasta 55 nacionalidades distintas. Un 79 % estudia el doctorado en formato en línea y a tiempo parcial, y el 21 % restante lo hace de forma presencial y a tiempo completo.
Motivos por los que cursan un doctorado
"Hacer un doctorado te permite acceder a la formación de nivel más alto que ofrece el sistema universitario, la de doctor, para ser un investigador o investigadora independiente preparado para resolver los problemas complejos que afrontamos como sociedad", explica Masip. Y las razones por las que el alumnado decide cursar un doctorado son diversas. Por ejemplo, Zarina Kulaeva, de Rusia, explica que el contexto sociopolítico y cultural que la ha rodeado siempre se ha traducido en el tema de su doctorado: "mi vida ha estado marcada por el país donde nací y por los acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de muchos años". Zarina cursa el doctorado de Derecho, Política y Economía.
Adrià Torralba, estudiante del doctorado de Tecnologías de la Información y de Redes, y Alex García, estudiante del doctorado de Salud y Psicología, en cambio, explican que se decantaron por cursar un doctorado para introducirse en el mundo de la investigación. Adrià señala que siempre ha tenido un "interés especial por el método científico y el rigor". Además, argumenta que "haciendo un doctorado, aportas una parte significativa a la comunidad científica y, por lo tanto, contribuyes un poquito a mejorar la sociedad y el mundo donde vivimos". Alex, a su vez, indica que empezó el doctorado "para dar continuidad natural a la trayectoria profesional y académica, para introducirme en el mundo de la investigación y, quizás también, para profundizar en el de la docencia".
También pueden encontrarse casos como el de Jorge Bronet, estudiante del doctorado de Sociedad, Tecnología y Cultura, que sopesó mucho las horas de dedicación que le comportaría: "es una decisión a la que di muchas vueltas, sobre todo por el esfuerzo que supondría hacer un doctorado trabajando y con niños pequeños, pero en esta etapa de mi vida mi mente me pedía o, mejor, me exigía un estímulo intelectual".
¿Cómo compaginan el doctorado con la vida personal y profesional?
Independientemente de las razones que cada cual tiene para hacer un programa de doctorado, lo importante es no descuidar la vida personal para mantener una buena salud mental. Zarina, Adrià, Alex y Jorge coinciden en que es clave "dedicar tiempo a la familia y a los amigos, además de tener pasatiempos personales más allá de trabajar constantemente", dicen.
Zarina explica que "debe haber una disciplina donde la salud mental sea la cuestión primordial". En su caso, "el deporte siempre ha sido mi vía de escape", y es que hace yudo desde los seis años, pero admite que la dedicación y el compromiso con el doctorado hicieron "que practicara deporte de forma mucho más suave".
A su vez, Alex agradece "la opción de poder cursar el doctorado a tiempo parcial que ofrece la UOC", puesto que, si no, le habría sido "imposible sacar adelante un proyecto como este, con un trabajo estable y una familia".
Adrià añade que "el trabajo intelectual es muy difícil de medir", y por eso encuentra "complicado parar de trabajar". Opina que tienen que encontrarse incentivos y desgranar las tareas para "encontrar una forma de sentirte bien a pesar de no ver un progreso inmediato".
Con todo, a veces es difícil encontrar un equilibrio, puesto que, tal y como indica Jorge, "entre semana acostumbro a ponerme con la tesis cuando los niños ya están en la cama, a partir de las diez. Es duro, porque a esas horas ya estoy cansado". Igualmente, la dedicación al doctorado nunca es estable, tal y como menciona, porque "por varias razones, combinas etapas de casi inactividad con momentos de intensidad alta. Y estos momentos son los que son más difíciles de gestionar".
El doctorado, el embrión de la investigación
Los programas de doctorado están estrechamente ligados al concepto de progreso, coinciden en apuntar estos cuatro estudiantes.
Alex valora que "formularse preguntas, atender problemas y formular hipótesis o encontrar soluciones nos hace avanzar, no solo tecnológicamente, sino también como seres humanos". También Adrià comenta que "la investigación nos permite avanzar y mejorar como sociedad, con lo que podemos crecer hacia un mundo mejor, más justo y sostenible". Jorge añade que "hoy no podemos entender el progreso y el bienestar sin ciencia".
En este sentido, el director de la Escuela de Doctorado insiste en que "la sociedad española valora más la investigación de lo que creemos, a pesar de que el contexto de desinformación general no ayuda. Seguramente existen países donde la investigación está mejor financiada, países donde la investigación es más aplicada y tiene un impacto social más elevado, pero la sociedad valora la actividad de investigación, y colabora cuando es necesario. Tenemos muchos ejemplos; La Marató de TV3 es uno muy exitoso".
¿Conoces los programas de doctorado de la UOC?
La Escuela de Doctorado ofrece estos nueve programas de doctorado:
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